La activista Zapoteca Eufrosina Cruz Mendoza, originaria del municipio Santa María Quiegolani en la sierra Sur del estado de Oaxaca, fue la primera mujer presidenta de la Mesa Directiva en la historia de la Legislatura del estado de Oaxaca.
Ha elevado su voz para reclamar la equidad en las garantías y los derechos políticos, entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos del desarrollo en México. Su voz ha sacudido numerosos escenarios, junto a personalidades como Michelle Obama, Navi Pillay y Malala Yuzafzai.
Ha recibido reconocimiento a nivel mundial por sus aportes al desarrollo social de las comunidades indígenas de México. Es integrante de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y ha sido partícipe de la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas 2014, con sede en la ciudad de Nueva York.
Es una mujer admirable, fuerte, y apasionada, que promueve el cuestionamiento de los paradigmas de la sociedad actual. Además, defiende la idea de un México con oportunidades equitativas, tanto para los hombres como para las mujeres, así como para las comunidades indígenas.¿Cuáles son las áreas de incidencia clave en México para promover un país más equitativo?
El principio de la equidad está en la educación. Mis sueños de libertad, de justicia y de igualdad, despertaron el día en que acudí a las aulas de clase. Aquellos lugares produjeron en mí, la inquietud de cruzar fronteras y de romper con el destino de las mujeres de mi pueblo. Siempre me gustó estudiar, y de un modo casi inocente, creía que si lograba avanzar en mi educación podría cambiar el mundo que me rodeaba. Al principio fue un acto casi inconsciente, pero poco a poco, la importancia de la educación me reveló que la única manera de exigir mis derechos era conociéndolos y ejerciéndolos. No puedes pedirle al mundo que te respete y que te brinde una oportunidad equitativa de justicia, de libertad, y dirigida hacia la democracia, si no rompes con tus propias cadenas. La educación me liberó de las ataduras que tenía, y me brindó la idea de libertad para poder cumplir mis sueños.
¿Qué fue lo que te llevó a involucrarte inicialmente en la política?
Cuando naces en una comunidad indígena como la mía, te das cuenta de que en cada familia y en cada rostro, hay siempre carencia, una pérdida, una pena. Lo he dicho siempre: los pueblos indígenas somos la flor y el canto de un país, pero somos una flor marchita y un canto melancólico. La pobreza y la enfermedad persisten todos los días; el hambre y el frío calan los huesos; conoces el color, la textura y la temperatura de la tierra, porque tus pies lo descubren al pisar descalzos una milpa y una cocina hecha de barro. La violencia es una constante en nuestras comunidades; el despojo de los caciques y el abuso en contra de nuestros derechos son el pan de cada día. Todo ello crea un corazón rebelde y un espíritu consciente, que te llama a cambiar el entorno. Yo no me involucré en la política como un acto de voluntad. Por el contrario, fueron mis paisanos quienes me impulsaron a que encabezara un movimiento de trabajo comunitario y de lucha por nuestros derechos. Yo no le llamaba política, siempre lo vi como un servicio a mi comunidad.
Desde el punto de vista político, ¿cuál te parece que es el mayor cambio que debe hacerse para que las mujeres gocen de los mismos derechos que los hombres en nuestro país?
Creo que el cambio más importante debe darse en la conciencia de cada hombre y mujer, y al interior de los núcleos familiares. El Estado puede aplicar diversas políticas para favorecer la equidad entre hombres y mujeres. Sin embargo, si los padres no educan a sus hijos bajo una perspectiva de equidad, cualquier acción legal o política pública se vuelve estéril. La igualdad, nace en la conciencia de cada ser humano: es el principio elemental de toda libertad.Si quisieras comparar el modelo de política equitativa de un país con un modelo posible en México ¿cuál sería?
