Tejiendo México continúa de la mano de Lincoln explorando diversas visiones de México bajo el lente de fotógrafos profesionales y aficionados que presentan la historia, la riqueza y la inspiración que surge en las calles de este gran país en constante transformación. Ricardo García Granados es un aficionado que cuando habla de la fotografía no puede mas que decir, mientras sonríe, que para el es un gusto. Citando a uno de sus ídolos, Henri Cartier-Breson, “Fotografiar: es poner en la misma línea de visión la cabeza, el ojo y el corazón”.
“La calle es un lienzo infinito de oportunidades para dejar plasmada una imagen. Desde que planeo salir de casa y programo una posible ruta, mi mente ya esta trabajando en los múltiples escenarios con los que me puedo encontrar. Aquí una foto, aquí otra… Wow, esta me gustó mucho…”
Así es como Ricardo vive ese mundo tan basto que ha sido la fotografía. Pasatiempo que disfruta a cada momento con el muy simple hecho de tener su cámara en mano. Eso si, hay que vestir cómodo porque nunca se sabe si el día va a ser largo mientras camina muchas veces sin un rumbo fijo por donde quiera que las calles de la ciudad lo puedan llevar.
“Disfruto llevar la cámara conmigo para ver si se atraviesa algo interesante y me lo robo con una imagen. Soy un fotógrafo de calle, me interesa lo fugaz del movimiento, la espontaneidad de los encuentros, los códigos de las calles.”
Para Ricardo, la fotografía es el medio que tiene mayor impacto en la memoria, mucho mas que las imágenes en movimiento.
Afirma que no se puede hablar de fotografía sin mencionar a los grandes maestros como Ansel Adams conocido por sus paisajes; Cartier Breson por sus fotos callejeras. Ha aprendido mucho de Steve McCurry y considera que Vivian Maaier no se llevó la gloria que merecía en vida y por eso ha sido llamada la desconocida mas famosa del mundo que deambuló durante cuatro décadas con su cámara mientras era niñera y hoy sus fotos están en los museos mas importantes del mundo. Su aporte mas reconocido mundialmente es el registro del ethos urbano de Estados Unidos en la mitad del siglo XX. De hecho, uno de los intereses de Ricardo, es recorrer las calles e ir entendiendo como se transforman. De los fotógrafos mexicanos admira a Graciela Iturbide y Pedro Valtierra, ambos testigos de la transformación de México en su historia reciente.
“Para mi, una buena fotografía es aquella que me transporta a otro mundo, a otra época. Tiene recordación y queda en la mente. ¡Es una imagen de impacto!
Es autodidacta y clásico en su preferencia por la fotografía análoga y blanco y negro. Tiene 15 años con este oficio como gusto y vicio. “Es clave entender los puntos básicos y salir a la calle, leer, ajustar, pero sobre todo observar”.
A pesar de todos los avances en el medio fotográfico digital, siempre vuelve a aquella cámara Nikon hecha para principiantes, con 50mm de óptica y gran luminosidad. “Me gusta lo sencillo de esta cámara, como todo es manual, y como cada paso invita a ser pensando pues no tiene mas de 24 exposiciones.” También usa su reliquia Holga con la que hace imágenes en formatos 6 x6.
En su futuro cercano quisiera dedicarse a la fotografía submarina, pues es buzo profesional y un fanático de todo lo que sucede bajo el mar. Su mayor reto es seguir mejorando, viajando, avanzando, aprendiendo y observando. “La fotografía es subjetiva como el arte,” afirma.
“Quiero seguir aprendiendo, mejorar mi técnica y practicar lo más posible. No me comparo con nadie, pero hay tantos fotógrafos con tan gran talento que simplemente es imposible no tener una influencia”.
Por la mente de Ricardo nunca dejo de pasar la idea de ser fotoperiodista. Eso es algo de lo que habla con nosotros mientras comenta los trabajos de esos maestros que tanto admira, James Natchwey y Don McCullin. Nos dice que aunque ellos son fotógrafos de guerra, su trabajo tiene ese gran valor de mostrar lo terrible e impactante que es la guerra, pero a la vez lo grandioso que ese material fotográfico nos muestra en sus composiciones, en su mayoría en blanco y negro, y que muy pocos logran captar con sus cámaras.
Como fotógrafo aficionado, Ricardo quiere que sus imágenes trasciendan, que ocupen un lugar en la memoria de la gente, que su material aporte algún estímulo a las nuevas generaciones de fotógrafos, es decir, logar tener ese lugar tan competido en este medio tan grande. Para el la fotografía es eso, un mundo aparte del cual disfruta en cada momento con su cámara en mano.
“Haber trabajado con Lincoln se convirtió un reto. Primero porque la marca tiene una trayectoria tan importante a nivel mundial que lo que yo mas quería era dejar un buen sabor de boca a mis nuevos amigos. Mucha luz, poca luz, ajusta tu cámara, ¿Que composición? Estos fueron pensamientos que tuve durante todo el día y al final el resultado… Me gusta. Así es, trabajar con Lincoln fue un placer, se convirtió en el día en que una marca tan importante me dio esa gran oportunidad que muchos de mis colegas les gustaría tener… Gracias Lincoln”
Sus próximos proyectos incluyen viajar con la mayor frecuencia posible. Recorrer el sureste de México con cámara en mano y lograr plasmar a su manera lo que su mirada tiene que decir a través de su lente.
@rggdr1969
Texto por Marcella Echavarria