Navegando por los fiordos de Chiloé Continental
Iniciamos nuestra aventura en la ciudad de Puerto Montt, región de los Lagos, en el sur de Chile, sin tener claro a qué nos íbamos a enfrentar, pero con esa sensación en el estómago de vendría algo nuevo y emocionante. Nos lanzamos al mar acompañados de un sol otoñal, mientras gaviotas y cormoranes escoltaban nuestra embarcación como fieles marineros siguiendo las órdenes de un capitán invisible.
En tierra firme no veíamos prácticamente nada que nos indicara civilización, pues es una ruta que se puede realizar únicamente en un barco. Luego de un par de horas, el paisaje cambió radicalmente y nos vimos flanqueados por inmensos y escarpados paredones cubiertos de bosques colgantes, musgos y helechos que se lanzaban en abrupta caída libre a las tranquilas y frías aguas del océano Pacífico.
Explorando los fiordos
Nuestra primera parada fue el fiordo de Cahuelmó, que en lengua local significa “lugar de toninas (delfines)”. Este pequeño brazo de agua de tan solo 6 km de extensión está inserto dentro del Parque Nacional Pumalín. Luego de recorrer sus tranquilas aguas, hicimos nuestro primer descenso a tierra firme. El olor del bosque siempreverde y la abundante vegetación acompañaron a través de una hermosa caminata que nos condujo al Lago Abascal. Nos detuvimos para contemplar su belleza y su majestuosidad. Escuchamos el profundo silencio, nos zambullimos en sus frías aguas y absorbimos algo de la energía y el magnetismo del lugar.
Terminado nuestro día, hicimos una última parada en las Termas de Cahuelmó, lugar inserto en medio de un bosque de canelos, tineos y coihues y compuesto por una serie de pozones tallados en la roca que acumulan aguas termales.
La belleza salvaje de Comau
Al día siguiente seguimos avanzando para encontrar el fiordo de Comau, de una extensión de 68 kilómetros y una profundidad de 500 metros. La principal característica del fiordo es su biodiversidad. Durante el recorrido nos acompañaron colonias de lobos marinos, delfines y una gran variedad de aves australes. Además, esta zona es famosa a nivel mundial por sus bancos de corales de agua fría de baja profundidad.
En una embarcación avanzamos por el fiordo hasta conectarnos con el Río Vodudahue, cuyas aguas fueron exploradas por primera vez hacia el año 1600 por aventureros españoles. En la actualidad, es una zona de conservación, donde se trabaja arduamente para cultivar especies nativas que permitan la reforestación y también para conservar las tradiciones y cultura características de esta zona. Ejemplo de esto es la Iglesia San José Carpintero, construida en el año 2018, siguiendo la antigua técnica de construcción chilota.
Comenzamos el día siguiente con una corta caminata hasta llegar a siete manantiales de agua caliente en medio del bosque. En las Termas de Porcelana, nos sentimos totalmente aislados de cualquier tipo de civilización. Nos permitimos sumergir nuestros cuerpos y abrazar la sensación de descanso, relajamiento y desconexión total.
El encanto de Quintupeu
Iniciábamos la navegación de vuelta hacia nuestro punto de inicio cuando este lugar nos tomó por sorpresa. Con una estrecha entrada y afilados acantilados rasgados por furiosas cascadas de agua dulce que se mezclan con las saladas aguas del mar, comprendimos por qué este fiordo da origen al mito. Se dice que es el lugar donde descansa el tesoro del SS Dresden, embarcación alemana que se ocultó en esta zona para reparar sus motores durante la Primera Guerra Mundial.
No solo de aventuras vive el hombre
Otro de los grandes encantos de esta zona es su variada gastronomía local, sabores ricos e intensos donde mar y tierra convergen. Pescados, mariscos, res y cordero son los protagonistas. En esta aventura pudimos disfrutar platos tradicionales, como el curanto, que es un cocido de carnes y mariscos sepultados en la tierra y tapados con hojas de una enorme planta llamada nalca.
Cuándo y cómo realizar el viaje a Chiloé Continental
Existen diversas compañías de navegación que ofrecen la experiencia de recorrer este territorio. Se pueden reservar desde embarcaciones pequeñas hasta yates de lujo con todo tipo de comodidades a bordo. Se recomienda el uso de ropa impermeable que te permita seguir el recorrido pese a las cambiantes condiciones climáticas.
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