Existen historias fantásticas que nacieron en tinta y papel. Un claro ejemplo es la saga de J. K. Rowling, Harry Potter: con el paso de los años tuvo tanto éxito que llegó a la pantalla grande, transformándose en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos. Hoy, festejamos el Día Internacional del Libro y compartimos contigo los best sellers que inspiraron algunas series que seguramente ya has visto.
Outlander
Narra la vida de Claire Randall, una enfermera que viaja por el tiempo y se encuentra con personajes que marcarán su vida por completo. La serie se inspira en el primer libro de ocho más escritos por Diana Gabaldon.
Game of Thrones
Es el claro ejemplo de cómo una serie de libros puede viajar a la pantalla. Juego de tronos se inspiró en la serie de novelas Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Cuando llegó a la pantalla, motivó a muchos escritores a buscar cadenas de televisión que produjeran sus escritos.
The Witcher
Esta serie fantástica cobró vida gracias a las letras de Andrzej Sapkowski. El escritor polaco dividió la historia en nueve novelas y Netflix adaptó La espada del destino y El último deseo para dar vida a las primeras dos temporadas de la serie.
You
Es una de las series más vistas en Netflix. Narra la historia de Joe Goldberg, su obsesión con Guinevere Beck, y cómo se vuelve tan psicótico y obsesivo que se transforma en la peor pesadilla de cualquier mujer. La serie se basó en la novela homónima de Caroline Kepnes para dar vida a la primera temporada. De ahí en adelante, sirvió como inspiración para las temporadas posteriores.
Sherlock
Es un ejemplo diferente, porque no adaptó las novelas de Conan Doyle, pero si las tomó como referencia para crear los personajes. En cuanto a la historia, es una versión moderna que brindó nuevas misiones a sus protagonistas.
Orange Is the New Black
Last but not least, Orange Is the New Black es el título corto de Orange Is the New Black: My Year in a Women’s Prison, escrita por Piper Kerman, autora y protagonista de la historia.
Escrito por Nathalia Téllez