Si estudiamos los fundamentos arquitectónicos más primitivos de la civilización humana, encontramos invariablemente el uso del agua y la tierra. Siendo esta última un material básico y abundante del planeta, nosotros, sus habitantes, tenemos acceso y derecho a ella. Nuestros paisajes atestiguan con sus construcciones en tierra, que es ahí, en el suelo, donde se encuentra toda materia suficiente para crear un refugio, un hogar.
Fotos por: Cortesía Juan Carlos Loyo Arquitectura
Después de haber proliferado de forma natural en casi todo el mundo, el uso de la tierra como material constructivo se ha reducido hasta casi desaparecer. Sin embargo, en los últimos años, el proceso de construcción de la tierra compactada se ha renovado y convertido en una alternativa contemporánea que hace homenaje al pasado.
Juan Carlos Loyo Arquitectura nos presenta la Casa Sabinos, la primera en la periferia de Querétaro que utiliza tierra de la región y métodos constructivos tradicionales, así como nociones contemporáneas del espacio, estética, dimensiones, planeación ecológica y el mejor uso de los recursos como el sol, la lluvia y el viento para crear un ambiente climático agradable sin el uso de la electricidad para generar confort de manera sustentable.
El valor de esta casa nace del entendimiento del ambiente circundante, así como del estudio de la arquitectura vernácula. El clima semi-seco de la región propició el uso de sistemas pasivos como la orientación, la ventilación cruzada, la masa térmica, los materiales hechos a mano en el sitio y otras técnicas ya probadas.
Como en la arquitectura mexicana tradicional, se utiliza un patio central (en este caso de forma ovalada) para dividir lo público de lo privado. Este es inundado con agua de lluvia en verano para enfriar el aire aprovechando la brisa. Se promueve la ventilación cruzada y la vida al exterior a través de la conexión de los espacios interiores con terrazas y jardines. Los muros de tierra apisonada tienen baja conducción térmica, manteniendo la edificación fría durante el verano y cálida en el invierno, haciendo innecesario el uso de sistemas de aire acondicionado.
La residencia ofrece un trayecto fluido, con un recorrido de pasillos con muros en su mayoría ciegos y cubiertos de libros, herramientas y materiales de trabajo y arte. El lenguaje artesanal llega hasta los detalles, closets, mobiliario, llaves de agua, etcétera. Las vistas son aperturas en los muros que intencionalmente enmarcan elementos paisajísticos. Las columnas son troncos de árboles secos incorporando elementos naturales que funcionan estructuralmente. La Casa Sabinos es un aporte mexicano a la arquitectura contemporánea que rescata valores ancestrales y los renueva con sencillez y elegancia.