Recientemente, concluyó una edición más de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo y prestigioso del mundo. Con una historia que se remonta a 1877, no solo es un evento deportivo de primer nivel, sino también un símbolo cultural que refleja tradiciones, innovación y pasión por el deporte.

Wimbledon se celebra en el All England Lawn Tennis Club, en Wimbledon, Londres. Este club, que inicialmente estaba en Nursery Road, se trasladó en 1922 a su sede actual en Church Road, consolidándose como un ícono del deporte mundial. Lo que hace único a Wimbledon es que es el único Gran Slam que se juega sobre césped natural, un tipo de superficie que requiere un cuidado exhaustivo. El césped, cortado exactamente a 8 milímetros, es pulido y marcado cada día durante la competencia para mantener su calidad. Tras finalizar el torneo, en menos de una semana, el césped vuelve a su estado para el próximo año, un proceso que refleja la devoción por mantener la tradición del torneo.

Pero Wimbledon es mucho más que la competencia en sí. Entre sus tradiciones, destaca el estricto código de vestimenta: los jugadores deben vestir completamente de blanco. En sus orígenes, esta norma respondía a cuestiones sociales, ya que el blanco disimulaba el sudor en un tiempo en que la apariencia y el decoro eran prioridad. Actualmente, esta regla sigue vigente, aunque en 2023 se permitió que las jugadoras usen ropa interior o shorts oscuros debajo de la falda, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia.

Otra curiosidad del torneo es la bebida oficial: el Pimm’s. Este coctel veraniego elaborado con ginebra, frutas, menta y especias se ha convertido en símbolo de las celebraciones al aire libre en Wimbledon. Cada año, se consumen más de 275,000 vasos en el evento, consolidándose como uno de los íconos del verano británico.

También hay un guardián muy especial en Wimbledon: Rufus, un halcón Harris que desde 2008 vuela sobre las canchas para ahuyentar a las palomas. Este halcón, que se ha convertido en una figura querida del torneo, comienza su jornada al amanecer y mantiene a raya a las plagas que podrían dañar el césped, ganándose un lugar en la historia del torneo.

El célebre Centre Court, inaugurado en 1922, es uno de los escenarios más reconocibles en el mundo del tenis. Renovado varias veces y equipado con un techo retráctil desde 2009, puede albergar casi 15,000 espectadores y ha sido testigo de las mejores finales del deporte.  

En cuanto a los premios, los campeones llevan a casa trofeos emblemáticos. La Venus Rosewater Dish, una bandeja de plata que representa la belleza y sofisticación se entrega a la campeona femenina. La Copa dorada del campeón masculino está decorada con símbolos de hospitalidad inglesa y la inscripción “The All England Lawn Tennis Club Single Handed Champion of the World”, un honor que ha distinguido a los mejores tenistas del mundo desde hace más de un siglo. Ah, y aunque los trofeos originales permanecen en el club, los ganadores reciben réplicas, manteniendo viva esta tradición centenaria.

Wimbledon 2025 no solo dejó un legado deportivo, sino también cultural, con historias y curiosidades que enriquecen su herencia. La victoria de Jannik Sinner, conquistando su primer título en este torneo, reafirma su importancia en la esfera del deporte y la cultura global.  

Wimbledon es un faro de tradición, innovación y pasión. Su finalización recuerda por qué sigue siendo uno de los eventos deportivos más admirados y relevantes del mundo. La historia del torneo, sus costumbres y las historias de sus jugadores hacen de Wimbledon un símbolo de perseverancia, elegancia y tradición en el deporte mundial.