Arttitude se une a la misión de promover lo Hecho en México para apoyar a los productores de nuestro país. La compañía fue constituida por dos empresarias mexicanas, quienes están enfocadas en la creación de una plataforma digital para la venta de productos artesanales fabricados en distintas comunidades mexicanas. El sitio de e-commerce crea un enlace entre los artesanos y el público, tanto en México como a nivel internacional. Su objetivo es conectar a los productores de arte popular con personas que no solamente estén buscando un producto único y de calidad, sino que también estén interesadas en el proceso, la tradición y el significado que hay detrás de cada pieza.
¿Cuál es el significado detrás del nombre Arttitude?
Es un juego de palabras: arte + actitud + gratitud. Es un concepto que combina el arte con la moda y el estilo, agregando un sentimiento de gratitud hacia los productores.
¿Cómo funciona el proyecto?
Funcionamos como un vínculo entre los productores mexicanos y el mundo. Para ellos puede ser muy difícil comercializar sus piezas ya que no cuentan con los canales de distribución necesarios, así que nosotras los ayudamos a posicionarlos a través del comercio electrónico en Shopify y Facebook. También manejamos la venta en directo con clientes individuales o corporativos, además de contar con presencia en algunas tiendas físicas que distribuyen los productos seleccionados.
Los productores suelen estar en puntos alejados de las zonas urbanas, por lo que no muchas personas van a buscar y comprar sus productos. El problema es que llegan los revendedores o “coyotes” y les ofrecen comprar todo su inventario a un precio mucho menor del valor real. Los artesanos terminan vendiendo sus piezas por la necesidad de un flujo de efectivo y eso es justamente lo que queremos evitar.
¿Qué tipo de productos manejan y cuáles son sus bestsellers?
Podemos verlo de dos maneras, por estado o por línea de producto. En general, vendemos artículos de decoración y joyería. Empezamos trabajando con artesanos de Oaxaca que hacen alebrijes, tapetes de lana con pigmentos naturales, collares de madera en forma de corazón y cajas de madera pintadas a mano para guardar alguna botella, por ejemplo de vino o mezcal. De Chiapas tenemos collares y cojines con bordados, de Puebla traemos lámparas y cuadros de papel amate y, de Michoacán, los jarrones de cobre y plata. Finalmente, de Jalisco y Nayarit manejamos varios productos hechos con arte huichol.
Los productos más vendidos suelen ser los que se pueden personalizar, como los collares de corazón o las cajas de madera. También tienen mucho éxito las fundas para celular, las esculturas y las pulseras hechas por los huicholes.
¿Cómo eligen a los artesanos con los que trabajan?
Queremos elegir las mejores piezas que haya en cada comunidad. Requerimos de cierto balance porque algunos productores tienen gran calidad, pero ya han desarrollado su negocio por sí mismos. Lo que buscamos son personas con mucho potencial, buena actitud, diseños increíbles y calidad en la producción, pero que también puedan crecer con nosotras y tengan la aspiración de hacerlo. El scouting es sin duda uno de los principales retos porque queremos productores que mantengan la parte tradicional, como las técnicas que les enseñaron sus abuelos, pero también cuenten con innovación e infraestructura, algo tan simple como WhatsApp para podernos comunicar con ellos y una cuenta de banco para depositarles. Sin embargo, lo más importante es la confianza, que ellos confíen en nosotras y nosotras en ellos.
¿De qué manera suelen fijar los precios de los productos?
Tenemos una estructura de precios que parte de un estudio de mercado. Primero que nada, respetamos el costo que los productores quieran cobrarnos, porque nosotras los conocemos y sabemos cuanto tiempo les toma hacer cada pieza. También tomamos en cuenta los precios de otras marcas, el valor agregado y la experiencia, el hecho de que el producto llegue envuelto a tu casa y sin que tengas que preocuparte por nada. Parte de nuestro valor agregado es que siempre respondemos a nuestros clientes y, si una pieza no les gusta o se maltrata, con gusto se las cambiamos, a diferencia de si la hubieran comprado en un mercado.
