Artista emergente de Nueva Orleans, es reconocido por las controversiales declaraciones políticas y sociales que comunica a través de su obra. Después de que el huracán Katrina destruyó por completo su estudio, Tague se encontró atrapado en su azotea durante mucho tiempo. Para entretenerse, comenzó a doblar billetes y creó la frase “State of Fear”. Éste fue el primer billete que dobló y, a partir de este momento, su carrera comenzó a ascender utilizando esta técnica para comunicar mensajes alrededor del mundo.
¿Cómo empezaste tu trabajo como artista? ¿Cuándo supiste que te ibas a dedicar al arte?
En la escuela tomé clases de arte y tenía la misma pasión por ella que cualquier otro niño, porque nos sacaba de la clase de matemáticas. Después iba a estudiar ingeniería, pero seguía teniendo un gran interés por el arte, entonces tomé algunas optativas de arte en la universidad. Después de haber hecho un dibujo en clase, decidí cambiar completamente mis estudios y así fue como seguí estudiando arte durante toda la carrera.
¿De dónde sacas inspiración para cada pieza? ¿Es algo que surge de repente o tienes que trabajar para cada una de ellas?
Es una combinación de todo. Normalmente, muchas de las ideas se me ocurren cuando no las necesito, por ejemplo, mientras estoy en el tráfico, cuando me estoy bañando o cuando duermo. En esos momentos es cuando mi mente está descansando de todo lo que pasa durante el día y es cuando más se me ocurren cosas. Es por esto que tengo un cuaderno al lado de mi cama para escribir las ideas que se me vienen a la mente antes de dormir. Otras veces, en cuanto algo sucede, pienso: “Tengo que hacer algo basado en esto”. Me pasa especialmente con los billetes doblados. Se prestan mucho a la política, donde muchas veces no sé cuál es la frase que quiero poner, aunque sí el tema, entonces experimento de muchas maneras.
Cuéntanos cómo surgió la obra de los billetes.
Soy reconocido por los billetes doblados, porque tienen un mayor alcance de audiencia. Ha generado mucha atracción y lo hice durante un momento de mi vida donde probablemente estaba más enojado. Estuve atrapado en una azotea durante siete días después del huracán Katrina. Toda mi casa y mi estudio se deshicieron, todo lo que me pertenecía había desaparecido. Todo lo que tenía era mi licencia de conducir y un billete de cinco dólares. Hice mucho trabajo con imágenes, borrando y cortando diferentes páginas. Hice un collage, pero no sabía qué era lo que quería hacer con él. Tuve todo el tiempo del mundo, y fue la primera vez que doblé un billete que decía “State of Fear”. Tenía una pequeña canoa que me permitía salir alrededor de seis cuadras y entrar a tiendas para agarrar lo que pudiera. Después de siete días llegó un bombero a rescatarme. Tenía como treinta cámaras desechables, pero me las quitaron todas excepto una, que tenía guardada en mis pantalones.
Una vez que tienes la idea, ¿cuál es el proceso creativo que sigues?
Voy al estudio y empiezo a pensar en las letras que necesito y el tipo de moneda que necesito; a veces es una mezcla de monedas de diferentes países. Luego empiezo a doblarlos y a buscar las letras, también me fijo mucho en la estética de los dobleces porque no solo busco que sean legibles, también busco que tengan una gran calidad.
Eres conocido por las declaraciones políticas que haces a través de tus obras. ¿Cuáles son las causas contra las que luchas o cuáles son las que promueves?
Contra el fascismo, por supuesto. Que Donald Trump sea tan popular en Estados Unidos, es lo peor que nos puede pasar. Es tan feo que ni siquiera quiero hacer obras al respecto. Solo quiero que se vaya. Yo lucho por la justicia, ya que crecí no teniendo mucho dinero, con un padre soltero y en una mala colonia.
Justo afuera de Nueva Orleans. Una ciudad que se llama Harvey, Louisiana. Y no es que me oponga al dinero o a la idea del dinero, solo pienso que la gente debería de ser, tal vez, más consciente sobre cómo se distribuye, especialmente entre los políticos, y las leyes que hacen basadas en el dinero. Me gusta doblar mensajes que sean optimistas. Por ejemplo, ahorita tengo uno que dice: “Because I’m happy”, no siempre tienen que ser mensajes oscuros con nubes negras, a veces es necesario transmitir optimismo en los mensajes.¿De qué manera crees que tu trabajo influencia al mundo?
Tengo una gran audiencia que no necesariamente son artistas, coleccionistas o museos. Mi trabajo se ha puesto en periódicos, en donde me han pedido ilustrar artículos que no necesariamente tratan de arte, sino de política o de leyes laborales. Me gusta que mi trabajo alcance diferentes niveles, que no solo se muestre en la escena del arte. Y tampoco se trata solo de vender mi trabajo o de exhibirlo, sino que mi trabajo tenga un efecto en la gente. He podido trabajar con Teachers for Schools o con Médicos sin Fronteras, para ayudar a los refugiados de Siria; también he podido ayudar a recaudar dinero cuando pasó el terremoto de Haití. Es bueno pensar que mi trabajo ha logrado acercarse a otro tipo de escenarios que no tengan que ver estrictamente con el arte.
