Después de casi cuatro décadas bajo la mirada inconfundible de Anna Wintour, Vogue US inicia una nueva etapa con Chloe Malle al frente de la revista como head of editorial content. Este anuncio no es nada menor, considerando que Anna Wintour ha sido una figura que definió el pulso cultural de una era que se formó entre los márgenes de la tradición y el vértigo digital.

Malle, hija de la actriz Candice Bergen y del cineasta francés Louis Malle, creció rodeada de historias que cruzaban cine, literatura y moda, pero ha construido su nombre lejos de sus apellidos. En Vogue empezó como social editor en 2011, y una década después, su presencia en vogue.com duplicó la audiencia, reforzó la conversación y abrió la puerta a proyectos inesperados como Dogue y la Vintage Guide, que supieron conectar con nuevas generaciones sin perder el sello de la revista.

Su nombramiento no significa un corte con el pasado, sino un puente. Anna Wintour, que continuará como directora editorial global de Vogue y chief content officer de Condé Nast, se mantiene como mentora cercana. El gesto revela que más que un reemplazo, se trata de un traspaso de confianza y de un legado hacia alguien capaz de darle un nuevo giro.
Lo que distingue a Chloe Malle es su capacidad de lectura cultural, una que entiende que Vogue no es solo una revista de moda, sino el referente más importante de cómo se visten, se mueven y se narran las sociedades.
Con Malle, Vogue se adentra en un territorio donde la moda es parte de una conversación más amplia: el arte, la arquitectura de lo cotidiano y la vida cultural. Una mirada que no busca reemplazar lo que fue, sino abrir la puerta a lo que viene.