Hacer ejercicio, comer sanamente, preocuparnos por el origen de lo que consumimos y cuidar el templo que habitamos, hoy en día ya no es moda o solo una cuestión de vanidad. Es un movimiento que se ha vuelto un estilo de vida entre diferentes generaciones que buscan un mundo mejor, empezando por uno mismo.
Cada vez estamos más conectados con las necesidades de nuestro cuerpo y con lo que nos genera bienestar, y buscamos realizar actividades que prolonguen nuestra calidad de vida.
Siguiendo de este modo de vida, surge una versión de ejercicio diferente al tradicional. No son las grandes máquinas ni los kilos y kilos en pesas, no son bandas para correr ni nada por el estilo: se trata de ejercicios simples que emplean el peso de tu propio cuerpo y de algunos props como kettlebells, pesas, cuerdas, cajas, ligas de resistencia para el control y precisión de tus propios movimientos, en un ejercicio funcional, mucho más efectivo para el cuidado saludable del cuerpo.
El entrenamiento funcional se basa en la aplicación de movimientos rutinarios y sencillos que realizamos en la vida cotidiana, como empujar, jalar, caminar, brincar, correr, entre otros. Con ellos se busca obtener un entrenamiento completo que no solo tonifique el cuerpo, sino que facilite las actividades que realizamos día a día.
Mediante esta ejercitación, se pueden prevenir lesiones y sirve también para generar fuerza y condición física si lo que deseas es entrenar para algún reto deportivo, pues cubre áreas importantes como resistencia, agilidad, flexibilidad, movilidad y postura, dejando atrás metas como el engrandecimiento de los músculos, lo cual no necesariamente va de la mano con un buen rendimiento deportivo.
Este entrenamiento ha ganado popularidad por tres razones: está basado en ejercicios cortos, pero de gran intensidad, que provocan una quema alta de calorías y desarrollan la masa muscular; el tiempo diario dedicado al ejercicio es corto y, por último, es dinámico y divertido. Atrás han quedado las típicas rutinas de gimnasio, las sesiones eternas y tediosas; ahora realizamos rutinas cortas, entretenidas y, lo más importante, eficientes.
La experiencia de ser motivado por entrenadores para hacer una flexión más, una lagartija más – o mejor dicho, una bien hecha–, es totalmente satisfactoria y, pese a lo que pueda pensarse del fuerte ejercicio o la cruel hora de levantarse, esta práctica aumenta el rendimiento diario considerablemente. Plantearse la meta de un programa de 60 minutos por 60 días es una excelente opción para ver resultados más concretos sobre el camino recorrido.
El entrenamiento funcional es ideal tanto para hombres como para mujeres, ya que cada ejercicio puede ser fácilmente adaptado para las capacidades, exigencias y preferencias de cada persona y tiene grandes beneficios como mejorar el funcionamiento general del cuerpo, reducir las probabilidades de lesiones musculares, fortalecer los músculos, aumentar la condición física y acelerar el metabolismo.
T60
D. Camino al Olivo 17, Bosque de las Lomas.
T. 6265 1084