Ir a Sudáfrica es descubrir otro mundo. Se siente el poder de la naturaleza, intenso, atemporal. El cielo se abre más inmenso y azul que nunca, los árboles se alargan como agujas, intentando alcanzarlo, las montañas se sientan, majestuosas, escondiendo secretos eternos entre sus grietas y el mar azul, tempestuoso, gélido, se extiende hasta el fin del mundo como una ancestral leyenda de marineros.
No hay forma de describir el espíritu de África. Es algo que se tiene que sentir. Así como el redoblar de los tambores, que se sincroniza con los latidos del corazón. Es algo que silencia y pone en perspectiva nuestra humanidad. Dicen que África es la cuna del mundo y al llegar aquí uno entiende por qué.
Llegué a Ciudad del Cabo de noche. Tomé la autopista hasta mi hotel, serpenteando por las vías que rodean la montaña, subí, subí y subí hasta que vi el fin de la calle como uno ve, con un nudo en el estómago, la cima de una montaña rusa. Sufrí un segundo de incertidumbre y al siguiente instante se abrió ante mí una ciudad de luces, colgando de los riscos por encima del mar. Sentí que descubría un secreto oculto, revelado con discreción y cautela a los pocos que se atreven a buscar. Nunca me imaginé que esa no era la sorpresa.
Al día siguiente la conocí. Se demostró instantánea, presente, colosal, eterna; ahí estaba: Table Mountain. Tanto había escuchado de ella; la montaña que da origen a Ciudad del Cabo, la que graciosamente extiende sus faldas hasta el mar, la que ha visto todo: desde la creación del mundo, la llegada de los portugueses, el establecimiento de los primeros afrikáners, la colonia inglesa y el apartheid, hasta el triunfo de Nelson Mandela y de la democracia. Fue amor a primera vista. Desde entonces, he cultivado una relación con la ciudad, que poco a poco se estableció, en este tramo de tierra entre mares, que termina en el Cabo de Buena Esperanza.
Ciudad del Cabo es una ciudad vibrante, llena de cultura, historia y modernidad. Es una ciudad con una diversidad particular, donde los habitantes son de diferentes razas, hablan diferentes idiomas, y tienen diferentes costumbres, pero a la vez pertenecen a una misma nación. Es una ciudad donde la presencia tan tangible de la naturaleza parece despertar los poderes imaginativos de sus habitantes, ya que la mayoría de la gente se dedica de una forma u otra a industrias creativas. Es una ciudad donde lo pintoresco y delicado de la colonia inglesa se mezcla con la exoticidad robusta de África para producir un ambiente de “artisticidad” y detalle.
Su distintiva topografía provee a Ciudad del Cabo con oportunidades para participar en actividades de todo tipo. Se puede escalar Table Mountain, hacer un picnic en Signal Hill, caminar por los jardines botánicos de Kirstenbosch, explorar el pueblo pesquero de Hout Bay o ver el sol ocultarse en el mar en Camps Bay. Para los gustos más urbanos están los museos del Company Garden, restaurantes de moda en Kloof Street, un centro comercial cosmopolita en The Waterfront, o numerosos bares en Long Street. En pocas palabras, hay una infinidad de cosas que hacer. Yo aún después de varios años de intentarlo, no he podido agotar las posibilidades. Los siguientes son mis lugares favoritos:
Woodstock
El renacimiento de Woodstock es algo relativamente reciente. Antes una zona semi-industrial considerada de las más peligrosas de la ciudad, Woodstock se ha convertido en el epicentro del diseño y la comida contemporánea. Entre bodegas y graffitis se encuentran las galerías independientes más importantes de la ciudad, algunos de los restaurantes más populares, y el afamado mercado del Biscuit Mill; el Neibourgoods Market comenzó como un pequeño proyecto para dar espacio a diseñadores y productores de comida fina. Pocos años después la iniciativa estalló generando no sólo un mercado que ofrece deliciosos productos locales, frescos, y gourmet, sino toda una cultura de apreciación a lo artesanal. A causa de esto han emergido varios mercados similares a los alrededores de Ciudad del Cabo.
