Por décimo año consecutivo se llevará a cabo Bacardí Legacy, una competencia en la que los bartenders de cada país se disputan el título del mejor del mundo al demostrar sus habilidades para mezclar y lograr sabores nuevos y diferentes con innovadoras técnicas que impacten a los jueces.
En el 2017, este enfrentamiento de talla internacional tuvo lugar en Berlín, Alemania y el ganador fue el belga Ran Van Ongevalle, quien impresionó al jurado con su coctel Clarita, elaborado con Bacardí Gran Reserva 8 Años, sherry, crema de cacao, absenta y solución salina.
En esta ocasión, el evento se celebrará por primera vez en Latinoamérica del 26 de abril al 2 de mayo y su sede será la Ciudad de México. Ana Herrera, la primera mujer en representar a nuestro país y pasar a la final, concursará con Devil Woman, un coctel fuerte y con personalidad. Tuvimos la oportunidad de platicar con ella y, a continuación, te compartimos lo que nos contó.
¿Cuándo decidiste que querías dedicarte a la mixología?
Mi papá era bartender en Los Ángeles y luego tuvo un restaurante, entonces, pienso que todo esto me atrapó desde que lo veía preparar cocteles. Cuando entré a la universidad, yo pagaba mi carrera, así que comencé a trabajar en un bar y ahí supe que quería estar detrás de las barras. Ahora, tengo cuatro años de lleno como bartender y, conforme pasa el tiempo, más me enamora, sobre todo después de un viaje que hice a Nuevo Orleans y que dediqué totalmente a aprender y a conocer la coctelería; fue ahí cuando dije: “ya no hay vuelta atrás”.
¿Cómo fue tu primera experiencia en un bar como mixóloga?
Todo empezó en Pigalle, que es un bar en Guadalajara inspirado justamente en Pigalle, Francia. El lugar servía coctelería clásica; en el menú ofrecían vino tinto y whisky. Luego, comenzó a evolucionar y a servir otro tipo de coctelería.
¿Cuál es tu opinión sobre la cultura coctelera en México?
Me gusta el camino que va tomando porque nos estamos dando cuenta de que tenemos insumos deliciosos que podemos aprovechar para darle una vuelta a la coctelería. Estamos muy acostumbrados a basarnos en la coctelería clásica y se nos olvida que hay cocteles que son nuestros. Yo, por ejemplo, considero que el tepache es un coctel porque necesita una preparación y lleva alcohol. Debemos explotar esos insumos y creo que vamos por buen camino.
¿En qué te inspiras para crear un coctel?
Específicamente, en Devil Woman me inspiré en un proceso personal que me ha llevado a crecer en varios ámbitos de mi vida. Devil Woman está 100% inspirado en mí, en cómo he llegado a lo que estoy viviendo ahora. Es de color rosa, pero cuando lo pruebas sabe súper fuerte. Justamente, así es como yo he ido evolucionando: me hago más fuerte conforme pasa el tiempo.
¿Qué se siente ser la representante de México en la final de Bacardí Legacy 2018?
Es la primera competencia en la que participo, entonces, me llegó de golpe. La verdad es que me enorgullece mucho representar a México y ser la primera mujer que pasa a Legacy en nuestro país. Creo que lo que las bartenders estamos haciendo es motivo de orgullo porque en una industria como esta se necesita tener una personalidad muy fuerte.
¿Cómo fue el proceso de creación de Devil Woman?
Los insumos que tiene mi coctel vienen de mi aprendizaje en Nueva Orleans. También, tenía muy presente la idea de los martinis porque estuve trabajando en la apertura del Dry Martini de Javier de las Muelas en San Luis Potosí. Como un buen martini tiene un destilado blanco, que sería la ginebra, se me ocurrió utilizar Carta Blanca y darle al trago el perfil adecuado por medio de sabores herbales, cítricos y frescos. Debido a lo cítrico, decidí mezclarlo con Campari, que es el amargo italiano; las notas herbales se llevan perfecto con el vermut. Para redondear los sabores y que el trago no fuera tan seco y tan fuerte, pensé en usar el óleo, que es azúcar que se deja reposar con cáscara de limón o de cualquier cítrico. En este coctel, decidí utilizar limón amarillo.
¿De dónde viene el nombre Devil Woman?
Le puse ese nombre por la película Ghost World, que trata sobre una mujer que compra un vinil de Skip James y se enamora de la canción The Devil Got My Woman. Me acordé de esa historia; me acordé de la trama de la película en la que aparecen mujeres que acaban de terminar la preparatoria y no saben qué hacer con su vida. Ella escucha la canción y la repite muchas veces, y así se me quedó en la cabeza. Pensé que somos demonios cuando estamos detrás de la barra sirviendo tragos a los comensales porque los atrapamos, los enamoramos o los hechizamos con las bebidas. The Devil Got My Woman; siempre tengo esa canción presente.
¿Cuál es tu ingrediente favorito o el que más utilizas?
Angostura.
Si tu vida fuera un coctel, ¿qué ingredientes llevaría?
Sin duda, angostura.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Ahorita estoy en Palreal en Guadalajara; es un lugar que se especializa en tostar y preparar café. Ahí, estoy desarrollando mi gusto y mi olfato, además de que estoy aprendiendo mucho del café, de sus sabores y de todo lo que involucra. Después de la competencia, seguiré trabajando. Mi objetivo es evolucionar la carta con todo lo que nos brinda el café, desde la cáscara hasta los granos; utilizar eso y transformarlo en cocteles que no sean necesariamente un espresso martini o un carajillo. Justamente, ahora estoy trabajando en un coctel que lleva vodka con cáscaras de café; se deja infusionar y se prepara un Mahattan. Al probarlo, parece que es whisky, pero realmente es el café el que le da ese perfil. No tengo ningún proyecto a largo plazo porque todo ha pasado muy rápido y me ha tomado por sorpresa. Gracias a esta competencia, muchas puertas se han abierto y me he salido de mi zona de confort. Como bartender, hay que entender que existen muchas cosas más por hacer que estar detrás de una barra.
Si pudieras darle un consejo a las mujeres que quieren ser bartenders, ¿cuál sería?
Que no piensen que tienen competencia, su única competencia son ellas mismas, y que disfruten.