¿Cómo aseguran la implementación del comercio justo y sustentable?
Implementamos el comercio justo porque, pase lo que pase, no le regateamos a los productores. Lo que hacemos es tratar de entender porqué quieren poner cierto precio y, si nos hace sentido, ese precio es el que les pagamos. Por otro lado, la parte de sustentabilidad se refiere a que nos aseguramos de que los productores respeten el medio ambiente. Ellos suelen tener una relación con la naturaleza muy diferente a la que tenemos en la ciudad, ya que es su medio de subsistencia y el lugar en donde encuentran su materia prima. Al incentivar su trabajo, también les ayudamos a preservar su comunidad y el medio ambiente que los rodea. De igual manera, intentamos que el empaque que utilizamos sea el menos invasivo y, en cuanto al transporte, procuramos hacer envíos en bicicleta siempre que sea posible.
¿Cuáles creen que son los mayores retos del comercio electrónico de piezas artesanales?
Los principales retos son que el cliente reciba exactamente lo que ve y que lo reciba a tiempo. Todos los productos que manejamos son únicos, pueden ser similares, pero ninguno es igual al otro porque no están estandarizados. Nuestro trabajo es hacer que el cliente reciba el mismo producto que vio en la foto, por lo que tenemos que poner imágenes de absolutamente todos los productos y actualizar la página constantemente para agregar los nuevos y quitar los que ya se vendieron. También tenemos que ser cuidadosas al establecer las fechas de entrega, siempre tomando en cuenta los eventos culturales de las comunidades con las que trabajamos.
Otro reto es que en México las personas todavía no tienen la cultura de comprar en línea, muchas veces prefieren mandarte un inbox y depositar el dinero en alguna tienda Oxxo. Nosotras nos adaptamos a los canales que prefieran los clientes.
¿Cómo han logrado darse a conocer alrededor de la república mexicana? ¿Y a nivel internacional?
El trabajo de los productores habla por sí solo, así que nuestros primeros posts en Facebook se fueron compartiendo, al principio por nuestros familiares y amigos, hasta que algunos llegaron a hacerse virales. También nos han dado la oportunidad de hacer entrevistas en radio y nuestra universidad, el Tecnológico de Monterrey nos hizo un video para promocionar el proyecto. La verdad es que hemos tenido la suerte de encontrarnos con personas muy abiertas que nos han apoyado. El networking ha sido muy importante porque la gente que conocemos nos ha recomendado con amigos suyos y así hemos ido creciendo, sobre todo a nivel internacional porque tenemos varias amistades alrededor del mundo. Iniciamos con México, pero ahora estamos en países como Alemania, Japón, Reino Unido, Australia y Estados Unidos.
¿Han notado una mejora en la calidad de vida de los artesanos?
Son dos cambios importantes los que hemos visto: uno en cuanto a la infraestructura y el otro relacionado con la comunidad. Nos da mucho gusto ver como, en muy poco tiempo, han mejorado los talleres y los hogares de nuestros productores. Además, muchos han comenzado a compartir sus técnicas de fabricación con otros, lo que ha ido replicando el impacto en sus comunidades. Por otro lado, hemos notado cambios emocionales cuando los productores se enteran de que un cliente amó su producto, es algo que los motiva mucho.
¿Qué planes tienen a futuro?
Todavía tenemos mucho trabajo por hacer. El negocio ya fluye, así que queremos seguir manteniendo ese ritmo y, al mismo tiempo, empezar a trabajar con más productores de otros estados y desarrollar nuevos productos para seguir sorprendiendo a los clientes. Con desarrollar nuevos productos nos referimos a innovar y encontrar nuevas formas de incorporar el trabajo de los artesanos en otros artículos. También queremos tener más presencia a nivel internacional, sobre todo en Europa.