
En esta conversación con las mentes detrás de la Galería Pedro Ávila —Pedro Ávila Vázquez, socio fundador de la galería, Juan Carlos Muciño González, socio y director de la galería y Karen Lizarraga Jauregui, curadora de arte de la galería—, se revela cómo, concebida como una extensión natural de un despacho de arquitectura y diseño, la galería ha encontrado en sus muros antiguos un escenario vivo para repensar la relación entre arte y comunidad, apostando por generar experiencias que van más allá de la contemplación, activando vínculos emocionales y reflexivos.
En Metepec, Estado de México, una galería convierte un edificio histórico en escenario para el arte contemporáneo. La propuesta, de vibrante actualidad, abre nuevas formas de diálogo entre arte, arquitectura y público. Entre exposiciones, residencias de artistas y proyectos itinerantes en ferias internacionales, Galería Pedro Ávila ha consolidado una visión curatorial que entiende el arte como un agente de transformación y memoria colectiva.

La galería nació en un espacio con historia. ¿Cómo dialoga la arquitectura original del lugar con la propuesta contemporánea que hoy alberga?
La galería surge como una evolución de nuestro despacho de arquitectura y diseño, con la intención de darle al arte un espacio propio que también fuese una obra en sí misma. Buscamos un lugar con historia que dialogara con la identidad cultural de Metepec y encontramos una construcción de 1890 que funcionó como granero de Monte Alto. Tras años de restauración, preservando sus materiales originales y su carácter vernáculo, el espacio se transformó en un recinto que mezcla arquitectura y arte contemporáneo.
¿Qué criterios siguen al elegir a los artistas que exponen?
En Galería Pedro Ávila entendemos la curaduría como un proceso de escucha y mediación sensible que conecta lo íntimo con lo comunitario. Nos enfocamos en artistas nacionales e internacionales con propuestas innovadoras, discursos críticos y técnicas diversas, capaces de generar diálogo y reflexión.
Asimismo, valoramos proyectos que trasciendan lo estético, abordando temas como la resiliencia, ecología, espiritualidad o las formas contemporáneas de habitar el mundo. También damos importancia a la trayectoria, calidad técnica y capacidad de ofrecer experiencias inmersivas y significativas, fomentando además colaboraciones y residencias que enriquecen el intercambio creativo.


¿Cómo describirían la visión curatorial que guía el trabajo de la galería?
Parte del trabajo de nuestro equipo, integrado por Pedro Ávila, Juan Carlos Muciño, Mónica Álvarez, Sofía Mendoza, Karen Lizárraga y Leonardo Montelongo, se centra en buscar propuestas artísticas que despierten asombro y que integren visiones sociológicas, psicológicas, simbólicas y estéticas.
Nuestra visión curatorial se sostiene en tres principios. El primero es la memoria, entendida como un tejido vivo que enlaza cuerpo, historia y territorio. El segundo, la naturaleza y arquitectura, concebidas como espacios de inscripción emocional y posibilidad transformadora. Y el tercero, la crítica a las estructuras de poder contemporáneo, desde la sutileza de lo afectivo y lo ritual. Con estos ejes, cada proyecto se convierte en una plataforma para imaginar nuevas formas de existencia, relación y pensamiento, siempre con profundo respeto hacia la visión y los procesos creativos de los artistas que representamos.
¿Qué tipo de diálogos les interesa generar entre las obras y quienes visitan la galería?
Nos interesa generar encuentros significativos entre las obras, el espacio y quienes lo visitan, activando conexiones emocionales e intelectuales que inviten a la reflexión. Cada exposición se concibe como una atmósfera viva, donde el arte media entre realidades personales y colectivas para imaginar nuevos futuros. La Galería Pedro Ávila se ha consolidado como un foro abierto a diversas expresiones artísticas y culturales, ofreciendo desde exposiciones e instalaciones hasta conversatorios, talleres y experiencias gastronómicas, con el objetivo de crear comunidad en torno al arte.
¿Qué papel han jugado los espacios itinerantes bajo el nombre de la Galería Pedro Ávila para su crecimiento?
La itinerancia ha sido esencial para el crecimiento de la galería, permitiéndonos expandir vínculos y discursos curatoriales en contextos diversos. Participar en ferias y plataformas como Zona Maco, Art Week Chile o Casa HOTBOOK nos ha abierto a nuevas audiencias y colaboraciones internacionales. Estos espacios funcionan como laboratorios vivos donde la galería se adapta, dialoga con cada entorno y explora formatos más inmersivos, consolidando nuestra identidad como un proyecto que entiende el arte como agente de comunidad, memoria y transformación.
Fotos: cortesía de Galería Pedro Ávila
D. Calle Morelos 68, Santa Cruz, 52140 Metepec, Edo. Méx.