Independientemente de Chic by Accident, ¿quién es Emmanuel Picault?
Es una pregunta que me he venido haciendo los últimos 20 años. [Risas]. No soy un comerciante, no soy coleccionista, ni decorador ni anticuario ni arquitecto. ¿Quién soy? Parece que es una pregunta que se define cada vez más, porque no quisiera estar perdido en el limbo toda la vida.
Hay un término en francés que he encontrado a lo largo del tiempo y me identifico mucho con él. A principios del movimiento art decó —los modernistas del diseño— no existía la profesión de decorador, lo llamaban ensemblier, un término referido a esa persona que sabe juntar las cosas, por ejemplo, poner en diálogo un tapete con una mesa y sillas junto con la pintura y el candil que vendrá a iluminar la mesa, una composición. El que sabe poner juntos los elementos, y eso me fascina; me encuentro totalmente reflejado en esta visión que tiene que ver con el diálogo, el hacer malabares, danzas y movimientos más atrevidos.
¿Por qué México?
Estaba muy claro en mi espíritu desde niño: a los 8 o 9 años expresé el deseo de ser mexicano, porque desde entonces me interesó la cultura mexicana, los aztecas, los mayas y todas estas civilizaciones me llamaron mucho la atención; de todas las cosas que veía en la escuela, en documentales, e incluso en la enciclopedia, sentí un llamado profundo. Después llegué a este país a los 26 años, y desde entonces he viajado por todo el mundo, pero México sigue creando para mí sorpresas y despertando mi interés. Me siento francés, me siento mexicano, ya con mi pasaporte y nacionalidad. Claro que habrá veces en que me canse del país, igual que de Francia.
¿Eres coleccionista?
No soy coleccionista, me ubico más como un cazador de tesoros atento al respeto de mi propio ojo. Para saber respetar el ojo, hay que saber primero cuál es tu ojo. Es determinar un gusto y a veces un gusto no es tan certero. Es como una especie de balance. No es un juego de poderes entre mi ojo y el gusto, es una especie de fluidez y de libertad que me permite ir de un territorio a otro; como hacer malabarismo o como un gato que cae sobre sus cuatro patas.
NUNCA HE SENTIDO LA NECESIDAD DE RODEARME DE COSAS EN EL SENTIDO POSESIVO DE LA PALABRA; POR UNA TEMPORADA CORTA O LARGA TENGO 15 MUEBLES EN MI CASA Y EN OTRAS OCASIONES TENGO CINCO OBJETOS. SOY UN PROVEEDOR.
¿Porqué decidiste abrir Chic by Accident?
Chic by Accident nació por travesura, en 2001. Había muchos objetos que me llamaban la atención y la Ciudad de México me parecía una canasta llena de objetos fantásticos, interesantes, ridículos, ligeramente apagados, por no decir olvidados. Fui cosechando lo que me interesaba, como oficio, con mi visión, mi propuesta y gusto ecléctico. Chic by Accident es una gran plataforma libre, la cual me permite trabajar desde México como una matriz y dialogar con decorado- res, arquitectos y coleccionistas en todo el mundo para darles a conocer la artesanía, diseño, arte, colores y todo lo que hay sobre el territorio mexicano.
Estamos justamente festejando los 20 años de Chic by Accident. La galería es como una tlapalería fabulosa y divertida. Un proveedor de objetos, piezas de arte firmadas, que reflejan diversas corrientes de diseño y de un período concreto, pero también un proveedor que prueba de su gusto, del gusto de los demás, un estilo, el toque de alguien y eso lo comparto con el concepto de Chic by Accident, que integra un acercamiento preciso, estético, amable, útil para gozar y compartir con los amigos o más íntimos. Ofrezco una gran caja de herramientas, dentro de la cual encontrarás una silla, un librero, una lámpara, una textura, color, algo escogido por mí. Tengo clientes coleccionistas, pero trabajamos para decoradores de casas y arquitectos. Tengo clientes mexicanos y muchos extranjeros.
¿Harás algo especial para el festejo de los 20 años?
Sí, realizamos una colección para el aniversario. Muebles y objetos que tienen la firma de Chic by Accident Atelier. Haremos cocteles y exposiciones de fotografía, pintura y textiles en cuanto se puedan volver a hacer. Somos un espacio con discreción voluntaria y abierto por invitación.
¿Los objetos vienen a ti o tú vas en busca de ellos?
Yo voy en busca de ellos y los hago dialogar.
¿Qué es lo más raro que has comprado?
Un caballo para hacer ejercicio o gimnasia de los años 30, un cheval d’arçon. Le quité la piel que estaba muy dañada y le puse una nueva, parecía una pieza sadomasoquista. [Risas].
¿Hay objetos o muebles que te gustan y que quisieras quedártelos?
A veces, es anecdótico, pero casi no. Y, qué bien, porque necesitaría una casa inmensa. Tenemos muebles del siglo XX, de diseño contemporáneo, hasta objetos pertenecientes a franceses que viven en París y mandan sus objetos a México. O parisinos que viven en México y traen igualmente sus piezas.
¿Por qué la Roma?
Desde que me mudé de París he vivido aquí, o cerca de aquí. Influyó mucho que tuviera arquitectura francesa, pero también el tejido social. La historia de su apogeo, desprestigio, decadencia y abandono. Digo esto porque me gusta mucho leer las cosas con estratos y ver lo que las constituye. No es solo un elemento.
El ir viendo cómo evolucionaba y cambiaba la zona fue lo que me llamó.