Kalk Bay
Kalk Bay bien podría ser el fruto de un romance africano entre un marinero galante y una coleccionista nostálgica. Es un pueblito pesquero situado a pocos kilómetros de la famosa playa surfista Muizenberg. Delineado con cafés, pequeños comedores, tiendas de antigüedades, librerías, y un teatro; Kalk Bay es el perfecto lugar para pasar un sábado bohemio, escudriñando chucherías en el Old Trading Post, o disfrutando de un libro y un café viendo el mar.
El Cabo de Buena Esperanza
En Cabo de Buena Esperanza —llamado el Cabo de Tormentas por el portugués Bartolomé Días, quien fuera su descubridor— mi parte favorita ha sido Cape Point; la punta de la península, y especialmente la carretera que lleva hasta ahí. De ida me gusta tomar el camino que va hacia Simonstown. Puedo salir en la mañana, tomar un café en Kalk Bay, visitar a los simpáticos pingüinos en Boulders Beach y disfrutar del panorama mientras recorro el impactante camino entre las montañas y el acantilado.
El Cabo de Buena Esperanza es una inmensa reserva natural que alberga más de 300 especies de animales y alrededor de 1100 especies de plantas indígenas, la mayoría de ellas endémicas. El reino floral del Cabo es el más pequeño del mundo y uno de los más diversos, por lo que preservarlo es de gran importancia. Hay muchas formas de explorar la reserva, buceando, surfeando, caminado o bien dando un paseo ya sea en bici o en coche. La parada obligatoria es Cape Point, la punta sureste del continente africano.
Dejando lo mejor para el final, regreso por el lado occidental del cabo hacia Hout Bay. Es un camino poco recorrido que esconde acantilados brumosos, faros solitarios, y pueblitos pesqueros. Los cambios de paisaje hacen de esta ruta, una experiencia enriquecedora gracias a los distintos miradores en donde se pueden tomar fotos. Mi meta es llegar a Chapman´s Peak Drive, un tramo de carretera curvilínea que sigue la costa rocosa desde las blancas playas de Noordhoek hasta Hout Bay desde la cual uno puede admirar uno de los panoramas más especiales del cabo. Hout Bay es un buen lugar para disfrutar de una gran comida. Hay pescado fresco en la bahía y comida internacional en el legendario Chapman’s Peak Hotel. Continuando en esa vía uno llega a Camps Bay (el barrio más elite de Ciudad del Cabo) a tiempo para ver uno de los atardeceres por los que destaca la ciudad.
Stellenbosch: tierra de vinos
Stellenbosch es una ciudad pequeña que sobrevive gracias a su patrimonio de viñedos y a que alberga una de las universidades más importantes del país. Es una de las ciudades más viejas de Sudáfrica, fundada en 1679 por miembros de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales. Stellenbosch es notoria por los robles centenarios que adornan las casas de arquitectura Cape Dutch, caracterizada por sus gabletes y techos de paja. A su belleza se le añade que está rodeado de rocosas montañas adornadas de viñedos.
Visitar Stellenbosch no toma mucho tiempo. Y es una buena parada antes de pasear por la ruta de los vinos donde se pueden visitar diferentes granjas para degustar vinos de diferentes uvas y cosechas. Hay cientos de granjas de vino, por lo que es difícil hacer una selección. La oficina de turismo cuenta con un útil folleto que detalla cada una de las granjas.
En mi experiencia las granjas para visitar son: Meerlust, por su excelente Pinot Noir; Tokara, por la vista y el moderno Delicatessen; Simonsig, por su importante historia en la ruta de vinos; y Fairview porque ofrece, con el vino, una prueba de quesos, la cual es toda una experiencia al paladar después de tantas copas de vino.
[toggle Title=”Cuándo ir”]
Un punto importante a considerar cuando uno viaja al hemisferio sur, es que las estaciones son inversas. Otro es, que en Sudáfrica no hace el calor perpetuo que uno relaciona con el continente africano. En Ciudad del Cabo en invierno las temperaturas se mantienen entre los 8 y 20º C y en verano llegan hasta los 40º C.
