Dicen por ahí que los años y el tiempo forman a los profesionales. Pero muchas veces el paradigma se rompe y vemos cómo el talento joven sobresale. Covadonga Lara es estilista, directora creativa y mente maestra. A su corta edad, se ha colocado en lo alto del pódium como una de las representantes y rostros insignia de la industria del entretenimiento en México. La entrevistamos y esto fue lo que nos contó.
Para ti, ¿cuál es la labor esencial de una directora creativa?
Cuidar mucho las ideas y la esencia que hay en un concepto, mientras que el proceso sea fluido y divertido. También procurar tener visión a largo plazo para que todo el proyecto sea más enriquecedor para el público y el artista mismo. Es como vigilar que las cosas no pierdan rumbo, con diversión, creatividad y orden.
¿Cómo fue que iniciaste en el mundo del arte y el entretenimiento?
Empecé a hacer hospitality hace muchos años, cuando tenía 16. Comencé a desenvolverme en el entorno de las bandas favoritas de todo mundo. Conocí a muchos músicos y creativos, pero también a mucha gente clave en la industria: como managers, tour managers, asistentes, etc. Eran mi día a día, porque cada semana tenía a una nueva banda que recibir en México. Requería un poco de todo para mantener el ritmo de ser la anfitriona de tantas personas tan increíbles. Así fui desarrollando, empírica y pragmáticamente, muchas habilidades que al final me hicieron la directora y diseñadora que puedo y busco ser.
¿Cuál es la diferencia entre la dirección de arte en un concierto o festival y la dirección de arte en una campaña de moda?
El proceso de dirigir el arte para un festival parte mucho de un pensamiento colectivo, de una comunidad, de entender la cultura, que en este caso sería el público y lo que los promotores quieran destacar. Nunca me aferro a una idea personal, porque es para un público enorme, masivo, e incluso, aunque dicen que no le puedes dar gusto a todo mundo, justo la dirección de arte en un festival o un show trata de eso, de darle gusto a tantas personas como sea posible.
Por el contrario, una campaña de moda sí es un poco más personal. Es un proceso donde puedes dirigir más a partir de tus raíces, percepciones y la de los artistas que también formaron parte de la creación, como en este caso es el diseñador de moda. Es más como generar un sentimiento al compartir la misión y emociones detrás de algo que se construyó y expresó a través de prendas.
¿Cómo fue que decidiste adentrarte en el mundo de la moda como stylist?
Decidí adentrarme al mundo del styling porque, después de mis primeros 3 años en esta industria, me di cuenta que una de mis mejores herramientas para conectar siempre ha sido la moda: lo que yo traía puesto, lo que les podía conseguir a las bandas y la posibilidad de asesorarlas mientras estaban acá.
Lo hacía tan de buena onda y natural que jamás me pasó por la cabeza que era un trabajo, hasta que el dúo musical Sofi Tukker me dijo que debería dedicarme al styling. Para mí, fueron personas clave, porque me dieron seguridad para empezar a proponerlo. Así, poco a poco, fui bajando un esquema para entender lo que este trabajo requería.
¿A qué retos te has enfrentado en la industria mexicana?
Creo que hay muchos retos, la verdad. Pero uno constante en cuanto a la perspectiva de la dirección de arte creo que es la confianza. Es un reto encontrar a la gente correcta en el momento correcto para que confíen en tus visualizaciones, en que muchas veces propondrás algo que no tiene antecedentes, porque apenas está en tu cabeza; que confíen en tu visión y en cómo lo vas a llevar a cabo, porque para crear cosas diferentes tienes que hacer las cosas diferente. Todo se basa en la confianza y creer en el equipo con el que estás trabajando.
¿Cuál ha sido el momento más gratificante que has vivido en tu desarrollo profesional?
He podido vivir muchos momentos muy gratificantes, pero si pudiera comenzar por uno, sería un momento clave donde dije “wow algo estoy haciendo bien”, cuando me cayó el veinte de que todo lo que había vivido era para estar ahí. Fue la primera vez que iba a trabajar a un Vive Latino, gracias a una amiga mía, en aquel entonces mi jefa. Nos invitaron Molotov y Queens of the Stone Age a ver su show desde el escenario y fue increíble. Lograr eso en ese festival es nivel Dios desbloqueado y más si es a nivel personal la invitación de estas bandas.
Sin embargo, no fue solo eso. Desde ese escenario tan emblemático, pude vivir lo mágico, indescriptible y adictivo que es el fenómeno de ver a 60 mil personas vibrando igual, conectadas por una banda, una sola emoción. ¡Es una locura! Allá arriba, supe que ahí era donde tenía que estar. Siempre había ido a conciertos, desde pequeña con mi papá, pero ahí fue donde sentí que ese era mi lugar.
¿Alguna herramienta de trabajo sin la que no podrías vivir?
A pesar de los años y de cómo cambian todas las cosas, mi herramienta indispensable es un plumón (risas). Me encanta trabajar con plumones y siempre necesito uno. Idealmente también una libreta, pero si se me viene una idea al momento o tengo que explicar algo, es mi aliado para dibujar y mostrar una narrativa visual sobre lo que quiero crear, construir, hacer, etc., Siempre, en todas mis bolsas, van a encontrar uno o varios.
¿Cómo visualizas tu carrera dentro de 10 años?
En 10 años, tendría 33 (risas). ¡Qué emoción! Me imagino teniendo una empresa internacional, donde pueda tener muchísimas bases creativas para mis clientes y que estas sean fuente de trabajo para muchas mujeres. De verdad, deseo seguir ampliando la oportunidad laboral para las mujeres y para estudiantes en general.
Me encantaría también crear una especie de colectivo en diferentes países para seguir innovando y expandir mis horizontes. Eso me encantaría y me veo haciéndolo. Me veo descansando. Me merezco un buen descanso (risas). Me imagino creando un espacio de estabilidad para este tipo de trabajos y tener un par de años de descanso.
¿Qué consejo le darías a aquellos que buscan adentrarse en el mundo de la moda, el arte o el entretenimiento?
Creo que un gran consejo que a mí me hubiera encantado que me dijeran es que el dinero es energía. Entonces, hay veces que sí vale la pena invertir. Sí es importante tener esta noción de dejar fluir el dinero y saber que no todos los trabajos exitosos tienen que estar forzosamente asociados a una gran remuneración inmediata.
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