Las abuelas en santa decadencia, el sentido popular, el ver de cerca un reflejo de la clase mexicana ciudadana, clase media. Todo esto me atrapó, y nunca me alejé más allá de la colonia Chapultepec o Cuauhtémoc. Me he mudado algunas veces, pero siempre cerca de aquí, a una cuadra.
¿Cuéntame sobre tus proyectos, además de Chic by Accident?
Desde hace cinco años empecé un despacho de arquitectura. Me gusta expresarme a través de este medio haciendo proyectos comerciales, públicos y privados en México y en Europa. Me gusta poder trabajar desde aquí, teniendo proyectos en París y en Estados Unidos.
Actualmente tenemos un proyecto de una casa privada en Baja California. Acabamos de entregar una casa en Peña de Bernal y el resultado es un juego serio entre mi visión de niño con templos mayas y centros ceremoniales aztecas. Aquí sí puedo decir que es mi propio estilo, donde puedo proveer a mis clientes de casas singulares, bellas y divertidas. Además, me gusta mucho trabajar con los obreros y artesanos, y hacer travesuras.
Los clientes saben que si me vienen a ver es para que les haga una propuesta libre. Escucho muy bien sus deseos, cómo quieren vivir: si quieren un cuarto o dos o tres, cocina chica o enorme, y cómo viven. Es sobre este tejido y las necesidades de mis clientes como empiezo a componer la propuesta. En general me buscan para que haya sorpresa y placer.
Algunos proyectos los hago solo y a veces invito no únicamente a arquitectos, sino a diseñadores que puede ser que nunca hayan estado involucrados en la realización de una casa, lo cual lo hace más interesante, ya que nutre y establece un diálogo en la conceptualización, y claro, después tengo a los ingenieros que saben perfectamente cómo realizar su trabajo.
Tuvimos un proyecto de una hacienda en Yucatán, y el reto fue cómo intervenir y regresar a la vida un monumento histórico y dialogar con él al mismo tiempo. Fue fantástico como acción porque tuve que ser restaurador, paisajista, arquitecto y decorador a la vez. Fue necesario ser sumamente respetuoso de algunos elementos e ignorar otros, mientras decidía entre destruir o construir. Fue una especie de abanico de posibilidades. Me impactó mucho y me ayudó a tomar decisiones con fuerza brutal. Era una enorme propiedad y había que hacerla revivir para cenas, desayunos, bautizos y bodas. Algo que quedará para hacer que los próximos 100 años sean diferentes y no simplemente 100 años más. Crear un estilo de vida; no regresar al estilo de 1830 en Yucatán, cuando eran centros productores de henequén, sino encontrar qué nueva vida podíamos darle según las posibilidades, inventar. Por ejemplo: en el baño pusimos una silla de tú y yo yucateca. Me gusta incluir el sentido de humor en mi trabajo, ya que me permite acceder a otro territorio mediante un guiño de ojo, buen humor y quitarle un poquito el drama y la importancia al trabajo de arquitectura, el cual respeto muchísimo.
¿Ha sido un reto trabajar en México?
Es diferente. Con paciencia, atención y aceptación a los accidentes, no físicos, sino estéticos. Respetando y ofreciendo a clientes lo que se ve en la galería o se puede diseñar desde el despacho de arquitectura. Han sido 20 años fructíferos que me llenan de alegría, ganas de trabajar, compartir, nutrir a los demás, etc. México me hace feliz; Francia me hace feliz. Creo que un reto es poder seguir siendo soberano y singular en mi propósito y acompañado por buenas personas. Y el otro, es y seguirá siendo, reconocer los elementos que han podido alimentar mi propósito, mientras sigo gozando.
¿Cuéntame de Chic by Accident The Book?
A veces uno tiene la necesidad de expresarse por otro medio, a través de libros y trabajar con fotógrafos amigos. El primer libro es sobre la definición del marco de Chic by Accident por medio de fotos, escritos y exponer lo que representa; el segundo, es más sobre la intimidad. Estamos expuestos, la galería está abierta al público, las casas que yo hago no las hago para mí, sino para mis clientes. Hay una forma íntima de tratar la materia prima y es esto lo que expongo en el segundo libro; es sobre la gente, los lugares y los trabajos que me inspiran.
Y EL RETO ES Y SEGUIRÁ SIENDO RECONOCER LOS ELEMENTOS QUE HAN PODIDO ALIMENTAR MI PROPÓSITO, MIENTRAS SIGO GOZANDO.
¿Cómo te ha impactado la pandemia?
El cambio fue drástico: de tener la galería abierta y recibir 200 personas al mes a recibir tres al mes. Pasando el efecto shock de la nueva realidad, pedí a mis amigos que me ayudaran a recobrar fuerza y energía; todos respondieron súper, y pasamos un día entero platicando en la galería con unos tequilas y cervezas, para entender y reinventarnos a través de fotografías muy bien hechas a la vez que tejemos una relación visual con los clientes. Lo bueno de ser honesto y mantener buena fama es que la gente te cree y existe esa confianza de manera intuitiva.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Tenemos un proyecto probable: abrir un showroom en París antes de fin de año. Un poco como lo que hacemos aquí en México. Quizás haré una casa en Portugal, y, en fin, seguir resistiendo, estar súper concentrado y trabajando mucho, tomando en cuenta la realidad mundial. Y claro, ir a bailar, viajar por el mundo y abrazar mucho. ¡Et voilá!
Entrevista y fotos por: Mariana Manina
@marianamanina
