“El arte contemporáneo es como una de esas bromas en las que tuviste que haber estado presente para encontrarles la gracia.” –Adrian Lee
Esta frase del artista de performance inglés, Adrian Lee, coloca al arte contemporáneo en un terreno distinto, en donde la experiencia del espectador frente a la obra es clave. Este arte es un arte liberado, libre de las cuatro paredes de un lienzo rectangular y de los clichés decimonónicos de lo que debe de ser el arte. La obra de Anish Kapoor es el ejemplo perfecto de esta obra emancipada. Desde sus espejos convexos que absorben y tragan al espectador, hasta sus colosales esculturas que superan la escala humana de tal manera que llegan a superarnos. En un mundo en el que el arte contemporáneo se ha vuelto incomprensible para la mayoría, la obra de Kapoor impresiona a todo tipo de público, es un experiencia en donde la lectura se esparce hacia todas direcciones, desde lo físico, lo espiritual o lo intelectual.
Con la próxima llegada de su exposición al MUAC no hay más que mirar hacía la obra de Kapoor y especular cuáles son algunas de las piezas icónicas que creemos traerá a esta nueva muestra.
A Thousand Names (1980) es el nombre de una de sus primeras series conocidas, donde figuras escultóricas fabricadas con pigmento sobresalen del suelo como si estuvieran parcialmente sumergidas en él. Las figuras de pigmento están hechas en la manera más pristina, de color puro, de pigmento puro. Este material también revela la imposibilidad de tocar las piezas sin destruirlas, inspiran un sentimiento etéreo en donde las esculturas, pertenecientes a un mundo mucho más elevado, no pueden ser accesibles al tacto mundano.
En Marsyas (2002), Kapoor decidió llenar la sala de las turbinas del Tate con una enorme escultura que consistía con telas de PVC estiradas en enormes argollas de metal. Las superficies de tela, se conectaban de un lado al otro de la sala, tomando el espacio totalmente. El artista siguió con esta línea cuando expuso en el Grand Palais de Paris, en donde instaló una enorme escultura poli-globular en la que el espectador podía entrar a la estructura púrpura para describir que el reflejo de la luz en el interior se convertía en color rojo.
El artista habla constantemente sobre sus obras como objetos que verdaderamente involucran al espectador, sumergiéndolos en una experiencia espiritual y contemplativa. Sus obras a gran escala son casi indescriptibles, uno tiene que sentir su gigantesca escala e introducirse en ellas para comprenderlas en su totalidad.
Kapoor desdibujó nuevamente los límites del arte y la arquitectura con Svayambh en el 2009. Svayambh, significa auto-generado en sánscrito, el punto era crear una escultura que se creara a sí misma, en donde la mano del artista estuviera totalmente oculta y la cera se esparciera por la galería por su propia voluntad. Por ello, la escultura consistió en llenar un tren de cera maleable y programarlo para que pasara una y otra vez a través de las puertas del Royal Academy hasta que los marcos de las puertas lograran esculpir la forma de cera.
Sin embargo, uno de sus trabajos más espirituales, es Descension en el 2015, que consiste en una enorme espiral de agua negra, que gira interminablemente creando un vórtice de obscuridad. Esta obra nuevamente logra modificar el espacio, y tiene un carácter hipnótico a causa del interminable giro circular y el sonido del agua en movimiento. Un hoyo en medio de un suelo que parecía ser sólido, ahora esta lleno de agua, su mismo centro logra un descendimiento parcial, como en le ojo de un tornado. Nuevamente la escultura logra tragarse al espectador y abstraerlo en sí misma, y a su vez, vuelve al museo un lugar mítico, del cual es imposible escapar.
¿Qué significa el objeto después del psicoanális?- Esta es una de las preguntas que se le hizo a Kapoor en una entrevista para la Galleria Continua. A lo que respondió: “Si bien, el psicoanálisis fue la revolución intelectual que hizo que nos percatáramos que no estábamos en completo control de nuestra psique”. Y es exacatamente lo que Kapoor busca demostrar a través de sus obras, darnos cuenta que no estamos en completo control de los objetos. Sus obras siempre logran sacarnos de nuestras casillas, romper las suposiciones que habíamos hecho sobre la materia frente a nosotros; desde sus figuras hechas de pigmento puro que aluden a la propiedad inmaterial del color, sus espejos que distorsionan de manera sorprendente los reflejos propios, hasta sus enormes esculturas que nos sorprenden de en su manera colosal. La obra de Kapoor se posa frente a nosotros como una revelación, no hacen cuestionar el espacio, las cualidades materiales y nuestra propia percepción en relación a nuestro entorno. Características intrínsecas a él que veremos presentes en su próxima esperada exhibición en el MUAC en la Ciudad de México.