Araceli cuenta que su primer contacto con la industria automotriz fue casual: licenciada en Ciencias de la Comunicación, empezó a trabajar en el sector de experiencia del cliente para Volkswagen. Corría el año 2003 y aunque Araceli Contreras siempre había sido fan de los autos, no imaginaba que esta industria se convertiría luego en su vida misma. El buen desempeño de esta joven nacida en la Ciudad de México la llevó luego a Nissan, donde lideró el área de Producto de lo que en el sector se conoce como LCV (Light Commercial Vehicles), dice la actual directora de Mercadotecnia y Producto de Mazda, empresa también japonesa, pero con grandes diferencias en su interior. Para empezar, Mazda se fundó en Hiroshima, donde cayó la bomba, explica: “Su modo de ver la vida es muy diferente al de Nissan, que está en la ciudad de Yokohama”. “Somos una organización pequeña y aquí puedo supervisar muchas cosas; ésa es una de las cosas que me gustan de esta marca. Y, teniendo en cuenta que trabajé para dos gigantes de la industria, creo que en México Mazda se maneja de manera ágil y eficiente”.
En enero pasado, la marca cumplió 100 años y muchas de las celebraciones que iban a desarrollarse durante todo este año tuvieron que posponerse. Lo que no cambió fue el calendario de lanzamientos: el Mazda 3 Turbo llega en breve a nuestro país, al igual que la CX-30 Turbo, cuenta Araceli Contreras.
“El año 2021 va a ser complicado en el plano económico por factores que van más allá del sector automotriz. Ésta es una industria cíclica, en la que siempre hay caídas en las ventas que luego se estabilizan y vuelven a subir”. Rescata, sin embargo, lo positivo de la pandemia: “Nos enseñó a actuar con rapidez y a estar prevenidos para las opciones A, B y C, y ser capaces de adaptar y modificar el plan inicial”. No olvida, además, que los coches son un bien particularmente importante para los mexicanos: “Para muchos, es más probable comprar un auto que una casa y hay quienes lo consideran un patrimonio, a pesar de que su valor de reventa suele bajar”. Y agradece tres cosas que le ha dado esta industria: grandes amistades, paciencia y la capacidad de adaptarse a los cambios: “Es un sector muy dinámico y no puedes quedarte estática. Cuando piensas que ya encontraste la fórmula para hacer algo, en cuestión de segundos, todo se modifica”.
Cuando le pregunto sobre ser mujer en una industria masculina, no duda: “Nunca fue un freno en mi carrera. No dudo que en otros rubros haya discriminación, pero en el automotriz creo que los frenos más bien te los pones tú misma. Cuando en el pasado me ofrecieron supervisar el área de vehículos comerciales, que básicamente eran pick-ups o camionetas de una tonelada, mi primera reacción fue decir: ‘Pero, ¿no quieren un perfil más masculino?’. Si no hubiera aceptado ese reto y me hubiera construido mi propio “techo de cristal”, se hubiera acabado mi carrera en la industria. Si hoy me pidieran un consejo, diría que hay que quitarse de encima los estereotipos de género”.