Cantante, músico, escritor y productor musical, Andrea Bocelli nació en Lajatico, Italia, en 1958. A los 12 años se quedó completamente ciego por un golpe con un balón de futbol, tras luchar con glauco- ma congénito desde su nacimiento. Comenzó su carrera como cantante en pianobars durante los años ochenta, para posteriormente grabar diez óperas completas y más de veinte discos. A lo largo de su carrera también ha colaborado con Luciano Pavarotti y Sarah Brightman, entre otras grandes voces.
¿Cómo decidiste que querías dedicar tu vida a la música? ¿Fue algo que siempre supiste?
Creo que cada uno de nosotros nace con un talento, con un don, fruto de un designio del cielo; entonces, corresponde a nuestra conciencia, a nuestro libre albedrío, cultivarlo y honrarlo o, viceversa, dejar que se disipe. No identifico un momento exacto en el que haya decidido dedicarme por completo a la música, precisamente porque, desde que tengo memoria, la vivo como algo que está inscrito en mis cromosomas, como un instrumento para recorrer la vida con la ligereza adecuada.
Por supuesto, hubo algunas etapas importantes durante las cuales comprendí, por ejemplo, mi predilección por la ópera o que poseo una voz agradable y fácilmente reconocible. En esas etapas me di cuenta de que podía hacer de mi más grande pasión, también mi profesión.
Has tenido una carrera multifacética: no solo cantas ópera, sino que escribiste un libro autobiográfico y contaste tu historia en una película. ¿Cuál es tu pasión más grande?
La música, cuando es positiva, cuando comunica optimismo, es mi más grande pasión, aunque es la vida en su totalidad la que me entusiasma y estoy interesado en cualquier forma de arte que persiga la belleza. La escritura del libro autobiográfico se remonta a mis cuarenta años, cuando sentí la necesidad de volver sobre mis pasos y analizar mi aventura existencial para comprender mejor el sentido de cuanto me ha sucedido y, quizás, también para aprender de ello. Me deleita escribir, especialmente poemas, aunque no por eso puedo definirme como poeta o escritor.
Hemos escuchado tu voz en canciones pop con artistas como Ed Sheeran y Michael Jackson, ¿por qué mezclar el pop y la ópera?
La historia del arte está llena de mezclas: cada vez que dos diferencias se cruzan, se produce un pequeño milagro y nace algo nuevo. La música popular y la música clásica siempre han tenido puntos de contacto, de intersección y de intercambio que, a menudo, traen beneficios mutuos desde el punto de vista creativo.
Clásico y pop son, sin embargo, dos universos diferentes, cada uno con su propia dificultad, particularidad, profundidad y dignidad artística. Mi formación es lírica y, como muchos interpretes líricos (de Enrico Caruso a Beniamino Gigli y de Tito Schipa a Franco Corelli), también he abordado las canciones y las romanzas populares. No mezclo ambos mundos, sino que pongo uno al lado del otro, y mi desafío es continuar divulgando y defendiendo la calidad sin importar cuál sea el repertorio.
Has colaborado con grandes artistas como Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Sarah Brightman y Stevie Wonder. ¿Hay alguien en particular con quien te gustaría colaborar?
Me es difícil decir un nombre porque son muchos los colegas con los que me sentiría feliz y honrado de hacer música. Siempre hay algo que aprender. Incluso, en las nuevas generaciones, ya sea en el ámbito clásico o en el pop, me consta que hay muchos artistas colmados de talento.
Cuando eras joven, ¿alguna vez imaginaste que estarías donde estás hoy? Es decir, que serías un cantante de ópera y un compositor famoso en todo el mundo.
En mi caso, la realidad ha superado el más optimista de mis sueños. He recibido muchísimo de la vida; sin duda, mucho más de lo que, hasta el día de hoy, he sido capaz de devolverle. No hay un solo día en el que no sienta una profunda gratitud por la existencia terrenal (y por lo tanto, hacia Aquel que la creó) y hacia mis semejantes. También porque, más allá del regalo que recibí (insisto, sin mérito alguno), considero que soy una persona absoluta- mente común y soy consciente de que estoy en deuda con el mundo que me rodea.
“LA MÚSICA, CUANDO ES POSITIVA, CUANDO COMUNI- CA OPTIMISMO, ES MI MÁS GRANDE PASIÓN, AUNQUE ES LA VIDA EN SU TOTALIDAD LA QUE ME ENTUSIASMA”.
¿Cuál es la lección más importante que aprendiste de Franco Corelli?
