Héctor Esrawe tomó la decisión de dedicarse al diseño industrial casi por instinto: las actividades creativas que involucran desarrollar objetos y vincularlos con el espacio siempre fue lo suyo. Hoy en día, además de ser el creador de la marca Dimo, es director de Esrawe Diseño, la frma de diseño de muebles, objetos e interiores, y quien hace poco llevó a cabo, junto a Ignacio Cadena, la creación de la boutique de Xinú, una exclusiva marca mexicana de botanicaromática.
Recientemente, comenzó un proyecto llamado Ewe, que tiene como finalidad trabajar con la destreza artesanal, es decir, hacer piezas de edición limitada con grandes maestros artesanos de distintas disciplinas. De esta manera, Héctor Esrawe busca diversificarse en diversas áreas.
El mexicano explicó que su inquietud por crear respondía probablemente a muchas disciplinas, “tenía un poco de relación con la arquitectura, con la tecnología, el objeto y un interés que he tenido toda la vida en el arte; una profesión que de ninguna manera las integra todas, pero que de alguna forma dialoga con todas ellas”.
Esrawe es también conferencista y tallerista alrededor del mundo, en destinos como Londres y Nueva York. Ha sido merecedor de prestigiosos reconocimientos como el Premio Quórum en 1999 y el IIDA por sus 15 años de excelencia en su trayectoria. Para Esrawe, la forma y la función son una sola cosa, pues la forma es el resultado natural de una función ejecutada correctamente.
Un elemento clave, según nos explica, es la honestidad con uno mismo, “Mientras más tiempo pasa, más entiendo la relación directa del diseño con el contexto específico, con la necesidad específica”. Es decir, se enfoca en la necesidad para luego, realizar un objeto que la cubra. Parte elemental de esa honestidad es el diálogo entre el diseño y la necesidad, a través de diversos canales de expresión. Héctor Esrawe sostiene que no cree en el estilo, no cree en repetirse y no cree en tener un solo lenguaje, por el contrario, piensa que cada proyecto, y más en interiorismo, dialoga con un contexto y una necesidad específica, lo que eventualmente se traduce en atender sus ideas particulares. Por lo tanto, el buen diseño primero resuelve, primero dialoga y te lleva naturalmente a expresar. En algún momento todo empezaba al revés.
Esrawe y su equipo trazan una ruta de acción luego de una ardua investigación en la que estudian las coordenadas de hacia donde puede ir el proyecto. “Comenzamos a diseñar o a expresar ese diagnóstico en una solución y en una expresión; si el eje de un diseño se vuelve la expresión, se dejan muchas otras cosas fuera, se omiten valores y la razón por la que lo estás haciendo, se vuelve un objeto que puede ser estéril para mucha gente”.
Según el diseñador, su rubro en México todavía es “epidérmico”, insiste en que “no hay un movimiento consolidado alrededor del diseño. Falta mucho, falta crítica, faltan instituciones que lo soporten. No podemos sentarnos a celebrar que ya somos una cultura que se mueve alrededor del diseño”. Opina que la solución para que se profundice el diseño en México sería tener políticas públicas alrededor de la disciplina –que ya se están comenzando a gestionar–, tendría que haber incentivos para invertir en el desarrollo y también, debería de haber un vínculo entre industrias creativas y diseñadores. “Los ingredientes están, es un proceso que tiene que ser orientado y madurado, lo que no pasa ni en dos ni en cinco años; es un proceso vivo”, concluye.
La elaboración del diálogo para atender una necesidad va ligada a una metodología creada en su estudio y que está basada en la multi-disciplina y en la colaboración. Para sus próximos proyectos él “ya no es el sastre”, sino el director de orquesta: “Creo más en muchas cabezas, generando una solución que en el individuo, artista, genio”.
Producción: Fernanda Aragonés