La obra de Lucía Ortiz habla de identidades desplazadas y desde esta mirada curó el año pasado la exposición colectiva NEPANTLA: a space in between en el Savannah College of Art and Design. Con raíces mexicanas y norteamericanas, Ortiz acumula una sólida formación bilingüe en arte y, en años recientes, ha incursionado en las técnicas del grabado que ella entiende como “una práctica social”, y por lo tanto, portadora de un sustrato político. De sustratos, capas, veladuras y superposiciones se compone su compleja obra visual.
Cuéntanos sobre tu primer acercamiento con el arte.
Empecé a tomar clases de arte con una artista mexicana que se llama Perla Krause como a los nueve o diez años. Desde ese momento, todo lo que estudié giraba en torno al arte; en la escuela, tomaba todas las clases que podía de arte o de historia del arte. Finalmente, después de eso, estudié en la Universidad Iberoamericana un año de Historia del Arte, antes de transferirme a Savannah College of Art and Design en Georgia, porque me di cuenta de que quería algo más práctico que teórico. Quería algo más aplicado, aunque también estudié Historia del Arte en SCAD, pero fue un minor.
¿Fuiste influenciada por tu familia o tu entorno de alguna forma?
Sí, mi hermana mayor empezó a tomar clases también con Perla Krause y yo le seguía los pasos. En cuanto me metí, me fui apasionando por la práctica y es que Perla nunca nos daba clases como tal, nunca nos ponía una naturaleza muerta para copiar, era más un tema de imaginación, de curiosidad y creatividad. Mi familia es amante de las artes desde siempre. En mi casa hay muchos libros de arte y desde chica yo los veía y sabía que yo quería hacer algo de eso cuando creciera.
¿Cuál es el proceso creativo para cada cuadro? ¿Tienes clara la idea final?
Primero empiezo por lo que yo quiero decir, más que cómo se va a representar gráficamente; empiezo por qué es lo que sien – to acerca de lo que quiero decir. Porque siempre llevo una temática que se ve en toda mi obra. Primero está el tema, pero después debo encontrar cómo se relaciona conmigo y cómo puedo darle relevancia con lo que estoy diciendo.
Muchas veces, no lo planeo. En ocasiones son cosas más ilustrativas, que tengo que planear un poco; pero a mí lo que me encanta de la gráfica –que es en el medio que más trabajo–, es este elemento de “no planeación”. Incluso en una litografía o hasta en un huecograbado, donde todo es un proceso muy largo y complicado, y tienes que saber un poco a qué quieres llegar, no puedes estar seguro de cómo va a quedar hasta que lo imprimas. E incluso una vez impreso, le puedes hacer mil ediciones.
¿Cuáles son las técnicas que se abarcan en la gráfica?
La gráfica es un mundo enorme y hay muchas diferentes técnicas. Existe la serigrafía, la litografía, el huecograbado, agua fuerte, xilografía. Lo que yo más practico es la técnica del intaglio, del huecograbado o agua fuerte, además de mezclarlo con técnicas mixtas de monograbados y monotipos.
Para no meternos demasiado a detalle, el huecograbado funciona al manipular una lámina de algún metal, que yo trabajo sobre cobre, modificando la superficie. Todo funciona a base de bloquear ciertas partes y dejar otras desnudas. Cuando haces eso, lo que graba la imagen dentro de la placa son ácidos que reaccionan de una manera diferente en el proceso químico. Se sumerge el metal en este ácido y se va grabando la imagen. La parte de la placa que está descubierta adquiere una nueva textura que es la que al final va a agarrar la tinta. Hay técnicas muy sencillas y técnicas muy complicadas, pero en esencia todas son lo mismo: modificar una matrix para entintar, ponerle papel encima e imprimir bajo mucha presión, como un sello.
¿Y el resultado final es diferente dependiendo la técnica que hayas usado?
