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Costa Rica, el paraíso vivo del ecoturismo y la sostenibilidad

Costa Rica tiene una energía que, si se pudiera describir en una palabra, sería “viva”. Es un lugar donde los colores no compiten, conviven. Esa vitalidad ha perdurado a lo largo de los años y conservarla es más que un deseo: es una necesidad.

El territorio invita a explorar su naturaleza, sentir su clima cálido y descubrir la amabilidad de su gente. En Costa Rica, el ecoturismo no es solo una tendencia, es parte de su identidad. La aventura, el bienestar y la sostenibilidad convergen en cada región.

Una riqueza natural como ninguna otra

La biodiversidad de Costa Rica es inigualable. Comenzando por el Parque Nacional Corcovado, ubicado en la Península de Osa, es considerado uno de los ecosistemas más intensos del planeta. Cubre aproximadamente 424 kilómetros cuadrados de selva virgen y alberga cerca del 2.5% de la biodiversidad mundial.

Es hogar de especies icónicas como jaguares, tapires, monos araña y águilas arpías. Sus senderos atraviesan manglares, bosques lluviosos y playas desiertas, ofreciendo a los visitantes una experiencia inmersiva en la naturaleza. Es un destino ideal para los amantes de la observación de aves, el senderismo y la fotografía de vida silvestre.

Por otra parte, en Tortuguero, en la costa caribeña, la naturaleza cobra vida en sus canales y playas remotas. Este parque nacional es famoso por ser uno de los sitios de anidación más importantes para las tortugas marinas verdes. De julio a octubre, los visitantes pueden presenciar el desove de esta especie, un espectáculo natural único. Además de las tortugas, Tortuguero alberga caimanes, manatíes, jaguares y una gran variedad de aves tropicales. Los recorridos en bote por sus canales permiten explorar la densa vegetación y observar la fauna en su hábitat natural.

Hospedajes con conciencia ambiental

Ubicado en La Fortuna, Nayara Tented Camp ofrece tiendas de campaña rodeadas de selva tropical, combinando confort con un profundo respeto por el entorno. Sus habitaciones están decoradas con maderas locales, textiles artesanales y amplias terrazas con albercas privadas que se funden con el paisaje natural. Sus programas de conservación y uso de energías renovables destacan en su operación.

Por su parte, Lapa Ríos, en la Península de Osa, se encuentra en una reserva privada de selva tropical y promueve activamente la reforestación y la educación ambiental para sus huéspedes. Sus búngalos de madera, elevados sobre el terreno, se integran armoniosamente con el entorno, ofreciendo vistas panorámicas al océano y la jungla. Estos están diseñados con materiales sostenibles que maximizan la ventilación natural.

Los alojamientos también han adoptado medidas sostenibles. La gestión eficiente de residuos, la reutilización de agua de lluvia y el uso de materiales ecológicos son prácticas comunes. Arenas del Mar, certificado con el CST (Certificación para la Sostenibilidad Turística), en la provincia de Puntarenas, destaca como el primer hotel de lujo sostenible en la selva.

Su reserva privada es hogar de más de 160 especies que conviven libremente. Además, implementa sistemas de energía solar y utiliza productos de limpieza biodegradables, demostrando que el lujo y la sostenibilidad pueden coexistir en todo momento. Sus habitaciones, diseñadas con materiales reciclados y decoradas con arte local, crean un ambiente que refleja la cultura costarricense.

Este compromiso ambiental también impulsa la economía local. Los ingresos del turismo sostenible generan empleos estables, respaldan proyectos de reforestación y fomentan la educación ambiental. La sostenibilidad no solo protege la naturaleza, también fortalece a sus comunidades.

En Guanacaste, hoteles como Four Seasons y Andaz Peninsula Papagayo aplican tratamientos de aguas residuales y apoyan programas de conservación marina. Four Seasons lidera iniciativas de restauración de arrecifes de coral y conservación de especies marinas, mientras que Andaz Península Papagayo integra prácticas de eficiencia energética y apoya el desarrollo de comunidades costeras. Sus habitaciones combinan diseño moderno con materiales naturales en espacios cálidos y sofisticados que armonizan con el paisaje costero.

Sabores sostenibles: alta cocina de Costa Rica

La gastronomía también refleja este compromiso. Restaurantes como Sikwa, en San José, referente de la cocina costarricense contemporánea, priorizan ingredientes locales como yuca, pejibaye, maíz criollo, cacao, frutas tropicales y pescados frescos. Estos insumos rescatan tradiciones indígenas y fortalecen la economía local. Sin duda, su respeto por el medio ambiente eleva la experiencia culinaria.

Otro ejemplo destacado es el restaurante Silvestre, ubicado en el centro de San José. Su menú celebra los sabores autóctonos con un enfoque moderno, utilizando ingredientes locales y de temporada. Platillos desde un tartar de atún fresco con aguacate, chayote y sardinas encurtidas, hasta el lomo de cordero al carbón con condimentos de tamarindo y cebolla, acompañados con acelgas asadas y semillas de mostaza, ofrecen a los comensales una innovación de texturas y sobre todo una experiencia gastronómica que respeta el medio ambiente.

Viajar es admirar paisajes, vivir experiencias transformadoras y descubrir nuevos horizontes. Pero es la conciencia la que convierte cada elección en un acto de preservación. Elegir dónde hospedarse, qué actividades realizar y dónde comer impacta directamente en el futuro de destinos vivos como Costa Rica.

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