Los artistas son los seres más asombrosos del planeta. La creatividad conectada con un placer absoluto por el riesgo, ha llevado a diversos seres humanos a crear innumerables piezas de arte, impresionantes melodías, actos de magia, memorables actuaciones en escenarios, platillos que te hacen vibrar, y como el arte es subjetivo, los límites dependen de la creatividad de cada quien.
Desafortunadamente, existen falsificaciones y robos de obras de arte en todo el mundo y es un problema que no solamente afecta a los artistas, sino a compradores y coleccionistas. Se trata de un factor que ha impactado negativamente en la industria del arte desde hace ya muchos años.
En el caso del robo, existen dos grandes problemas: el de piezas únicas a galerías públicas o privadas, o los saqueos que, aunque es más negativo por los daños irreparables que sufren las obras, en teoría tiende a disminuir.
Grandes galerías y casas de subastas han liderado esfuerzos conjuntos para tener un mayor control de las obras que existen, de quiénes son los dueños y de dónde se encuentran. Han logrado reducir el comercio ilegal de obras falsificadas y han recuperado obras robadas. Pero como en todo sector no regulado, y más donde los valores son en parte intangibles controlados por una demanda limitada contra ofertas únicas, existen fugas de información y corrupción.
Gracias a la tecnología de blockchain, estos esfuerzos comienzan a rendir frutos. Trazables en tiempo real, los movimientos de las obras de arte ahora pueden ser registrados por los compradores, lo que agiliza mucho el proceso de verificación de su origen y demás datos como la fecha exacta, la proveniencia y a qué personas o instituciones ha pertenecido, y esto es inmutable, es decir, no se puede modificar. Lo más interesante es que cualquier persona podría ver el movimiento histórico de la obra de arte. Al decir lo anterior, queda implícito que será mucho más sencillo demostrar la propiedad de dicha obra, situación que calma y agiliza las operaciones comerciales.
Gracias a los registros públicos de la red, las casas de subasta podrán vender las obras contando con facilidades como limitar el acceso a potenciales compradores que solo tengan un saldo específico y llevar un mayor orden en el registro de transacciones. Al ser públicos los movimientos de los compradores, podrán estar seguros de que son justos y equitativos.
El siguiente ejemplo sirve para entender un poco más sobre el proceso de compra venta de arte en donde interviene el blockchain. Un artista crea una pieza de arte y le asigna un token único (ERC- 721) sobre la red de Ethereum.
Un comprador adquiere la pieza de arte, ya sea con criptomonedas o con fiat. El artista transfiere el token a la dirección de la cartera del comprador. Si el comprador quiere vender la obra a una casa de subastas, esta puede revisar el origen del token en la base de datos de la red y asegurarse de dos cosas: el vendedor es el actual dueño de la pieza y la autoría es la del artista. Si todo es correcto, procede a realizar la compra.
La casa de subastas vende la pieza avalando la garantía de propiedad con el token. Las pujas se realizan conforme las reglas de la casa de subastas y el ganador procede a realizar la transferencia del monto de la pieza de arte. junto con ella recibe, en la dirección de su cartera, el token ligado a la obra.
En el caso de que alguien falsificara una obra e intentara venderla a alguna galería o casa de subastas, esta podrá verificar fácilmente cuando el token ligado a la obra no corresponda a su propietario y así cancelar la operación.
Esta tecnología es muy fácil de implementar, y gracias a ella no solo se está garantizando la su- pervivencia de las obras de arte originales, sino también se democratiza el arte, llevándolo al alcance de millones de personas.
Texto por Luis Ángel Adame Torres
@AdameLuisAngel
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Ilustraciones The Noun Project