100%. Si estamos hablando de huecograbado, de intaglio, hay mil maneras de hacerlo, de llegar a donde tú quieras llegar. No hay una receta, no hay un a + b + c, pero sí se trata de “causa y efecto”, entonces, una vez que entiendes el proceso químico, tienes una idea de qué sucederá si usas estos materiales o realizas esta técnica. Por ejemplo, entre más lo metas al ácido, más se graba, más fuerte es la placa.
Las maneras de manipular la placa son innumerables, hay muchísimas; de hecho, no hay una sola persona que sepa to – das, cada taller tiene sus propias técnicas, sus propios materiales, sus propias maneras de hacer las cosas. A diferencia del huecograbado, los monograbados y los monotipos son mucho más flexibles porque solo se hacen una vez, “mono” es eso: solo lo puedes replicar una vez. Yo trabajo sobre una placa de acrílico enorme, poniéndole tinta de ciertas maneras e imprimiéndola. Imprimo el mismo papel sobre diferentes matrices para ir creando capas y crear colores. Cuando tú ves un grabado que tiene diferentes colores, es porque hubo tres capas diferentes y así es como se va construyendo.
A nivel de imágenes ¿qué es lo que más disfrutas hacer?
Me inspiro mucho por el mundo natural y en los últimos años me he interesado muchísimo en la entomología (en el estudio de los insectos), porque mi obra trata con temas sociales y temas políticos, y me parece que los insectos y el mundo natural brindan muchas metáforas, muchas maneras de representar lo que quiero decir de una manera pictográficamente llamativa.
¿Cada cuadro tuyo tiene algún mensaje político o social?
No puedo decir que todos, pero la obra que he estado trabajando en los últimos dos años, sí, porque ha sido muy influenciada por el clima político de Estados Unidos en México. Yo estuve viviendo en EE UU cuatro años durante mi carrera, y todo empezó el verano de 2015, cuando justo empezaba la campaña de Trump, lo que me hizo despertar y trabajar sobre algunos temas que yo ya llevaba dentro. Siempre había estado en este conflicto de identidad porque soy mexicana, mi mamá es estadounidense y siento que a veces no pertenezco a ninguno de los dos lugares.
Es este choque de identidad, de no estar en un lado ni en otro, que se me hace muy interesante; además considero que vengo de una posición de privilegio, entonces ¿cómo puedo yo acercarme a estos temas y encontrar relevancia en ellos? ¿Cómo puedo hablar de temas de migración cuando no lo he vivido?
Creo que puedo hacerlo desde una perspectiva diferente y con más alcance. Es la manera de dar, de devolver lo que he recibido.
¿Sientes que es una evolución en tu trabajo, trabajar sobre estos temas?
Creo que sí. De chica no siempre trataba con temas sociales, trabajaba con lo que estaba alrededor de mí, con lo que observaba, con lo que sentía. Mucha de mi obra siempre se ha llevado por las emociones, no siempre tengo algo planeado. Empiezo a trabajar y dejo que de ahí salga. Yo puedo tener una idea inicial de cómo voy a llevar a cabo una obra, pero siempre hay un elemento sorpresa, de no planeación o de improvisación y para mí, lo imprevisto es más importante que lo que yo había planeado originalmente. No nada más puedo tener una idea y ejecutarla. La obra se completa cuando surgen cosas imprevistas y yo acabo aprendiendo de ellas. Siento que es un ciclo y regresa a mí, es un retorno y lo que acabó regresando me informa, me educa para la siguiente obra.
¿Has hecho colaboraciones con otros artistas?
No, en cuanto a la obra; he trabajado sola, pero curé una exhibición como parte de mi tesis. Mi escuela no te requiere una tesis, yo quise hacer una porque llevaba ya año y medio trabajando con una temática y queriendo hablar del ambiente político. Es una perspectiva interesante, porque hay gran cantidad de latinos de primera, segunda o tercera generación en Estados Unidos.
