Bajo una clara línea de gran coherencia, Ximena Sariñana se desenvuelve con naturalidad en sus distintas facetas. La creatividad y la libertad, piezas imprescindibles de su identidad, la han llevado a formar parte de proyectos sociales como primera embajadora mexicana ante la ONU Mujeres. Ese empeño por enaltecer su género permeó también en la creación “A no llorar”, una canción que marca un parteaguas en su carrera.
¿Quién es Ximena hoy, como mujer, artista y mamá?
Me considero una persona bastante única. Me gusta mucho no encajar necesariamente en ningún molde en mis facetas: ni como actriz ni en mi faceta como cantante ni en mi faceta personal ni en mi faceta como mamá. Me gusta ir marcando mis propias reglas y mi propio camino. Creo que es importante que haya personas como yo representando justo eso, la libertad de poder escoger ser lo que sea que quieres ser.
¿Cómo definirías tu proceso creativo en cualquiera de tus vertientes?
Para mí es fundamental siempre estar conectada con mi intuición y creo que la creatividad funciona mucho así. Tienes que tener la mente abierta, no descartar nada, sobre todo muy al principio. La creatividad es como un juego, se te puede venir una idea a la cabeza, pero el chiste es siempre tener esta apertura de perseguirla y de no tenerle miedo a nada, no cerrarte a las cosas nuevas. Por ejemplo, estás escribiendo una canción y dices: “Esta canción de repente me suena a mariachi y eso no va con mi estilo, ni con mi identidad”, pero si te cierras a eso, no te das la oportunidad de experimentar ni explorar. Eso también lo llevo a mi vida personal. Si yo me hubiera quedado con la idea de lo que la sociedad dice sobre la maternidad, a lo mejor no me hubiera aventado. Yo creo que siempre debe haber esa flexibilidad y esa mente abierta.
¿Cómo has logrado evolucionar en los diferentes ámbitos de tu vida sin encasillarte en los prototipos establecidos por la sociedad?
Lo más importante es ir aprendiendo sobre la marcha y experimentar, ir tomando las cosas que te funcionan y eliminar las que no. En ese aspecto, a mi me ayudó mucho crecer con una familia que se sale de la normalidad, una familia que persigue la satisfacción creativa, que persiguieron desde jóvenes su pasión y que nos llevaron a mí y a mis hermanos de la mano. Nos incluyeron mucho en los procesos y hasta en los mismos trabajos: mis primeras experiencias actuando fueron con mis papás.
Mi papá es director y productor, mi mamá es guionista de cine. Crecí con esta figura materna súper apasionada por su trabajo y de alguna manera a mí me invitó a admirar, a respetar y a hacerme parte de eso, no excluirme, sino un poco lo contrario, hacerme ver que era una parte importante de lo que es ser una mujer.
Creo que en ese aspecto siempre ha sido muy importante no tener tantos referentes a mi alrededor, un poco para apagar el ruido, tanto de la sociedad como el de las opiniones externas, ese ruido de las expectativas, y más bien concentrarme en lo que es importante. Desde siempre tuve muy claro que yo quería ser mamá, que quería dedicarme a lo que me dedico y he tratado de no comprometer eso de ninguna manera, ni una ni la otra.
Platícame un poco sobre el proceso de creación de “A no llorar”.
Es una canción que escribí en un campamento de composición que organicé para puras mujeres, con el fin de incentivar la inclusión de las mujeres en la industria de la música. Y yo creo que fue la primera vez de estar puras mujeres creando música en un mismo espacio, fue súper lindo.
“A no llorar” es la tercera canción que saco de ese campamento y es, quizás, la más representativa. Creo que tiene una voz femenina muy potente. La producción también corrió a cargo de dos amigas que admiro mucho: Marian Ruzzi y Paty Cantú. Y sí, también era básico que la identidad visual se mantuviera en la misma línea y por eso escogí a las chicas de Iglú, que son unas directoras, realizadoras y productoras que llevaron a la vida esta canción.
Para ti, ¿en qué momento se fusionan el arte y el feminismo?
