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VAIL 

Off-season

Fundado en 1966, se sabe que este pintoresco lugar al oeste de Denver se mantiene en un equilibrio entre evolución y tradición que además de mantener su sello histórico y familiar, ofrece constantemente razones para visitarlo a lo largo de todo el año. Y esta vez, en el marco de su 60 aniversario, decidí descubrir por qué se ha convertido en un refugio irresistible en los meses más cálidos.

Conocido mundialmente como un destino de deportes de invierno, Vail revela un secreto bien guardado durante la temporada baja. Mientras la nieve se derrite y las multitudes de esquiadores desaparecen, emerge un paisaje tranquilo y sereno que ofrece experiencias de aventura y naturaleza de una manera completamente nueva. 

Un poco de historia 

El lazo entre Camp Hale y Vail es más profundo de lo que uno podría imaginar. Pete Siebert, un soldado del 10° Batallón, regresó a Estados Unidos con una visión audaz: inspirado por los pueblos bávaros que conoció durante la Segunda Guerra Mundial, fundó Vail, una estación de esquí que capturaba la esencia de aquellos lugares que le dejaron una marca indeleble. 

Hoy, Camp Hale se ha transformado en un destino de aventura al aire libre que ofrece una variedad de experiencias emocionantes. Desde recorridos en cuatrimotos por las montañas hasta caminatas guiadas, escalada en roca y excursiones nocturnas a las cabañas históricas de la 10° División de Montaña. 

El muy transitado camino a Vail comienza con un vuelo a Denver para después trasladarse por carretera hasta el pueblo, donde enormes montañas que durante casi 300 días al año nos reciben tapizadas en color blanco para vivir una experiencia de pistas de esquí y chocolate caliente, en verano develan lo que hay debajo de esa enorme capa de hielo. 

Junio y julio son perfectos para sustituir los esquís por las bicicletas de montaña, y las botas de nieve por hiking shoes y aprovechar al máximo el off season. Esta temporada se aprovechan al máximo las actividades al aire libre, incluyendo los Go Pro Mountain Games, un festival que combina deportes extremos, estilo de vida y música, donde atletas y aficionados participan en actividades como kayak, rafting, stand up paddling, medio maratón, pesca, escalada de pared, circuitos de bicicleta de montaña, entre otras competencias, donde las montañas y ríos de Vail se convierten en el telón de fondo de esta celebración de proporciones épicas.

Definitivo: los entusiastas de la naturaleza encontrarán aquí su paraíso. Me uní a un emocionante trekking que me llevó por exuberantes bosques, flores silvestres y vistas panorámicas impresionantes. Un guía experto de Paragon Guides nos llevó a través de la montaña, acompañado de un grupo de llamas que cargaban en su espalda una canasta con todo lo necesario para servir un delicioso lunch, mientras disfrutamos de la vista al llegar a la cima. Una experiencia que cerró con broche de oro al llegar al Grand Hyatt para recibir un tratamiento relajante en el spa. El hotel, con una vista espectacular al Gore Creek, ofrece experiencias diseñadas para cada huésped, como caminatas por la montaña y expediciones en bicicleta. 

Una de mis actividades favoritas fue recorrer la montaña en buggy. Equipada de pies a cabeza con impermeable, goggles y casco, comencé la travesía en un todoterreno que me llevaría por caminos rocosos y senderos empinados. Aún se podían ver zonas con nieve que contrastaba con el color verde de los pinos y entre una lluvia pasajera llegamos al punto más alto de la montaña. 

Otro de los atractivos del destino es la caminata obligada por Lionshead, donde la oferta gastronómica se va ampliando en cada temporada, manteniendo los ya conocidos restaurantes y abriendo las puertas de nuevos espacios como Chasing Rabbits, Miller & Lux Vail y la cafetería Speyside Café en Four Seasons Resort and Residences Vail. 

Bien lo dicen, a Vail llegas por su invierno, pero te quedas por su verano. 

Texto por: Isabel Flores

Fotos: Cortesía del destino