El México del futuro, debería ser el modelo de país a seguir. Tengo mucha confianza en que los mexicanos somos capaces de generar un cambio cultural para avanzar hacia una sociedad más equitativa, con un modelo propio. Justamente, nos encontramos ante una situación de crisis en materia de violencia y de discriminación por razones de género. Lo anterior, nos plantea la urgencia de modificar nuestras propias conductas desde el ámbito personal, familiar, comunitario y global. Los grandes cambios siempre están precedidos por situaciones críticas como las que enfrentamos en la actualidad. Tengo confianza en que saldremos fortalecidos de esta coyuntura, y aprenderemos las lecciones que nos llevarán a convertirnos en un mejor país.
¿Quiénes son las mujeres que más admiras? ¿Quiénes te inspiraron en tus luchas?
En primer lugar, mi madre Guadalupe y mi hermana Claudia. Mi madre es una mujer que ha luchado toda su vida en contra de la adversidad, y siempre, se ha mantenido en pie. Fue madre sin quererlo y esposa sin desearlo, y un día, tuvo que defender a su hija la rebelde y caminar con ella, en un mundo que le era ajeno. El mundo en el que nació mi madre, es diferente al mundo en el que vive actualmente. Ella jamás pensó que algún día hubiera podido ejercer el derecho al voto en un proceso electoral sin el tutelaje de su padre o de su esposo. Hoy, lo hace con plena libertad, y a la vez, defiende sus convicciones políticas. Y mi hermana Claudia, me enseñó que los sueños pueden llegar a hacerse realidad. Fue madre antes de cumplir 15 años, y en vez de apegarse a un futuro de pobreza e ignorancia –que rodea a las familias de las comunidades indígenas– decidió luchar y convertir a sus hijos en profesionales responsables y comprometidos. Además me acompañó y ayudó a superar todas las adversidades presentes en mi lucha.
¿Cuál crees que sea el papel de la juventud en el tema de la equidad de género?
Los jóvenes siempre dan el primer paso hacia un mundo de posibilidades y cambios. A ellos siempre los he felicitado por atreverse a ser diferentes y señalar sin miedo los errores y los abusos. Sin embargo, les he recomendado que sigan su inconformismo y logren encausar su rebeldía porque de lo contrario, aquellos cambios no van producirse. Tienen derecho a ser exigentes, y a su vez, a ser autocríticos. Su responsabilidad es la de estudiar, exigir, organizarse y cooperar mutuamente. Ellos son los ojos que ven desde ahora los cambios, aquellos que debemos realizar para construir juntos un mundo mejor. La educación, entonces, promoverá la conciencia en los jóvenes y el camino apropiado que deberán seguir.
Menciona cinco “agentes de cambio”, que consideras que mejorarían la situación de la inequidad en nuestro país.
Tengo una gran admiración por la señora Margarita Zavala. Ella fue la primera mujer que escuchó mi historia, y que decidió apoyar mi causa por los derechos de las mujeres en las comunidades indígenas. Ahora, ella promueve una revolución social para estimular la conciencia de todos los mexicanos, y así, construir un país más igualitario.
Conozco y admiro mucho a Claudio X. González Guajardo, por su trabajo y compromiso a favor de la calidad de la educación pública, a través de la creación y fomento de instituciones como Mexicanos Primero. Esta institución, impulsa el derecho a la educación de calidad, mediante la investigación y propuestas de políticas públicas.
Quiero mucho y admiro a Don Sergio Sarmiento. Para mí, no solo es un periodista inteligente y consciente de la realidad social de México, también es un ser humano que valora y respeta a las mujeres en sus derechos y libertades.
Admiro mucho a mi paisana la cantante Lila Downs, porque construye una nueva conciencia social a través de la música. Lo mismo sucede con el maestro Francisco Toledo, quien además de ser un baluarte de la pintura en México, es un ser humano muy generoso. Él busca acercar el arte y la cultura a los mexicanos como una forma de despertar la conciencia social.