El arte es mi trabajo, es lo que yo hago y como me comunico. Y el feminismo es algo importante para mí, es lo que yo creo que se tiene que hacer y como la sociedad tiene que vivir. Yo lo fusiono desde ahí y trato de ser lo más coherente posible. También con este proyecto, con “A no llorar”, estas nuevas canciones y este nuevo álbum que se está gestando.
No solo fue tomar la decisión de, a lo mejor, hablar más sobre mis puntos de vista de una manera más concreta, sino también que esa forma de vivir se sienta en el proceso creativo, en tomar decisiones de involucrar mujeres en todas las etapas del proceso y así ayudar a que haya más referentes femeninas en la música y, por ende, mayor inclusión.
Tú eres la primera embajadora de la ONU Mujeres en México ¿Qué te movió a trabajar con ellos?
Mi relación con ONU Mujeres empieza desde 2013 o 2014. Es fundamental tener un fondo sólido a la hora de hablar de igualdad de género y la ONU siempre me ha acompañado. Al mismo tiempo, ayudo a ONU Mujeres a que su mensaje alcance a gente más joven y llegue a niveles que probablemente no llegaría a través de sus canales tradicionales, para así entender de lo que va el feminismo. Creo que lo más importante para avanzar en temas de igualdad de género es la educación y es todo un reto romper las formas de pensar en una sociedad tan machista como la nuestra.
Tienes muy presente que en la sociedad está el cambio hacia la igualdad de género. ¿Cómo aplicas esto en tu vida diaria como profesional y como mamá?
Estoy convencida de que lo mejor para mis hijos y para la sociedad es lograr la igualdad de género. La educación y la sociedad empiezan a encasillar a los niños e inconscientemente, y a pesar de lo que tú quieres para ellos, se van guiando a través de lo “que se espera” de una niña o de un niño. Para mí no hay cosa más increíble que regalarles justo eso a mis hijos, poder decirles tú eres libre de ser y escoger lo que sea que quieras ser.
Y en temas de ayuda e involucramiento social ¿qué tienes planeado para este año?
Lo más importante es retomar mi trabajo con ONU Mujeres en los distintos proyectos que hemos planeado, porque el año pasado no pudimos hacer demasiado, por la pandemia.
Con “A no llorar” empezamos a llevar la inclusión desde un sentido más práctico. ¿Cómo hacer para que haya más mujeres en la industria de la música? Y con eso estamos trabajando de manera concreta. ¿Cómo hacer para que haya más mujeres productoras? Vamos a trabajar con más mujeres productoras, ingenieras y músicas. Que cada canción tenga una presencia femenina muy importante. Eso hace que a veces los procesos sean un poco más tardados y difíciles, ya que hay que buscar distintas opciones y dar la oportunidad a mujeres que no la han tenido o no tienen un crédito por eso.
“A No Llorar” es un parteaguas en mi carrera, ya que las regalías de la canción se donan a Crescendo con la Música, una fundación que trabaja en brindar a niños y niñas el acceso a la música y su estudio. Creo que eso también es un pilar fundamental para lograr la inclusión porque, aunque existan espacios y oportunidades en este ámbito, si no hay personas que hayan estudiado música, es difícil avanzar.
¿Qué colaboraciones vienen próximamente para Ximena Sariñana?
Pues mira, tengo muchísimas colaboraciones agendadas a lo largo del año, ahora ya tuve una muy bonita con Leonel García, con Camila Moreno, que es artista y amiga, con Andrés Cepeda y otras que se están terminando de concretar. También voy a estar lanzando un montón de sencillos antes de que termine el año, de toda la música que estuve trabajando durante la pandemia. Todas forman parte de este nuevo disco que yo creo que estará viendo la luz en 2022.
Fotógrafo: Cuauhtémoc García
Hair: Adrián González
Makeup: Mariana Palacios
Stylist: Fernando Fernández
Asistente de moda: Valeria Villa
Locación: Octavia Casa Ropa de Collectiva Concepción.
Entrevista por: Isabel Flores