¿Alguna vez has tenido que hacer algo que probablemente no querías hacer?
Definitivamente, no. Muchas veces he dicho que no a proyectos.
¿Hay alguna desventaja de tu profesión?
El arte es un negocio un poco difícil. Tú haces tu trabajo y esperas que te vaya bien. Siempre está la parte de “Estoy haciendo una obra de arte sobre dinero y estoy haciendo dinero con eso”. Pero no veo por qué tendría que ser diferente a un artista que hace pinturas abstractas y no lo cuestionan por hacer dinero con sus obras. Tengo los mismos problemas que cualquier otro artista. Siempre hay años buenos y años malos. Este año está empezando muy bien, tengo algunos proyectos para grandes museos. El mercado del arte puede fluir de muchas formas diferentes.
¿De qué manera influyen los viajes en tu trabajo?
Inmensamente. Abre toda una nueva perspectiva hacia las cosas. Estos trabajos fueron inspirados por una exhibición que tuve en Uruguay. Uso monedas de diferentes países en donde hablan español y portugués. No puedo esperar a ver lo que pasa después de esto. Más ahora, Estados Unidos y México siempre han tenido una gran relación, pero los republicanos como Rubio, Cruz y Trump están tratando de romper esa relación. Todo eso es decisivo para mí. Si alguno de ellos es electo, definitivamente he pensado en mudarme a México. Es decir, no puedo ser leal con un país que le dice a la gente que no merecen ser humanos. Las fronteras, ¿qué es eso?, ¿a quién le importan? Son tonterías.
Especialmente porque gran parte de las cosas que consumimos vienen de México, como la ropa, los vegetales y la fruta. No los conseguimos de California, como lo hacen otras partes del país. Nosotros estamos más cerca de México, entonces comerciamos cosas con ellos. Yo no coincido con ese odio hacia México o hacia cualquier otra cultura. No está en mi ADN, no lo entiendo. Hice una pieza en español que decía: “Aquellos que trabajan la tierra son dueños de la tierra”. Todo se trata sobre las leyes laborales y el libre comercio. Si se supone que somos un gran país capitalista, el libre comercio con otro país parecería perfecto. No entiendo cuál es el problema.
Nosotros venimos de Nueva Orleans, un lugar muy liberal. Todos están en la misma página. Solo que estamos ubicados en el sur de Estados Unidos. La gente en el sur odia a los inmigrantes, a los musulmanes, a cualquiera que no sea cristiano. Hay mucho odio, pero específicamente en Nueva Orleans todo es amor. Es un lugar muy liberal y diferente al resto del sur de Estados Unidos.
Si pudieras elegir cualquier ciudad en el mundo que mejor describiera tu trabajo ¿cuál sería?
Hay muchas ciudades increíbles. Sería difícil no decir Nueva Orleans, porque ahí nací y crecí. Pero fuera de Nueva Orleans, yo creo que sería Nueva York porque ahí te encuentras con mucha diversidad, todas las personas se llevan bien. En cierta forma, Nueva York es como Nueva Orleans. No es que se toleren, sino que en realidad viven el uno con el otro. Ambas ciudades tienen sus problemas en cuanto a la inseguridad y la desigualdad, como cualquier otro lugar. La Ciudad de México sin duda está en la lista. Me encanta la Ciudad de México, Berlín, Tokyo. Quiero empezar a pasar más tiempo viviendo otras culturas. Esto amplía muchísimo mi trabajo, no solo se trata de Estados Unidos, sino de todo el mundo. Todos trabajamos en conjunto, un país no vive por sí mismo, depende de muchos otros países.
¿Tres artistas que han influenciado en tu trabajo?
David Hammons, un artista increíble. Chris Burden y Barbara Kruger también me gustan mucho. Conocí a Vik Muniz, a quien considero mi mayor influencia. Creo que su trabajo y su forma de trabajar tienen un gran parecido con la mía. Él tiene una idea de ayudar a las personas a través de su trabajo. Tiene un gran perfil como artista y es una persona increíble. Sin duda alguna, Vik Muniz es un artista muy importante para mí.Si te hubieras dedicado a cualquier otra cosa, ¿qué habrías hecho?
Probablemente sería un ninja (Risas). No sé, tal vez algo entre chef y periodista. Creo que es muy parecido a cómo hago mi trabajo. Escojo sabores, como escojo las cosas que veo, y luego las corto y las junto, como un periodista, y encuentro algún significado en él. Me encanta leer las noticias y los periódicos, así como comer.
Queremos saber un poco más sobre tu trabajo como curador, ¿cómo te preparas para esto?
Depende mucho de qué tan grandes son los venues. También depende del presupuesto, de si puedo conseguir artistas extranjeros o solo locales. Usualmente, se trata de una idea con la que trabajo yo mismo y veo qué tan bien pueden acoplarse a esa idea otros artistas. Es una oportunidad para mí de conocer a nuevos artistas. También me ayuda en mi propio trabajo, ya que entre artistas hablamos sobre nuestras ideas y nos ayudamos entre todos. No creo que cure desde el punto de vista de un curador, sino desde el punto de vista de un artista.