Antes de la Segunda Guerra Mundial, Corea del Norte y Corea del Sur eran un solo país; sin embargo, el territorio se dividió en dos como producto de la Guerra Fría: Estados Unidos se unió al sur, mientras que la Unión Soviética se unió al norte.
Después de intensos enfrentamientos, en 1953 ambos países firmaron un alto al fuego, pero siguieron siendo enemigos hasta el día de ayer, cuando Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, y Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, se unieron en Pyongyang, la capital de Corea del Norte, para establecer un régimen de paz. Cabe recalcar que, por primera vez en 11 años, el presidente Moon viajó al territorio vecino para unirse con el líder comunista.
Tras un encuentro de tres días, se firmó un acuerdo de 17 páginas en el que ambos países prometieron cesar todos los actos hostiles entre sí y poner fin a todo aquello que pudiera causar problemas en la península coreana.
Asimismo, los líderes de Corea se comprometieron a presentar una oferta para ser anfitriones de los Juegos Olímpicos de 2032, a detener los ejercicios militares de la línea de demarcación militar, a crear enlaces ferroviarios durante el próximo año y a retirar los puestos de guardia de las zonas desmilitarizadas antes de que acabe el 2018, entre otras cosas.
En cuanto a los países aliados, queda pendiente que, de manera oficial, declaren su conformidad con el acuerdo, ya que tanto Estados Unidos como China y Rusia tienen tropas estacionadas en las fronteras de Corea del Sur y de Corea del Norte respectivamente. De acuerdo con los expertos, no hay nada que impida esta declaración de paz.