Mi estación favorita en Sudáfrica es la primavera, entre agosto y octubre. El clima es ideal, soleado, pero no caluroso. Las lluvias de invierno comienzan a cesar, el paisaje mantiene un intenso verdor y el cabo florece. El otoño (de abril a junio) es especialmente hermoso en los viñedos.
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[toggle Title=”Cómo ir”]
Todavía no existe un vuelo directo entre México y Sudáfrica por lo que, dependiendo de la aerolínea, uno tendrá que hacer escala en Europa o Estados Unidos. Todas las aerolíneas principales tienen vuelos a Ciudad del Cabo. Hasta ahora, South African Airways es la única que tiene un vuelo directo desde Nueva York.
Sudáfrica aún carece de un transporte público eficiente. Así que la mejor manera de viajar es rentar un coche. Un detalle a considerar es que se maneja como en Inglaterra, del lado derecho de la calle. Es muy importante siempre recordar esto al cruzar la calle.
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[toggle Title=”Dónde Dormir”]
Ciudad del Cabo
The Bay Hotel
D: 69 Victoria Road, Camps Bay
T: +27 (0) 21 437 9701
Camps Bay Retreat
D: 7 Chilworth Road, Camps Bay
T: +27 (0) 21 437 8300 (Recepción)
http://www.campsbayretreat.com
Compass House
D: 154 Kloof Road, Bantry Bay
T: +27 (0)21 430-3330
La Grenadine Petit Hotel
D: 15 Park Road, Gardens
T: 0214241358
Hoteles en Stellenbosch
D: Delaire Graff Estate
T: +27-21-885 8160
Physical Address: R310, Helshoogte Pass, Stellenbosch
(Un viaje al Cabo no estaría completo sin visitar Hermanus, la capital de las ballenas).
Coopmanhuijs Boutique Hotel & Spa
D: 33 Church Street, Stellenbosch 7600, South Africa
T: +27 (0) 21 883 8207
M: [email protected] , [email protected]
http://www.coopmanhuijs.co.za/
Knorhoek Guesthouse
D: Knorhoek Wine Estate, Stellenbosch
T: +27 21 865 2114 / 5
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[toggle Title=”Dónde comer “]
Ciudad del Cabo
Superette
Brunch contemporáneo, con ingredientes gourmet.
D: 218 Albert Road, Woodstock, Cape Town
T: 021 802 5525
Manna epicure
Para un desayuno perfecto, con pan hecho en casa.
D: 151 kloof street . tamboerskloof, Cape Town, South Africa.
T: 021 426 2413
The Test Kitchen
Creación del chef Luke Dale-Roberts, experiencia culinaria de comida contemporánea.
D: Shop 104 A, The Old Biscuit Mill, 375 Albert Road, Woodstock, Cape Town
T: 021 447 2337 o
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[toggle Title=”Dónde comprar”]
Ciudad del Cabo está llena de boutiques de ropa y joyería de diseñadores locales. Long Street y Kloof Street son las calles a explorar. Para los amantes de antigüedades, Sudáfrica puede ser un paraíso. Hay tiendas de antigüedades cerca del centro de todos los pueblos y ciudades. El centro comercial en el Victoria and Albert Watherfront provee el resto de las necesidades de compra desde souvenirs africanos hasta afamadas marcas internacionales.
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[toggle Title=”Reglas Importantes “]
La situación racial en Sudáfrica continúa siendo muy delicada. Hay que procurar ser ultra-sensibles a las diferencias raciales y culturales de cada persona. Lamentablemente, a pesar de su gran riqueza, Sudáfrica es de los países con más desigualdad socioeconómica en el mundo. Por consiguiente hay mucha pobreza y mucho crimen de oportunidad. No hay gran peligro, sólo hay que evitar mostrar nuestras pertenencias valiosas – dinero, ipod, celular- y nunca dejar nada a la vista. Si alguien se aproxima a pedir de manera insistente, pídanle amablemente que se vaya.
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