
La alta relojería y el arte contemporáneo mexicano se entrelazan en un nuevo capítulo creativo y exclusivo con The Art of Time, un proyecto impulsado por Raconli Group, socio exclusivo de Franck Muller en México.
Esta iniciativa cultural marca el inicio de una serie anual de colaboraciones con artistas nacionales que reinterpretarán la relojería desde una perspectiva artística, creando piezas únicas concebidas como verdaderas obras de arte portátiles; y el elegido para comenzarla ha sido: Marcos Cojab.
Una alianza entre precisión suiza y arte mexicano
Presentando la primera edición de esta serie de Franck Muller, la maestría de la maison suiza se une a la visión del artista y arquitecto conocido como .ALQUIMIAMC, quien ha desarrollado un lenguaje escultórico que fusiona materiales nobles como plata, oro, cobre y bronce, con procesos de electrodeposición y la simbología de la calavera, un emblema central en su obra.


Para esta colaboración, .ALQUIMIAMC reinterpreta su icónico motivo en una creación que celebra la dualidad entre vida y trascendencia, imprimiendo en cada pieza su visión de la eternidad. Su trabajo, exhibido en ferias como Art Basel Miami, FIAC Paris o Zona Maco, destaca por su potencia estética y su arraigo en la cultura mexicana.
El resultado es un Franck Muller Vanguard Slim de 41 mm en bronce, elegido por su capacidad de transformarse con el paso de los años; y como si eso no fuera suficiente exclusividad, cada reloj desarrollará una pátina única, haciendo que no existan dos piezas iguales.
En la carátula, el acabado que simula la oxidación del metal sirve de lienzo a la calavera característica del artista, acompañada de la inscripción The Art of Time.


La correa de gamuza con base de caucho refuerza su carácter contemporáneo, mientras que en el reverso, la firma de .ALQUIMIAMC grabada junto al motivo escultórico otorga un sello de autenticidad. Solo 15 piezas numeradas están disponibles exclusivamente para México. Más que medir el tiempo, este reloj lo transforma. The Art of Time inaugura un diálogo entre la herencia suiza de Franck Muller y la creatividad mexicana, celebrando la convergencia de dos mundos que comparten la misma búsqueda: capturar lo eterno a través de la creación.