Machu Picchu, cuyo nombre significa “montaña vieja” en quechua, se encuentra al este de la cordillera del Vilcanota, en Perú, y se calcula que fue construido durante el siglo XV por los Incas. Para verdaderamente disfrutar de este lugar, hay que tener una buena idea de cómo es el recorrido y cuáles son los lugares a los que no podemos dejar de ir.
La mejor manera de llegar a Machu Picchu desde la Ciudad de México, es tomando el vuelo de LATAM Airlines a la ciudad de Cusco. De ahí podrás emprender un viaje de aproximadamente cuatro horas en el tren Belmond Hiram Bingham, uno de nuestros favoritos por sus elegantes vagones e impecable servicio. Durante el trayecto, hay un maridaje de bebidas y platillos típicos peruanos, todo acompañado de música en vivo e impresionantes vistas. La llegada a Machu Picchu es espectacular, pues la estación de arribo se encuentra rodeada por un paisaje conformado por valles y montañas.
Dentro de las opciones de hospedaje está el hotel Sumaq, con vistas al río Vilcanota. La decoración se inspira en la cultura andina, protagonizada por maderas obscuras y telas bordadas en tonos de morado, naranja y dorado. A lo largo del hotel hay una serie de esculturas doradas que representan los accesorios que los andinos usaban como parte de su vestimenta. Su habitación más lujosa, la suite presidencial, cuenta con una vista panorámica a las montañas, un jacuzzi con hidroterapia y cromoterapia, además de sábanas hipoalergénicas que harán sentir a los huéspedes como parte de alguna casa real incaica.
El hotel hace alarde de su restaurante de alta cocina, con platillos típicos de la exquisita y mundialmente reconocida culinaria peruana, presentados de manera creativa. Las vieiras gratinadas y marinadas con especias de Perú, queso parmesano y crema de lima, así como el tartar de pescado bañado con leche de tigre, son algunas de sus preparaciones.
Además del recorrido por las ruinas, el hotel Sumaq ofrece una gran variedad de actividades para adentrar a los visitan- tes en la cultura de la región. Una opción es presenciar una ceremonia matrimonial andina dirigida por un chamán, y otra es asistir al ritual que se le hace a la Pachamama, la Madre Tierra, en el que los huéspedes hacen ofrendas por medio de una ceremonia. Por otro lado, cuentan con actividades enfocadas en la gastronomía peruana como las clases de coctelería, en las que explican sobre los diferentes tipos de pisco y la mejor forma de usarlos para crear drinks innovadores, o una demostración para hacer el famoso ceviche peruano, marinado con cítricos y el chile nativo de la región.
Una vez hospedados y descansados, la travesía a Machu Picchu comienza. Hay dos opciones para llegar a las ruinas: la convencional y más rápida es tomar un camión que te llevará a la entrada principal en 25 minutos, y la otra es subir la montaña a pie. Esta última alternativa es solamente para las personas que se han preparado durante algunos meses para poder subir, ya que la altura del lugar hace la caminata mucho más desafiante.
La montaña de Machu Picchu está situada a 2,400 metros sobre el nivel del mar. Por ello, es recomendable tomar una infusión de hojas de coca, que viene de las regiones andinas de Perú y Bolivia, en donde aún se utiliza con fines medicinales y religiosos. Esta bebida crea un efecto energizante muy parecido al del café. Consumir la planta de coca en forma de té o masticada, incrementa la absorción de oxígeno en la sangre y es lo que ayuda al mal de montaña.
Al llegar a las ruinas, hay varios caminos y opciones para recorrerlas según el ritmo y las capacidades de cada persona. Sea cual sea la ruta que escojas, lo más importante es darte el tiempo para apreciar los templos, las viviendas y todo el panorama alrededor.
La montaña principal está dividida en dos sectores. El primero es el sector agrícola, ubicado en la parte sur, que tiene unos andenes en los que antes se cosechaban alimentos y ahora solo se ven grandes escalones cubiertos de pasto. El segundo, es el sector urbano, que está dividido en tres sectores más pequeños: el barrio sagrado, el barrio de los sacerdotes y el barrio popular. Este se encuentra hacia el norte y ahí podrás encontrar el Templo del Sol, el Templo de Las Tres Ventanas y la famosa roca sagrada.
Además de la montaña principal, la montaña Wayna Picchu se encuentra al norte de Machu Picchu. Es importante tener en mente que para ac- ceder a esta montaña hay que reservar con anticipación, ya que solo puede subir un nú- mero limitado de personas al día. Para llegar a la cima, la caminata, de aproximada- mente una hora y media, sigue senderos llenos de vegetación, estrechos y con subidas pronunciadas. Aunque el trayecto puede ser algo pesado para algunos, verdaderamente vale la pena porque se pueden apreciar las ruinas de la ciudad inca de Machu Picchu desde otra perspectiva.
Es una travesía muy espiritual, pues a lo largo de las ruinas hay espacios en donde la gente puede ir a meditar o percibir la energía del lugar. Es muy recomendable contra- tar un guía que pueda ir contando la historia detrás de la construcción y la cultura local, porque es un sitio que despierta muchas preguntas, algunas de las cuales permanecen aún sin respuesta.
Este destino es una experiencia inigualable por su riqueza cultural, gastronómica, arqueológica y natural. Es un privilegio poder visitar Machu Picchu y ver las maravillas que los humanos somos capaces de construir. Sin duda, es un lugar que hay que visitar por lo me- nos una vez en la vida.
FACTS
- Machu Picchu tiene más de 150 edificios entre templos, casas, santuarios y otros.
- Se cree que, a pesar de las inmensas piedras con las que se construyó la ciudad, no se usaron medios de transporte con ruedas, sino que las empujaron hasta llegar a la cima.
- Una teoría sostiene que Machu Picchu era un observatorio astronómico.
Texto por Griselda Valle
