La trayectoria a largo plazo del mercado de capitales global no es perfecta, pero es bastante convincente. Por ejemplo, en México, el mercado ha dado 12% de rendimiento anual desde el año 2000 o, dicho de otra manera, 600% de rendimiento en 18 años. Sin embargo, los rendimientos promedio a largo plazo no se le prometen a nadie porque no sabemos lo que depara el futuro. Por otro lado, estos rendimientos siempre traen consigo volatilidad y fluctuaciones.
En muchos sentidos, invertir en el mercado de valores es un acto de fe: fe en el ingenio humano, fe en el sistema capitalista, fe en otras personas que desean mejorar su trayectoria en la vida; fe en la innovación y visión de los empresarios. Tener una acción es como poseer parte de la propiedad de una empresa; representa sus ganancias, los dividendos, el progreso tecnológico, la innovación y el impulso humano para mejorar y crecer continuamente. El mercado bursátil nos da acceso a grandes oportunidades porque permite a cualquier persona con una cuenta de GBMhomebroker comprar una participación en la economía global. Nos permite convertirnos en socios de Bezos, de Zuckerberg, de Jack Ma y de Carlos Slim. Nunca había sido tan fácil participar en el mercado de capitales.
Muchos se abstienen de invertir porque piensan que es complicado, caro o riesgoso, pero la realidad es que no se necesita ser un genio para adquirir el hábito de guardar mensualmente una cantidad de nuestros ingresos y meterla en alguno de los índices globales: el IPC en México, el Nasdaq si creen en la tecnología, el Dow Jones si les gusta el sector industrial. Estos índices funcionan de una manera similar a la selección natural: solo los más fuertes sobreviven. Las empresas con ventajas competitivas crecen más y van pesando más dentro de los índices, mientras que las empresas que no dan el ancho cada vez pesan menos. Durante varios años, índices como el S&P 500, el Dow Jones y el IPC han tenido un rendimiento muy superior al de los bonos y al del efectivo debajo del colchón, que pierde valor con la inflación. En las últimas dos décadas, el S&P 500, el Dow Jones y el IPC han aumentado su valor a una Tasa Anual de Crecimiento Compuesto (TACC) de 11%, 11% y 14% respectivamente. ¿Qué significa esto? Significa que, si dichos índices mantuvieran ese ritmo de avance durante los próximos 20 años, veríamos el valor de nuestra inversión crecer aproximadamente ocho veces en el S&P 500 y en el Dow Jones, y casi 14 veces en el IPC.
Por otro lado, la tecnología ha hecho que la apertura de una cuenta sea sin fricción. Ya no es necesario ir a una sucursal y esperar una hora. Ya no es necesario tener grandes cantidades de dinero. ¡Las comisiones por operar productos financieros nunca habían sido tan bajas! Ya no es necesario esperar un estado de cuenta en papel al final del mes para saber cómo van tus inversiones. Ya todo se hace de manera digital y a través de una aplicación en cualquier smartphone con un enfoque especial en el servicio, la seguridad y la transparencia.
A veces, pensamos que todavía no es el momento correcto para invertir, pero la realidad matemática es que es más importante cuándo empiezas a invertir que cuánto inviertes. El mejor momento para comenzar a formar un patrimonio es YA. Cuanto antes empieces a invertir, más pronto obtendrás rendimientos de tus inversiones. Luego, si reinviertes esos rendimientos, terminarás obteniendo retornos sobre esos retornos y así sucesivamente.
No todos tienen suficiente confianza en el sistema para asumir los riesgos involucrados cuando se trata de invertir en el mercado, pero aquellos que dan un salto de fe y entienden el riesgo inherente a las acciones, obtienen mayores retornos en el largo plazo. Obtener mayores retornos requiere de una combinación de paciencia, visión, disciplina y estómago para tolerar el riesgo y la volatilidad. Para tener la oportunidad de ganar estos rendimientos, tenemos que creer en un futuro mejor.
Texto por Andrés Olea de GBMhomebroker
