A lo largo y ancho de nuestro país encontramos toda suerte de paisajes. Climas selváticos, playas de ensueño, desiertos y bosques montañosos, lo cierto es que sin importar cuál sea la preferencia, la naturaleza en México se esmera en dejar a sus visitantes boquiabiertos y ansiando la próxima temporada de vacaciones para volver.
El destino idílico para los apasionados de la naturaleza en nuestro país es Barrancas del Cobre, y aunque hoy en día reciben 250 mil turistas al año, el número se encuentra en crecimiento exponencial conforme se corre la voz acerca de las espléndidas vistas y divertidas actividades que ofrece el lugar.
Para llegar, la mejor opción es volar a Chihuahua en donde iniciará tu viaje. Hay que considerar que se puede hacer sin problema de viernes a domingo, pero el ritmo es intenso y la levantada tempranera. Al llegar a Chihuahua, la recomendación es empezar el día parando en las Gorditas Lupita de Santa Isabel para disfrutar de las estelares gorditas hechas de harina rellenas de queso, chicharrón prensado o algún otro guisado. ¡Una verdadera delicia! Para quien prefiera algo dulce también ofrecen empanadas de piña o manzana servidas calientes.
Deberás manejar cuatro horas para llegar hasta Creel, un pequeño pueblo donde podrás abordar el tren que te llevará hasta Divisadero, donde se encuentran las Barrancas y de ahí tomarás el tren nuevamente al día siguiente para llegar a Los Mochis. El viaje puede hacerse también al revés, partiendo de Los Mochis, sin embargo, las vistas valen mucho más la pena en el recorrido de Divisadero a Los Mochis que sugerimos, ya que disfrutarás del espléndido amanecer pintando de múltiples colores el cielo, y tendrás luz de día durante el tramo completo. El camino, tanto de la carretera como a bordo del tren, es bellísimo, con paisajes cambiantes: cerros pelones que empiezan a vestirse de verde, árboles milenarios, plantaciones de manzana de todos los colores, praderas y formaciones de roca volcánica con peculiares formas.
El territorio lo comparten raramuris, también llamados tarahumaras, y menonitas con ancestros inmigrantes de Canadá, que llegaron a México buscando libertad para vivir bajo sus preceptos religiosos y culturales, y a quienes nuestro país recibió de brazos abiertos por su amplio conocimiento en agricultura. Ellos poblaron y activaron económicamente estas vastas regiones del país que en su momento se encontraban deshabitadas.
A unos cuantos kilómetros de Creel, se encuentra San Ignacio de Arareko, donde podrás recorrer el valle de los Hongos y el valle de las Ranas en coche, a caballo, en cuatrimoto o bicicleta; para esta última opción deberás tener gran habilidad en montaña y terrenos rocosos. El lago de Arareko es un bellísimo espejo de agua, homónimo de la flor típica de la región. También encontrarás la cascada Cusárare, “lugar de águilas”, cuyo volumen de agua dependerá directamente de las lluvias recientes en la zona por lo que en cada visita la experiencia puede ser muy diferente, sin embargo, el camino para llegar hasta ella es encantador: un frondoso bosque atravesado por un río y salpicado, aquí y allá, de puestos furtivos de artesanía raramuri, que aunque, aprovechan las olas de turistas para realizar sus ventas, se perciben amables al punto de la ingenuidad y se muestran siempre cálidos.
Cerca de la cascada encontrarás el hotel Cusárare River Sierra Lodge, el más viejo de la región, su construcción data del año 1965. El hotel no tiene electricidad, por lo que la experiencia será siempre a luz de vela. Cuentan con 22 habitaciones sencillas pero cómodas y un comedor en donde se sirven los mejores chiles chilaca rellenos de queso menonita de la zona, y aun si no te hospedas aquí, te recomendamos pasar a comer el día de tu llegada.
Al día siguiente, deberás estar listo para abordar el tren a las 6:00 am y el recorrido será únicamente de una hora y media. El Chepe Express es un ferrocarril de alta gama, integrado por nueve carros de pasajeros, diseñados para hacer de los paisajes de la zona la estrella del destino. El recorrido total es de más de 350 kilómetros y fue pensado para todos aquellos que quieren vivir la riqueza natural de una de las zonas más bellas de México y complementarla con la experiencia a bordo del tren, rodeado de comodidades.
El tren corrió sobre estas vías por primera vez en noviembre de 1961. En esta zona convergen tres de los cañones más importantes de la Sierra Tarahumara: Urique, el más profundo de los tres con 1879 metros, el Tararecua y el del Cobre. Este último nombrado en honor al tejaban donde hace años se explotaba la barranca para obtener precisamente cobre. Hoy, de estas barrancas se extrae zinc, oro y plata. Las barrancas están cavadas por la fuerza del agua y el viento; la lluvia les otorga la forma que hoy tienen en conjunto con el río que actúa como una lija: entre mayor la pendiente, mayor la aspereza. A causa de esta pendiente y a pesar de ser mucho más recientes, las Barrancas del Cobre son más profundas que el Gran Cañón.
