El despacho de arquitectos mexicano Baaq’, fundado en 2011, se dedica a restaurar y reinventar espacios urbanos, respetando su carácter histórico y cultural. A través de sus proyectos se han propuesto rescatar el sentido de comunidad en armonía con su entorno.
El fundador y director de Baaq’, Alfonso Quiñones, destaca por su carrera en el desarrollo de vivienda y diseño arquitectónico. Ha sido reconocido por distintas publicaciones y obtuvo la mención de honor en la Bienal 2012 de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana, por el proyecto Casa del Río. Tuvimos la oportunidad de platicar con Alfonso en las instalaciones de su oficina, en el corazón de la colonia Condesa, para conocer a fondo su trabajo y visión.
¿Qué diferencia a Baaq’ de otros despachos de arquitectura?
Somos una oficina de arquitectura, donde creemos que a través del desarrollo inmobiliario podemos mejorar nuestro entorno, mejorar nuestra ciudad. Históricamente, las ciudades se han ido conformando por diversas fuerzas económicas, culturales, sociales, etc. A partir de los noventa, el desarrollo inmobiliario se convierte en un protagonista importantísimo en la conformación de las ciudades.
Entonces nos dimos cuenta de que este era el camino o el medio para poder transformar la ciudad. Y eso implica una gran responsabilidad porque hay buenos ejemplos y malos ejemplos. Nosotros consideramos que los nuestros son de los buenos.
¿Qué te motivó a enfocarte en proyectos de restauración?
Inicié mi carrera trabajando en proyectos de restauración, después hice desarrollo inmobiliario, pero siempre tuve una debilidad por los edificios antiguos. En la universidad tuve una clase sobre historia de la arquitectura y luego un arquitecto que me invitó a trabajar con él en proyectos de restauración. A partir de allí continué por ese camino.
¿Cómo eliges en qué proyecto participar?
Son muchos factores, tienes que considerar que sea un proyecto exitoso financieramente, pero también en el sentido de la comunidad y, socialmente, tiene que reunir muchos factores: la ubicación, el valor histórico y la capacidad espacial del edificio, es decir, que se pueda adaptar a nuevos usos. Casi siempre se puede, pero el chiste es que sean interesantes.
Además, lo que nosotros hacemos obedece a una lógica. Anteriormente, para construir ciudades, tomabas los recursos del propio entorno, pero ahora, que ya se ha formado una ciudad tan grande, ese tipo de recursos naturales cada vez están más lejos. Entonces, la misma ciudad, las construcciones existentes, se vuelven el mejor recurso. Y nosotros no seguimos ningún estilo jo, esa es una de las premisas bajo las que fundé Baaq’, porque tener un estilo es una limitante, te condiciona a que demuelas algo. Nosotros, simplemente, si vemos algún espacio con el que podamos trabajar, lo adaptamos de la mejor manera posible y utilizamos materiales actuales, por eso resultan estos híbridos.
¿Por qué decidieron incorporar la sustentabilidad a sus proyectos?
Justamente, mientras trabajábamos en nuestro más reciente proyecto, el de Dr. Atl 285, decidimos que debíamos ser congruentes. Al recuperar edificios y espacios de la ciudad sin demolerlos, estamos disminuyendo el impacto ambiental. Pero si demueles un edificio, vienen camiones a recoger todo el cascajo y la basura que se genera, y luego la reconstrucción, es un proceso que implica un impacto en el ambiente y nosotros ya estamos reduciendo esa huella. Fue muy natural plantearse: “¿Cómo le podemos hacer para que la vida de este edificio pueda continuar en armonía con el medio ambiente y ser sustentable?”.
Nos acercamos a varios especialistas y ellos nos han ido dando las fórmulas. Básicamente, se trata de instalar plantas de tratamiento, de energía solar y reutilizar materiales. Todos los sistemas son ahorradores, desde escusados y grifos hasta la iluminación. Se recicla prácticamente el 100% del agua. Y además estamos haciendo un huerto en la azotea del edificio, lo que genera sustentabilidad y además comunidad.
¿Cuáles han sido los principales proyectos de Baaq’?
El primero fue Casa del Río, un proyecto muy bonito. Después hicimos otro con los arquitectos Tadao Ando y Álvaro Siza, Casa Wabi. También Lirio 7, un proyecto de restauración que fue el primero que hicimos en Santa María la Ribera. Y el último, en el que estamos trabajando, el de Dr. Atl 285, que es muy importante porque conjunta todo lo que nos gusta hacer en Baaq’: la sustentabilidad y la readaptación de lo que fue anteriormente una fábrica y ahora reúne viviendas y espacios de trabajo.
¿Cuál es tu visión sobre el desarrollo de la arquitectura en la CDMX?
Por un lado, me gusta el papel que está tomando el desarrollo inmobiliario, cada vez veo más calidad en las nuevas generaciones de arquitectos, son muy buenos y están muy bien preparados. Pero es muy importante que haya justamente una integración entre los desarrollos inmobiliarios y los arquitectos. La visión que tengo es la de una ciudad que ya entendió que no puede crecer más, sino reinventarse con lo que ya tiene y continuar evolucionando de esta forma.
SI VEMOS ALGÚN ESPACIO CON EL QUE PODAMOS TRABAJAR, LO ADAPTAMOS DE LA MEJOR MANERA POSIBLE Y UTILIZAMOS MATERIALES ACTUALES.
Por otro lado, va a continuar habiendo un contraste, con estos rascacielos en ciertas zonas. Lo que ya no veo mucho, porque ya no cabe, son conjuntos de casas en el centro de la ciudad, más bien las casas serán construidas en zonas suburbanas. Entonces en este proceso de densificación se irán definiendo espacios más adecuados a la población que somos hoy, eso espero.
¿Qué planes o proyectos tienes a futuro?
Estamos explorando la posibilidad de hacer proyectos con un sentido comunitario. Es decir, espacios donde tengas un rancho con huertos y animales para que las familias puedan ir el n de semana o incluso vivir ahí. Son varias casas o fincas que conviven alrededor de ese espacio.
Por el momento, continuamos con nuestros desarrollos en Ciudad de México, que es nuestro gran laboratorio. También hemos estado viendo propiedades en Guadalajara, tenemos proyectos pequeños en San Miguel de Allende y Puerto Escondido, y también en Bogotá. A mí me gustaría también trabajar con zonas populares en un futuro.
Texto: Mónica Díaz
Fotos: Cortesía de Baaq’