Aparte de ellos, existen muchas mexicanas y mexicanos que son auténticos agentes de cambio, y que realizan actividades muy importantes sin la necesidad de una intervención política o condiciones económicas estables.¿Cómo logras balancear todos los ámbitos de tu vida? Y ¿cómo funcionan los roles de género en tu vida personal?
Ambas preguntas son muy interesantes. El centro de mi vida se llama Diego, es el eje que le da equilibrio a mi vida, la mayoría de las veces, demasiado caótica. Diego es mi hijo, el ser que más amo en el mundo. Todo lo que hago ahora tiene su nombre y su rostro. Pero incluso, con él trato de ser muy congruente. A veces, es difícil encontrar un cauce para educar correctamente a un niño en un mundo tan complejo. Para ello, tengo un aliado que es mi esposo, quien me ayuda a entregarle un claro ejemplo de lucha y de trabajo.
En cuanto a los roles de género, trato de compartirlos con mi esposo. Soy madre, pero también soy una mujer que trabaja. Soy esposa y cabeza de familia. Sigo siendo hija y hermana. Soy líder de un proyecto social, en el que me acompañan muchos hombres y mujeres, y todos los días nos damos cuenta de que seguimos luchando por cambiar el tema de los roles exclusivos. Mientras haya libertad y respeto, estoy segura que se puede desempeñar cualquier actividad en la sociedad sin amenazar la dignidad ni alterar los derechos de ningún individuo.
¿Qué sigue en tu carrera? ¿Cuáles son tus próximas metas a cumplir?
Actualmente, sigo trabajando por la defensa de los derechos políticos de las mujeres en México, especialmente en Oaxaca. Esa lucha me ha llevado a ser nombrada como candidata a diputada local, por el principio de Representación Proporcional. Es posible que ocupe una curul en el Congreso de Oaxaca para la próxima legislatura, y así, continuar luchando por la construcción de muchos escenarios de igualdad para las mujeres y la defensa de sus derechos. Además de ello, estoy recorriendo los pueblos y comunidades indígenas de mi estado, para darles a conocer a todas las mujeres, que debemos ejercer nuestro derecho al voto activo y pasivo durante las elecciones. Hoy, la Constitución Política de Oaxaca reconoce aquel derecho, que fue una de las causas por las que luché y llegué a materializar en la LXI Legislatura Local.
Si pudieras enviar un mensaje a todas las mujeres del mundo ¿cuál sería?
Todas las mujeres poseemos derechos. Sin embargo, cada una de nosotras debe alzar la voz para denunciar aquello que nos afecta, o que impide el pleno ejercicio de nuestra libertad. Muchas veces, la mayoría de los actos de violencia y acoso en contra de las mujeres ocurren a manos de las personas que más amamos. No debemos permanecer en silencio. Debemos denunciarlos. Si cada una de nosotras denuncia, cada día seremos más visibles. De esta manera, la causa de una sola mujer, será la causa de todas.
Cuéntanos sobre tu participación en el Women’s Forum y sobre la plataforma ¿cómo crees que beneficia tenerla en nuestro país?
Sobre esta plataforma, voy a relatar mi experiencia como agente de cambio en mi comunidad. Principalmente, quiero sembrar una semilla acerca de la importancia de visibilizar los rostros de las mujeres: aquellas que pertenecemos a las comunidades indígenas. Los retos y los conflictos que enfrentamos en el ámbito urbano se agravan en las comunidades indígenas; porque allá en la montaña, en la soledad de nuestras comunidades, no hay medios de comunicación ni autoridades ante las cuales denunciar. Por ello, mi voz es un llamado de atención que refleja la realidad al interior de estas comunidades, y que muchas veces, permanece oculta detrás de lo colorido de las tradiciones y de la cultura.
Me llena de entusiasmo ser parte de esta plataforma, y agradezco la oportunidad de dirigirme al mundo para transmitir un mensaje de conciencia: para cambiar la situación de las mujeres en los pueblos y comunidades indígenas de Oaxaca y de México en su totalidad.