Franco Corelli no era un maestro puro, era más bien un talento puro: tenía una “naturaleza” tan privilegiada con respecto a los demás, que no se podía esperar que transmitiera lo que sentía y hacía. Trato de decir que, más que un pedagogo, era una especie de musa inspiradora, un gran artista que guía sobre un camino de emulación. El testimonio vivo de su ejemplo excepcional me ha mostrado el rumbo a seguir, no para alcanzar, sino para acercarme a la magnífica libertad que él tenía en cuanto al manejo de las dinámicas del sonido.
¿Y la lección más importante que has aprendido a lo largo de tu carrera?
Si la pregunta se refiere exclusivamente a aspectos técnicos, a partir de mi experiencia, adquirida a lo largo de veinticinco años de carrera en los que no he dejado de estudiar ni de interrogarme sobre la técnica del canto, he comprendido que lo que “resulta difícil” equivale siempre a un aspecto que todavía no ha sido suficientemente analizado, que todavía no está resuelto.
Para cantar, es fundamental tener un buen control de la respiración. Es necesario alcanzar la capacidad de gestionar el instrumento fonatorio por medio de la graduación de la respiración y, por lo tanto, del sistema fibroelástico ligado a ella. Pero, más allá de la manera de cantar, si tuviera que resumir en una frase lo que he aprendido, sería que el amor es el único y verdadero motor del mundo: sin él, no hay vida, ni tampoco música, porque la música en sí misma es amor, y ofrecerla o recibirla como regalo, es siempre y solo un acto de amor.
¿Qué sientes cuando estás en el escenario?
Una gran emoción, una gran alegría… pero también cierta tensión motivada por la preocupación y el deseo de estar a la altura de las expectativas del público (que, mientras más pasan los años, más aumentan). El ansia, sin embargo, es mitigada por la conciencia de haber hecho todo lo posible, con seriedad, con responsabilidad, para afrontar el repertorio que propongo. Desde siempre, incluso hoy, después de veinticinco años de carrera, estoy un poco tenso antes de cantar. Pero, como siempre, cuando la música me da la mano, esa tensión se transforma en energía positiva, en voluntad de dar lo mejor.
Cuéntanos sobre tu nuevo álbum Sí. ¿Por qué lanzar un álbum después de 14 años?
Realizar un proyecto dedicado en su totalidad a canciones inéditas fue una aventura objetivamente compleja. Como lo he dicho varias veces, las notas son siete y las canciones que se han escrito son millones. Era necesario crear algo realmente interesante para que valiera la pena embarcarse en una aventura tan laboriosa. Quería que el álbum expresara plenamente mi sensibilidad, los valores en los que creo y que quiero transmitir. Dentro de Sí también hay canciones valientes: algunas me parecen particularmente modernas (como “Fall on Me”, cantada a dúo con mi hijo Mateo) o armónicamente complejas y poco comunes (como “Vértigo”) o que no pueden encasillarse en ningún género (como “Ave Maria Pietas”). También creo que colaborar con artistas de otras generaciones, como Ed Sheeran, Dua Lipa, Josh Groban y Aida Garifullina, contribuyó a darle al disco una fisonomía muy actual. Personalmente, estoy satisfecho con el resultado y, sobre todo, el público está demostrando un agradecimiento que me llena de alegría.
¿Por qué elegiste México como uno de los destinos de la gira de este nuevo álbum?
Es un país con el que tengo una larga relación; es una tierra que amo y en la que me siento amado, así que estoy particularmente feliz de poder regresar y también de agradecerle en persona a un público que, durante muchos años, ha sido generoso conmigo.
¿Qué consideras importante a la hora de escribir una canción?
La búsqueda de la belleza. Y la belleza se mide con base en las sensaciones que transmite una canción. Una canción debe emocionar, debe aligerar la vida. Naturalmente, la belleza es un concepto complejo en el que intervienen muchos factores, muchos elementos. Una canción es hermosa si está completa, si el texto combina con la melodía, si la armonía es nueva, intrigante. Para mí, es importante que una canción pueda ofrecer un momento de serenidad y de optimismo, que proponga valores positivos, porque un artista nunca debe olvidar la gran responsabilidad que tiene para con la sociedad.
¿Cuál es tu sueño más grande?
Una vida serena para mí, para mis hijos y para mis seres queridos. También un mundo que sea, cada vez más, un lugar mejor en el que puedan crecer los hijos de mis hijos.
Texto por: Editorial HOTBOOK
Traducción: Gracia Ulloa
Fotos cortesía de Andrea Bocelli