Economista de profesión, Miguel Mier comenzó su carrera en la industria cinematográfica hace más de 25 años. Hoy, además de ser un reconocido productor, es el director de operaciones de Cinépolis, la cadena de cine más importante de Latinoamérica: es la tercera con más pantallas a nivel mundial, la segunda con mayor número de butacas y la número uno en asistentes. Conoce más acerca de uno de los personajes más destacados de la industria cinematográfica mexicana.
¿Recuerdas cómo fue tu primer encuentro con la industria cinematográfica?
¡Uy, claro que lo recuerdo! En ese entonces yo tenía siete años y vivía en Cuernavaca, y al lado del club donde yo jugaba tenis había un cine de permanencia voluntaria. Junto con mi hermano y amigos de la colonia, recuerdo que nos metíamos a las películas de Bruce Lee. Nos quedábamos a ver dos o tres películas seguidas. Seguramente nos colábamos por la puerta de emergencia. Esas tardes se volvieron momentos mágicos.
¿Qué desató tu pasión por el cine?
Creo que en esos momentos mientras veíamos aquellas películas, cuando no podíamos creer lo que sucedía en cada una de ellas. Más adelante, cuando estaba en secundaria, no tenía tantas oportunidades de ir al cine; en ese momento yo era un estudiante becado. Empecé a ver cine de nuevo al final de la carrera. Para mí fue como si se hubiera abierto un mundo de arte, música e historia en un mismo rubro, donde además se cuentan historias. Un mundo que me envolvió y que hoy en día se ha vuelto parte muy importante de mi vida.
Tu carrera profesional tiene distintos giros: corporativamente te dedicas al cine y, al mismo tiempo, lo produces. ¿Cómo definirías estos papeles?
Yo siempre comparto que la industria del cine tiene tres eslabones: producción, distribución y exhibición. Yo entré por el lado de la distribución, las pantallas de cine, las palomitas y las butacas. En el camino fui conociendo los demás aspectos y me parecieron de igual forma fascinantes porque la sangre que alimenta las salas de cine son las películas y el eslabón previo es la producción, donde realmente se genera el arte, donde se cuentan las historias y donde se unen distintas artes, como la música, la danza y el guionismo. Poco a poco me fui interesando más por los otros eslabones de la cadena, y de ser exhibidor, me adentré en la distribución, y finalmente, desde 2017, con la película Tres idiotas, un remake indio, me involucré en la producción y más recientemente producimos Perfectos desconocidos, un remake italiano.
Si tuvieras que describir tu profesión, ¿qué dirías?
Soy un apasionado de la industria del cine en general. Quizá, también podría describirme como un promotor del cine.
¿Cuándo y cómo comenzaste a producir cine?
En 2009 regresé a México, después de estudiar la maestría en Stanford. Me di cuenta de que había muchos estímulos para producir cine en México, pero la mayoría de las películas se quedaban enlatadas. Así que pensé que podía contribuir con mi granito de arena al procurar que dichas películas llegaran a la pantalla grande. De ahí, en 2013, cuando inauguramos nuestro primer conjunto de cine en La India, había una película llamada Three Idi- ots que estaba compitiendo contra Avatar. A mí me parecía ridículo que fuera la contrincante una de las obras maestras de James Cameron. Sin embargo, y para mi gran sorpresa, Three Idiots fue el blockbuster más taquillero dentro y fuera de La India.
Se trata de una apasionante historia de educación donde tres estudiantes de ingeniería están tratando de lograr sus sueños a través de la educación mientras retan el sistema educativo. En ese momento pensé que era una gran historia para contar en México y que teníamos esa necesidad de cuestionar los paradigmas de nuestro sistema educativo, y así fue como decidimos comprar la historia y hacer el remake junto al talento mexicano. Ese año, la versión mexicana de Tres idiotas fue la segunda película más taquillera de 2017.
¿De qué depende el éxito de una película?
De entrada, del guion. En esta industria hay un dicho que dice: “Si tienes un buen guion, tienes la posibilidad de hacer una buena o mala película; pero si tienes un mal guion, no tienes nada”. Después todo reside en el talento: director, actores, música, etcétera. Si se alinean todos estos factores, donde cada uno de los partícipes dé lo mejor de sí, lo que sigue es la suerte.
¿Cuál es la parte más gratificante de tu trabajo?
Cuando veo una película. Ese momento en el que se apagan las luces y todo el mundo entra en silencio y empieza a contarse la historia. Otra parte que me llena de satisfacción es cuando viajo a distintos países y nos retroalimentamos entre los equipos de los 16 países donde operamos. Somos una industria de servicio, y poder compartir las vivencias con el público es definitivamente una de las partes más enriquecedoras de mi trabajo.
¿Cuál ha sido la mayor lección que te ha dejado el cine?
Que las historias nos pueden transformar. Por ejemplo, una historia que nos transformó como país fue Presunto culpable, el primer documental que proyectamos, el cual ayudó a cambiar las leyes de nuestro país para dar cabida a los juicios orales.
A raíz de la pandemia ¿cómo crees que vaya a evolucionar la manera de consumir cine?
Todo el espectro del entretenimiento se va a reinventar. Sin el arte, sin la música, sin la literatura, sin la televisión ¿qué hubiéramos hecho durante esta pandemia? Vamos a redescubrir el cine como una industria que va a renacer como el ave fénix, con más ímpetu para seguir contando historias.
¿Qué futuro le auguras al cine post-pandemia?
Después de la pandemia nos daremos cuenta de que ver una película en una sala de cine, que tenga las exactas medidas de salubridad, será la convivencia comunal más segura que podremos experimentar.
Si tuvieras que cambiar de rubro, ¿dónde te gustaría desempeñarte profesionalmente?
Si me moviera de este mundo del cine, quizás me movería a la escritura de guiones. Algo que tenga un legado significativo, como lo es el contar historias.
¿Qué sueño tienes aún por cumplir?
¡Muchos! Pero si concentrara todos ellos en uno, me encantaría contribuir desde mi trinchera a que el cine mexicano se vuelva de calibre mundial, de impacto global, como en su época de oro.
¿Cuál es el mejor consejo que has recibido?
Este consejo vino de la persona que me contrató en Cinépolis, el ingeniero Enrique Ramírez Villalón, quien siempre dice que aun cuando tengamos un mundo de cosas por hacer, nunca debemos descuidar a la familia. Esto viniendo de una persona que siempre ha mantenido sólida a su familia, aun a pesar de los grandes retos y metas profesionales a los que se ha enfrentado.
El cine ¿en pantalla grande o pantalla chica?
En pantalla grande: “el cine se debe de ver en el cine”. Donde realmente siento que hay un escape.
¿Cómo acompañas una buena película?
Con personas que empatizan contigo; alguien que esté igual de emocionado de ver esa historia como yo lo estoy. Y el otro gran complemento son las palomitas y la Coca-Cola. Su olor me mantiene concentrado, algo que quizá ya está dentro de mi ADN como cinéfilo y consumidor de cine.
¿Qué sigue para Miguel Mier?
Buscar la forma donde esta pandemia nos fortalezca como industria. Que la exhibición siga siendo ese lugar donde nos congregamos con más personas, mientras transformamos la forma en la que vemos el mundo. Por otro lado, acercarme a ese sueño donde el cine mexicano se vuelve un referente cultural a nivel internacional, que vuelva a tener ese lugar protagónico de hace unas décadas.
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Entrevista por: Inés Abouchard Leal