
En el universo de los destilados, las etiquetas especiales han dejado de ser simples variantes. Hoy se han transformado en piezas de colección que capturan momentos de historia, tradición y creatividad. Entre ellas, nace Don Julio Ceniza, un añejo oscuro que marca un nuevo capítulo en la línea del tiempo de la casa tequilera.


Forjado en barricas tostadas y carbonizadas, Ceniza concentra la fuerza del fuego para dar vida a un perfil profundo donde se entrelazan notas dulces y ahumadas. Es un tequila que también llama la atención: la calidez del agave cocido, la elegancia del cacao y el eco de la madera conforman un sabor que evoluciona en cada trago.

Don Julio Ceniza representa la capacidad del mismo Don Julio de transformar la tradición en un objeto de deseo contemporáneo. El tequila se afirma en la escena global como un lujo líquido que despierta la pasión de coleccionistas y amantes de la alta gastronomía.
Su carácter lo hace perfecto para acompañar la comida mexicana, realzando cada bocado con equilibrio y armonía. Y al mismo tiempo, su versatilidad le permite inspirar coctelería creativa, como la Paloma Negra, su coctel insignia: una interpretación donde el frescor cítrico y la mineralidad resaltan la fuerza ahumada del destilado.



Con Ceniza, Don Julio reafirma su legado de innovación y lujo. Es un símbolo de cómo la tradición mexicana se reinventa y se colecciona, botella tras botella, como un patrimonio líquido que brilla en la memoria de quienes saben apreciarlo.
En nuestro país la rareza y la autenticidad son cualidades codiciadas; y Don Julio Ceniza se inscribe en la categoría de las ediciones que trascienden el tiempo. Su estética, su proceso y su carácter lo convierten en un objeto de deseo para quienes coleccionan tanto experiencias como botellas, un testimonio de cómo el tequila mexicano puede habitar el mismo territorio simbólico que las joyas, los relojes o las piezas de arte.