Escondido entre el mar Negro y las montañas del Cáucaso, Georgia es una sorpresa, una joya europea a la puerta de Asia Central, donde se siente que los vientos de la Unión Soviética han barrido los campos, pero no han eliminado la fuerza de su cultura. Me he sumergido en esta región que captó mi sed de descubrimiento, renovando mi horizonte más allá de lo imaginado.
GEORGIA HISTÓRICA
Georgia se remonta a los antiguos reinos de Cólquida e Iberia y llegó a la cima política y económica durante el reinado de David IV y la reina Tamar (siglos XI y XII). A principios del siglo XIX, este país fue anexado por el Imperio Ruso y, tras la Revolución Rusa de 1917, fue incorporado a la Unión Soviética en 1921, formando parte de las quince repúblicas de esta unión federal. El 9 de abril de 1991, con el colapso de la URSS, Georgia declaró su independencia. Sus habitantes sufrieron los disturbios civiles y la crisis económica en la década de los 90, pero el país se empezó a levantar después de la famosa Revolución de las Rosas de 2003.
LLEGANDO A TBILISI
Veníamos de Armenia, fascinados por las iglesias del siglo IV y los monasterios, y pasamos esa frontera insólita, simbólica y estricta. Sadakhlo fue nuestra puerta de entrada y descubrimos el campo verde del verano que empieza al pie de los montes del Cáucaso.
Alcanzamos Tbilisi, una capi- tal anidada al pie de una colina y a lo largo del río Kurá, la vena natural de la ciudad. Las iglesias resaltan en los puntos altos, la antigua fortaleza sigue vigilando la ciudad como desde hace más de un milenio y sus orgullosas ruinas atestiguan la fuerza del carácter georgiano. El puente de la Paz es la señal del movimiento hacia el futuro de la ciudad, donde se yerguen elegantes rascacielos.
En Tbilisi el mito y la historia se mezclan con la cultura y las tradiciones, la naturaleza y su gente hospitalaria. Es una ver- dadera poesía adornada por canciones y danzas, el olor de las especias y los diferentes grupos étnicos que se juntan en los callejones empinados de la urbe, que alguna vez fue dominada por comerciantes, guerreros, tiranos y dictadores. Es una ciudad moderna, con museos, teatros, galerías de arte, iglesias, excavaciones arqueológicas, baños de aguas termales y pe- queñas casas con balcones que sobresalen sobre los abismos.
Cenamos en un restaurante llamado In the Shadow of Metekhi, donde el pan era una delicia y descubrimos la cocina georgia- na con sus sabores a Asia y su ingeniosidad europea. Un baile folklórico nos hechizó con su tono ruso y su autenticidad.
Empezamos nuestra visita con la iglesia Metekhi (siglos XII – XIII), construida bajo la orden del rey Demeter Segundo o “el Devoto”, sobre la antigua iglesia que estaba ahí desde el siglo V. Esta área del risco que domina el estrecho valle del río fue considerada un sitio tanto religioso como real y, por ello, en el siglo XII, el palacio real fue trasladado cerca de la iglesia. Una misa ocupaba la iglesia y hacía que los muros retumbaran con los cantos, y que nosotros nos maravillamos con los velos de las mujeres y el misticismo.
Desde la plataforma de la iglesia se abre una vista panorámica soberbia hacia el casco antiguo de la ciudad, el parque moderno y la fortaleza de Narikhala (s. IV – XVIII) que fue la principal ciudadela. Queríamos subir a Nari- khala en el teleférico que parte del llano, pero la cola era inmensa y decidimos subir a pie, zigzagueando por los callejones de Abanotubani, el barrio de los baños de aguas sulfúricas y lugar que dio origen a la fundación de Tbilisi.
Los callejones nos hacen descubrir casas hermosas con balcones que inventan las leyendas, de muros misteriosos abiertos por encantadoras puertas hasta llegar a la muralla de la fortaleza. Entramos en un cuento de romances y batallas épicas. Seguimos por el barrio de calles típicas como Shardeni y Erekle II, donde las casas son retratos del pasado y descubrimos la torre del Reloj, construida en 2011 y que parece estar a punto de caer- se, y la basílica Anchiskhati (siglos VI – XVIII), una de las iglesias más antiguas de Tbilisi con su hermosa iconografía. Transmite una atmósfera de serenidad con un cierto misticismo.
Caminando por el puente de la Paz, con su diseño futurista, regresamos a la realidad del siglo XXI, admirando la ciudad que ha vivido tormentas y desafíos. Recorrimos la avenida Rustaveli, la arteria principal de la ciudad, el lugar de encuentro de los georgianos y famoso por sus edificios emblemáticos, como la ópera y el teatro Rustaveli, terminando en la plaza dominada por la estatua dorada de San Jorge que la vigila desde lo alto de su columna.
En el Museo Estatal de Historia descubrimos el tesoro de Cólquide con sus impresionantes y antiguas joyas, los íconos más relevantes del país y los fósiles humanos más antiguos fuera del continente africano, encontrados durante las excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en Dmanisi.
En la noche recorrimos una vez más las animadas calles de Shardeni y Erekle II, donde los restaurantes instalan sus terrazas y el ambiente es muy mediterráneo.
MTSKHETA Y UPLISTISKHE
El campo se estaba despertando cuando salimos por la autopista que conduce al mar Negro. Dominando el valle donde se encuentran los ríos Aragvi y Kurá que bordean la ciudad de Mtskheta, el monasterio de Jvari es una joya de la arquitectura medieval que data del siglo VI. Esta pieza magistral es uno de los mejores ejemplos de diseño clásico de concha en miniatura, que nos impresionó con su grandiosidad e integridad. Un monje estaba arreglando las velas y la impresionante Cruz de piedra alumbraba el centro de la iglesia que ha visto pasar los siglos como una película de los romances de antaño.
