Con apenas unas cuantas mesas y una barra que mira directo a la cocina, Gin Chan podría pasar desapercibido entre el ruido de la Roma Norte. Sin embargo, tras su formato reducido, se esconde una propuesta culinaria precisa: una cocina japonesa que apuesta por el detalle, el producto y la técnica, sin necesidad de alardes ni presunciones.

Más cercano a una propuesta en Tokio que a un restaurante contemporáneo, Gin Chan se inspira en la tradición del izakaya para ofrecer una experiencia centrada en lo esencial. Aquí se viene a comer bien, a beber sake con calma y, si se desea, a entregarse a un omakase de múltiples tiempos que cambia según la pesca y los productos del día.

El proyecto es del chef Silverio Cervantes, quien después de varios viajes a Japón decidió replicar en la Ciudad de México esa atmósfera íntima. Su menú se despliega en tres frentes: la barra omakase, una carta con sushi, sashimi, ramen y donburis, y un formato más ágil para los horarios de comida entre semana.

El diseño del espacio a cargo de José Antonio Albarrán Palma responde a la misma lógica de contención: madera, luz tenue, silencio y una distribución que privilegia la cercanía entre comensal y cocina.

Los ingredientes son clave en Gin Chan: pescados frescos provenientes de Ensenada, Zihuatanejo o Japón, según disponibilidad; cocteles sobrios y afinados; y un servicio que se siente cercano, pero sin ser intrusivo.

El recorrido omakase es el punto más alto de la experiencia. Cada platillo es elegido y preparado en el momento, con una secuencia que puede incluir desde nigiris con pescados curados en casa hasta caldos intensos y limpios, pasando por bocados fríos, tostadas delicadas o piezas selladas al fuego directo.

¿Los musts de la carta? Están el sashimi de hamachi con ponzu y yuzu kosho, el donburi de atún y chashu, y el ramen de cerdo, sutil y profundo. Cada plato parece construido desde el amor y confirma que, en Gin Chan, lo pequeño no es sinónimo de modesto.

D. Córdoba 132, Roma Norte, CDMX

IG. @ginchanmx