Me parecía muy importante hablar de lo que estaba sucediendo. La obra fue creciendo y el paso natural para mí, fue curar una exposición, invitar a que mis compañeros metieran una obra para seguir hablando de estos temas y finalmente tener perspectivas diferentes, porque cada persona tiene una narrativa personal. Al final del día, el mensaje era enorme: un mensaje de inclusión, tolerancia y empatía. No colaboramos en la obra, pero colaboramos en el discurso, que era lo importante.
¿Y a nivel “obra” te gustaría colaborar con alguien en particular?
Siempre he trabajado sola, pero no estoy cerrada, para nada. A mí me encantaría meterme un poco más al mundo del vídeo, al mundo del stop-motion y realizar colaboraciones en donde cada quien tenga diferentes cosas, técnicas o conocimientos que aportar.
Mi hermana y yo hemos hablado de colaborar también. Ella está acabando su maestría, en unos meses las dos estaremos viviendo aquí y hemos hablado bastante de colaborar. También tengo otros amigos artistas, que respeto muchísimo y con los que he hablado de hacer cosas, pero nada oficial.
¿Te quedas en México o hay algún otro lugar al que te gustaría?
Siempre me ha interesado mucho Cape Town, siento que es una metrópoli con una cantidad de arte y cultura que todavía no ha sido explorada por completo. Siento que es similar a la Ciudad de México pero al mismo tiempo tiene aspectos muy diferentes. También Estambul, es una ciudad en la que me gustaría quedarme un tiempo. Me quiero sumergir en otras culturas y ver las similitudes y las diferencias, siento que estas dos ciudades tienen muchísima riqueza cultural, sin embargo, aquí es a donde quiero regresar siempre y vivir la mayor parte de mi vida.
Si aconsejaras a alguien que estuviera iniciando una carrera artística ¿qué le dirías?
Depende en qué punto de su carrera esté o si va a estudiar formalmente una carrera en artes. A veces pienso que la formación académica, puede quitarte un poco tu identidad de artista. Siento que tratan de encasillarte y encuadrarte dentro de lo que “debe ser”. Mi escuela, por ejemplo, estuvo muy enfocada en lo comercial, que es bueno, me enseñaron cosas muy útiles porque quieren que tengas una carrera y que ganes dinero. Pero siento que tuve que sacrificar un poco mi propia identidad artísctica para darle lugar a lo que ellos querían.
Siento que todo artista en algún momento, tiene que modificarse en torno a lo que el mercado quiere pero creo que puedes hacerlo todo, con tal de que separes. Puedes tener tu lado comercial, pero nunca hay que dejar los proyectos de pasión, que ahí es donde realmente creces.
Por último, ¿tienes ya alguna idea del proyecto que sigue?
Siempre voy a querer hablar de donde crecí, de mi identidad y mi cultura. Siento que es muy importante hablar de lo que está sucediendo en el esquema político y social, especialmente porque siento que es la responsabilidad del arte ser una plataforma para análisis e introspección. El arte siempre ha sido muy importante para mandar estos mensajes.
Por ahora estoy muy metida en temas de migración porque es un tema mundial, no solo de EE UU y México. También me parece que estamos en transición siempre, por lo que me interesa mucho explorar el tema de la movilidad.
¿Tienes más planes a futuro?
En la exhibición, creé una pieza que es la pieza más ambiciosa que he hecho. Fingía ser una especie de mural, construyendo mi propio muro o interpretando lo que significa el muro y mi paso siguiente sería tal vez llegar a hacer el mural. Parte del arte como una práctica social o como una práctica de despertar el conocimiento. Aquí entra mucho el arte urbano, que es algo a explorar, creo que hay mucho poder dentro del arte urbano. El arte urbano hoy en día es lo que era la gráfica a principios del siglo XX, una herramienta de difusión y alcance. Veo que mi carrera podría encaminarse hacia el arte urbano, ya sea crear murales o estar metida en gestión cultural o crear espacios que sean educativos y de gran alcance.