DANIELLA TRIGOPropietaria y fundadora de Yema Textiles
Estudió Diseño de Estampados en Central Saint Martins. Creó la marca Yema, en la que mezcla la serigrafía tradicional con procesos contemporáneos y materiales ecológicos para producir pequeños tirajes de sus estampados y desarrolla diseños a partir de una idea que pasa por experimentaciones visuales.
A través de Yema busca no solo comercializar, sino aumentar el valor del diseño independiente y de lo hecho a mano, especialmente en México. En su taller emplea a trabajadores locales para apoyar con la serigrafía y costura de las piezas. Actualmente puedes encontrar sus diseños en Mob, Happening Store y Design MX, entre otros; además de en importantes eventos de diseño como Habitat Expo y La Lonja Mercantil.
Cuéntanos un poco sobre tu estancia en Central Saint Martins. ¿Cuál fue la mejor experiencia?
Central Saint Martins fue algo revolucionario para mí. Estar con alumnos de todo el mundo, personas con procesos creativos tan diferentes y con maestros igualmente talentosos fue muy inspirador. Donde se pone más énfasis es en la creatividad de cada quien, en que desarrolles tus ideas profundamente. Al final de cada proyecto nos preguntaban si estábamos contentos con nuestro trabajo; lo importante era lograr tu expresión creativa tal como la visualizabas.
Mi mejor experiencia no fue una sola, sino aprender a ahondar en métodos creativos, a atreverme en mis decisiones y saber que todo se vale en el diseño. Claro, que también algo muy valioso fue aprender la serigrafía textil. Me encantaba estar en el taller de estampado trabajando y viendo el trabajo de los compañeros; pasaban los maestros a comentar, ¡había buen rollo!
¿Podrías platicarnos un poco sobre cómo fue el inicio del proceso para desarrollar Yema Textiles? ¿Qué obstáculos has encontrado en el camino y qué consideras que ha sido un impulso?
Quería iniciar mi propio negocio de serigrafía textil con la idea de hacer telas sobre pedido, que el cliente usara su tela para diferentes cosas, desde ropa hasta tapiz para muebles. Busqué todos los materiales que son necesarios para esto; algunos los encontré aquí, otros no existen en México. Así armé un espacio como taller en mi casa y empecé. Dada la falta de opciones en el mercado de accesorios textiles para casa, decidí enfocarme en esto y en hacer productos terminados para vender bajo la marca Yema. Ahora tengo un taller y también hago telas y otros trabajos sobre pedido, a veces con mis diseños y a veces en colaboración con otros diseñadores.
Ha habido obstáculos, como mencioné, de materiales; pero todo se resuelve haciendo algunos ajustes. Creo que el mayor obstáculo es lo poco que se valora todavía el diseño y lo hecho a mano en México. Apenas se está abriendo camino y, por lo mismo, es difícil comercializar diseño independiente. Pero justamente esto también es un impulso y una motivación para hacer diseño contemporáneo y original y buscar que el público lo valore.
¿Cómo encuentras la escena de diseño en México en este momento?
Creo que se están haciendo cosas muy padres, pero que hay poca difusión y, como ya mencioné, que la comercialización del diseño independiente es difícil. Finalmente el diseño es funcional, sirve para algo y se debería valorar conceptual y económicamente como tal. Desafortunadamente todavía se ve como un lujo o como algo prescindible. Sin embargo, tengo fe en las nuevas generaciones de consumidores que están al tanto de lo que pasa en el mundo y que quieren gozar de objetos o productos bien diseñados.
¿Qué opinas sobre el uso de nuevas tecnologías aplicadas al diseño contra el reencuentro con técnicas artesanales?
¡Me emocionan las nuevas tecnologías de diseño tanto como las técnicas artesanales! Creo que cada uno tiene su lugar en el diseño y respeto igualmente un diseño superproducido para impresora digital de telas, por ejemplo, que un teñido tradicional ikat. Lo importante es que esté bien diseñado y bien hecho. Aunque estoy a favor de generar empleos humanos y de lo handmade, también entiendo que ciertas cosas se logran solo con equipos específicos y se vale.
¿Puedes mencionarnos alguno de tus diseñadores favoritos?
Hay una serie de estampados soviéticos propagandistas de los años veinte y treinta que me encantan por su uso de líneas, movimiento y temas loquísimos que normalmente no se ven en telas. Frank Lloyd Wright también tiene por ahí unos diseños de telas geométricos art déco bellísimos. Y me fascinan los diseños de telas de la famosa alemana, Annie Albers, que son sencillos pero muy refinados.
En cuestiones de diseño textil para moda, hay una pareja en Londres, Eley Kishimoto, que hace estampados divertidos y contundentes. Tuve la oportunidad de trabajar con Jonathan Saunders, un escocés que también tiene estampados fuertes en su marca de ropa.
¿Algún destino en el mundo para ver diseño?
Desde mi experiencia: Londres y Nueva York. No solo hay infinidad de despachos, tiendas, eventos y mercados de diseño ahí, sino que la gente realmente vive con el diseño. Desde las modas en el metro hasta los museos dedicados al diseño, está en todos lados en estas ciudades.
¿Cuál es tu edificio o espacio favorito?
El Barbican, en Londres. Es un conjunto cultural y artístico que también es un conjunto habitacional. Hay teatros, cines, galería de arte y departamentos en un solo lugar. Abrió en 1982, me parece increíble.
¿Tu película favorita?
The Party con Peter Sellers, te mueres de la risa.
¿Y tu platillo favorito?
En comida mexicana, el pozole.
Platicamos sobre el objeto que escogiste.
Mi máquina de coser. Lo escogí porque fue el objeto que me dio entrada al diseño, empecé cosiendo vestidos para muñecas, luego ropa para mi familia y amigos y de ahí decidí estudiar diseño. Ahora mi enfoque es el estampado, pero sigo usando mi máquina de coser todo el tiempo.
Un estuche de lápices de la marca alemana Räder. Lo compré de adolescente en un viaje a Europa, seguramente en Alemania. Tiene un estampado muy sencillo, blanco y negro como de garabatos. Räder es una marca de diseño cuyo lema es “El diseño es la poesía de las cosas”. Así es que, sin saberlo, hace muchos años, adquirí un muy buen objeto de diseño.
Las libretas de composición con portada estampada blanco y negro. Me gusta mucho el estampado de la portada, es un clásico; también las pastas duras y el espacio al frente para poner tu nombre o un título para la libreta. Nuevamente sencillo, pero sólido a la vez.
Tengo una colección de cajas estampadas que utilizo para guardar diferentes cosas; lo que está padre es que las he conseguido a través de los años en diversos lugares, sin querer formar una colección, y de pronto las veo y todas son estampadas. ¡Siempre me han gustado los estampados!