La antigua capital de Georgia, Mtskheta, ha sido habitada desde el segundo milenio a. C. Actualmente, su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es un museo viviente con joyas arquitectónicas, las casas típicas y su ambiente de provincia con ritmo dissoluto. Svetitskho- veli (siglo XI), que puede ser traducido como ‘el pilar que da la vida o pilar viviente’, es la catedral de Mtskheta y un lugar sagrado donde, según la creencia de los georgianos, se guarda la túnica de Cristo. Es un edificio altanero, hermoso, elegante con sus íconos, sus pinturas murales y sus cánticos que surgen de la misa en una capilla privada. Su misticismo es inigualable. Los callejones invitan a caminar, a tomar una cerveza en una terraza, a disfrutar del tiempo pasmado.
Viajamos hacia la región de Kartli, denominada el corazón de Georgia, famosa por sus campos verdes y agricultura, sus pueblos encantadores y sus colinas que anuncian el Cáucaso. Visitamos la ciudad tallada en roca de Uplistsikhe (primer milenio a. C.), nombre que significa ‘la fortaleza de Dios’, una ciudad antigua en cuevas al aire libre, situada en el cruce de rutas comerciales importantes. Fue el centro principal del paganismo y representa un complejo de salas, cuevas, teatros, templos, altares paganos, túneles, prisiones secretas, farmacias, pasajes, calles, todos tallados en piedra en una superficie de cuatro hectáreas.
En su apogeo, la ciudad tenía una población de 20,000 habitantes. En el siglo IX, una basílica de tres naves fue añadida al complejo. Caminamos sobre el suelo calcáreo, pasando por pequeñas cuestas y escaleras. Sentía que estábamos entrando en el túnel del tiempo, volando dentro de otro siglo del pasado.
De regreso a Tbilisi, los callejones nos llamaron para una cena memorable a la luz de la luna, disfrutando su ambiente de ocio, animado por jóvenes locales y del mundo cercano como iraníes, turcos, armenios y rusos. Era un placer donde cada uno platicaba con su vecino al ritmo del calor mediterráneo. La velada fue larga, de bar en bar, de nuevos amigos en encuentros furtivos.
IKALTO – TELAVI – GREMI
Después de desayunar, emprendimos el viaje hacia la región de Kakheti, famosa por su vitivinicultura. Kakheti es la tierra del vino desde tiempos remotos, donde se lleva a cabo el método de producción de vinos en tinajas de barro llamado kvevri, por lo que fue declarada Patrimonio Cultural Intangible por la Unesco. Se supone que la viña es originaria de esa región. Visitamos el complejo arquitectónico de Ikalto, un centro religioso y educativo fundado por el rey David “el Constructor”, en los siglos XI-XII. La primera iglesia del complejo fue fundada en el siglo VI por Zenon, uno de los Trece San- tos Padres Asirios que llegaron a Georgia para fortalecer la fe cristiana. El complejo está formado por iglesias de distintas épocas y las ruinas de la aca- demia medieval. Según una leyenda, el famoso poeta geor- giano Shota Rustaveli estudió allí. Es un lugar sereno en medio de un bosque encantador.
Seguimos con la visita de la ciudad amurallada de Ikal- to, con sus hermosas casas, pequeñas iglesias y su muralla que permite comprender cómo era una fortaleza intomable. Comimos unos panes deliciosos, sus licores y vinos hechos en casa y su cordero asado. Pasamos por la ciudad amurallada de Telavi camino a la bodega de Khareba donde, atravesando un túnel excavado en roca, llegamos a una de las cavas. Allí nos contaron la historia sobre el método geor- giano de preparación de vinos y nos ofrecieron una cata.
Seguimos por ese hermoso valle sembrado de viñas hasta llegar al complejo arquitectónico de Gremi que data de los siglos XVI-XVII, construido por el rey Levan y la reina Ketevan sobre una colina rocosa. Gremi fue la capital del reino de Kakheti, pero todo lo que queda de la antigua ciudad son algunas ruinas de un mercado, baños reconstruidos y un palacio real.
El actual complejo solía ser una fortaleza y se compone de una torre, cámaras de rey, muros defensivos y una iglesia de cúpula central del Arcángel construida con ladrillos cuadrados. El interior de la iglesia está decorado con frescos del siglo XVII, y adornado por íconos que refle- jan la fe, acompañados por los cantos de los rezos que encontramos en su interior, animados por los monjes y las velas. Terminamos pasando por la ciudad Akhmeta, visitando los restos del inmenso monasterio de Kve- tera en la paz del bosque.
Pasando por el lago cercano a Tblisi llegamos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo a Estambul. Nuestro romanesco paseo por Georgia había terminado y nos dejaba con un deseo de regresar para explorar la costa del mar Negro y las altas montañas del Cáucaso. Nos habíamos sentido en casa. Georgia es un lugar con una historia tres veces milenaria que invita a integrarse con gran facilidad, disfrutando de sus joyas y de su ambiente latino, una puerta abierta a la diversión y la cultura. Georgia es un libro que se disfruta con cariño, que envuelve en el misticismo y la fiesta.
CÓMO IR
www.hfluxurytravel.com
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subdirecció[email protected]
T. 5596 0896
CUÁNDO IR
La mejor temporada es de marzo a noviembre, aunque el invierno ofrece otro encanto con las colinas cubiertas de nieve.
DÓNDE DORMIR
Hotel Biltmore Tbilisi 29 Shota Rustaveli Ave, Tbilisi 0108, Georgia +995 322
Texto y Fotos: Patrick Monney