Mi nombre es Jedidiah Jenkins y sabía que tenía que hacer algo diferente cuando cumpliera 30 años. Tenía un trabajo, una rutina y una vida normal, pero también un inquietante deseo debajo de la superficie. Tenía el sueño de ser escritor, pero no estaba caminan- do hacia ese lugar. Veía mi carrera en ese momento, alargándose en el futuro, junto con mis responsabilidades multiplicadas y el tiempo resbalándose de entre mis dedos. Me imaginé a los 60 años, arrepintiéndome de nunca haber intentado ser un escritor.
Así que decidí hacer algo que debía despertarme. Algo que me sacara de mi trabajo actual y me impulsara a escribir. Decidí aventurarme y después escribir sobre eso. En un principio, no sabía qué haría, solamente sabía que tenía que ser algo. Luego conocí a alguien que había recorrido desde Nueva Jersey hasta Buenos Aires en bicicleta. Me cautivó con sus historias y supe que tenía que hacerlo.Mis padres me prepararon el escenario. En los 70, caminaron a través de Estados Unidos por cinco años y en el camino escribieron sobre sus vidas para National Geographic. La portada de agosto, en 1979, es de ellos dos, caminando en la carretera. Terminaron escribiendo tres libros sobre su experiencia. Los dos son escritores, y yo estaba siguiendo sus pasos.
Así que compré una bicicleta, un poco de equipo y una hamaca y volé a Oregón para empezar mi viaje. Duraría 16 meses. Desde Oregón hasta Patagonia, la punta de Sudamérica. Empezó en agosto de 2013. Mi amigo Phillip iba conmigo y tuvimos que adaptarnos a un itinerario bastante apretado. Andando en bicicleta, uno está muy expuesto a toda variante climática, por lo que tuvimos que seguir detrás de las esta- ciones. Si íbamos muy rápido o muy lento, podríamos quedarnos atrapados en temporada de lluvias o en el terrible invierno de la Patagonia.Bajamos por la costa de California en septiembre y llegamos a México a principios de octubre. Anduvimos por los brutales desiertos de Baja California por el mes completo. Fue increíble y difícil. Había largos tramos de absolutamente nada. Calor y frío brutal en la noche. El desierto fue uno de los pedaleos más complicados de todo mi viaje, pero ahora lo recuerdo con cariño. A veces, los momentos que más nos enseñan son los más difíciles, y aprendemos a quererlos con gratitud.
Cruzamos hacia Mazatlán, desde La Paz, en un ferry y continuamos por la costa. Desde Lázaro Cárdenas hasta Morelia, hacia montañas maravillosas, viendo mariposas Monarcas, encontrando sembradíos de árboles de Navidad y cimas de montañas nubladas. Pasamos dos semanas en la Ciudad de México y nos enamoramos de su historia, sus calles entrecruzadas, su arquitectura y de su energía creativa pulsante. La ciudad se sentía despierta y cargada con el futuro. Pasé el siguiente año viajan- do hacia el sur, a través de Centroamérica, la región del Darién, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y finalmente Chile. El viaje fue hecho para que me cambiara, me llenara de historias y yo pudiera ponerlas en un libro. Hizo justo eso.
Ahora vivo en los Ángeles y estoy escribiéndolo todo. Me tomó casi un año ajustarme a vivir en una casa fija; me despertaba pensando que ya era hora de volver a la carretera, pero por ahora, es tiempo de estar quieto y contar mis historias. Cuando uno está en el otro lado de una maniobra riesgosa; cuando brincas de un acantilado al agua o tratas algo nuevo, la parte más increíble es que, tarde o temprano, se vuelve normal. 16,000 km en bicicleta están en el pasado, y se siente como si hubiera sido fácil hacerlo. Bueno, no fácil, pero sí logrado. Como parpadear. ¿Qué tan loco es eso?
FACTS
- Jedidiah viajó 16 meses en bicicleta.
- Planea lanzar el libro donde relata su viaje a finales de 2016.
- Es editor ejecutivo de Wilderness Magazine.