José María Rodríguez Madoz es el nombre del fotógrafo que utiliza artículos cotidianos para jugar con la percepción que tenemos de ellos y crear arte. Nació en 1958 en Madrid, donde estudió Historia del Arte en la Universidad Complutense y Fotografía en el Centro de Enseñanza de la Imagen.
Desde los inicios de su carrera como fotógrafo, imprimió un sello muy personal y difícil de ignorar. Su primera exposición individual se llevó a cabo en 1984 y estuvo a cargo de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid. Después de muchos años en el mundo de la fotografía y tras recibir una gran cantidad de premios gracias a su privilegiado ojo estético, Madoz ha logrado posicionarse como uno de los artistas conceptuales más notables de las últimas décadas.
En el 2000, recibió uno de los galardones más importantes en el ámbito de la fotografía, el Premio Nacional de Fotografía de España. Su obra cruzó fronteras y, ese mismo año, recibió el Premio Higashikawa en Japón. Además de la fotografía, también ha incursionado en los mundos de la literatura y de la moda.
Chema -como es mejor conocido- tiene un estilo inconfundible con el que ha logrado captar las miradas de los que observan sus fotos. Se ha caracterizado por su gusto por la precisión y la armonía, junto con una clara exactitud y trazos definidos. Asimismo, posee un perfecto conocimiento de la luz y de la perspectiva, lo cual da como resultado un trabajo sumamente estético, en el que, además, reinan la ironía y el humor. Todas sus fotografías son en blanco y negro, nunca llevan título y dejan a la vista juegos de imaginación y doble sentido.
Su pasión por el lente ha dado frutos y sus obras han estado en exposiciones tanto colectivas como individuales alrededor del mundo en lugares como el Erarta Museum of Contemporary Art en San Petersburgo, la Kahmann Gallery en Ámsterdam y el Centro Conde Duque en Madrid.
Gracias a la gran audacia con la que percibe las cosas cotidianas y a la forma con la que logra captarlas con su cámara, el madrileño despierta distintas emociones y sentimientos en sus espectadores, así como cuestionamientos y reflexiones intelectuales. Sin duda, es un fotógrafo al que no hay que perderle el rastro.
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Foto: Cortesía de Chema Madoz.