Además de las vistas primorosas y únicas, el viaje ofrece experiencias de senderismo, las más especiales van al fondo de las barrancas y están guiadas por los tarahumaras de la zona. Para los más aventureros es indispensable visitar el Parque Aventuras Barrancas del Cobre, donde vivirán un día intenso y probarán sus habilidades físicas.
La tirolesa del parque es la segunda más larga del mundo, solo después de la que sobrevuela las rocosas montañas del emirato de Ras al Khaimah en Emiratos Árabes, con una longitud de 2,650 metros que se recorren en aproximadamente tres minutos. Al bajar, deberás cargar tu equipo con un peso aproximado de 4 kilos, 700 metros cuesta arriba hasta llegar al punto de partida del teleférico en el que tendrás una vista de 360o de las Barrancas mientras te transporta de regreso a las instalaciones principales del parque. Para quien haya disfrutado de la experiencia, hay otro recorrido de siete tirolesas distintas y dos puentes colgantes, sin embargo, las palmas se las lleva la Vía Ferrata.
El recorrido inicia con una pequeña tirolesa que te deja en el punto para hacer rappel 48 metros barranca abajo. Al rappel le sigue el salto de Tarzán, para el que serás amarrado del arnés con una cuerda con la que brincarás 35 metros sobre el vacío de una peña a otra. Cruzarás un puente colgante de madera, escalarás algunos metros horizontalmente para después cruzar un puente de un solo hilo de hierro con dos líneas de seguridad y finalizarás con escalada en línea vertical. Y después… ¡Después caerás rendido! La experiencia es imperdible y está dirigida especialmente a adultos y jóvenes, ya que para todas las actividades en el parque de aventuras requieren un mínimo de peso y estatura.
Al día siguiente, abordarás nuevamente el tren, esta vez en un recorrido de aproximadamente seis horas. El Chepe cuenta con clase turista y ejecutiva. En la ejecutiva, podrás disfrutar de un bar y un carro domo de dos pisos que alberga el restaurante Urike –en homenaje a uno de los cañones de la Barranca–, a cargo del chef Daniel Ovadía, quien ofrece un menú que representa de forma innovadora, pero sobre todo deliciosa, los sabores de la región serrana del norte del país. Si viajas en turista, podrás comprar comida en el bar y si deseas disfrutar de los platillos del restaurante sólo deberás reservar con anticipación.
Durante el desayuno, no te pierdas los chilaquiles rojos de chile pasado o el chile relleno de chicharrón en salsa de frijol; finaliza con un pan dulce hecho en casa –o mejor dicho, en tren– y un delicioso café. Para la hora de la comida o si cenas en el tren, la recomendación es iniciar con el tamal de chayote con salsa de chipotle, ajonjolí, queso y crema, y después probar la pesca del día servida con chilacas, elote, jitomate y alioli de chile poblano. Además, la clase ejecutiva cuenta con una terraza, ideal para sacar fotografías sin obstáculos visuales debido a que tiene ventanas corredizas, además de que los pasajeros podrán disfrutar de aperitivos y bebidas al aire libre.
En El Fuerte, para finalizar el viaje, podrás disfrutar de unos deliciosos langostinos con mantequilla y tal vez hasta un masaje en Posada del Hidalgo, una mansión colonial que perteneció a don Rafael Almada, el hombre más acaudalado del fuerte. Se construyó justo debajo de la antigua fortaleza construida por los conquistadores españoles en 1564 y conserva hasta hoy gran parte de su construcción original.
Las Barrancas del Cobre son sin duda un destino obligado para disfrutar de los paisajes nordestinos de nuestro país. Sus imponentes vistas de peñas cobrizas que protegen leyendas y tradiciones, se quedarán colgadas en tus recuerdos, invitándote siempre a regresar.
GUÍA DE BARRANCAS DEL COBRE
Chepe Express
Hotel Quinta Misión
D. Ave. Adolfo López Mateos s/n, Creel
T. +52 635 456 0021
Hotel Mirador
D. Estación Chepe, Km 622, Divi- sadero
T. +52 668 815 7668
Posada del Hidalgo
D. Miguel Hidalgo y Costilla 101, Centro Histórico, El Fuerte
T. +52 668 812 1613
Guía de viajes
Pedro Palma
T. +52 614 104 4781
Texto y fotos por: Nicolle Lekare