Rogelio se levanta con el sudor hundido en su pecho, la ansiedad le paraliza el cuerpo, siente que el espíritu le hierve y su corazón va a un ritmo desesperado, tiene miedo y aunque intenta despertar, no puede. Aparece entonces una materialización imaginaria de la Realidad y le dice que está por concederle el deseo más anhelado de todos: elegir cómo morir. La Realidad espera su respuesta, pero Rogelio es incapaz de decidir, por más que busca empujar alguna vocal que le conceda algo de piedad, no puede. Entonces la Realidad se acerca con ternura, lo mira a los ojos y le hunde lentamente un cuchillo en el vientre.
Timbra el teléfono y el agudo sonido permite a Rogelio escapar de aquel ensueño, contesta agitado y débil, le cuenta que todo el día ha tenido angustia, una especie de inseguridad que pasma sus actos y lo hace sentir que está en una sala de espera mientras la vida se le va entre las manos. Rogelio parece haber entrado en esos ciclos en los que uno se enjuicia demasiado, aquellos en donde adviertes que cada decisión va subiendo de peso. Donde la duda respira justo detrás de tu oído –¿Qué he hecho hasta ahora? ¿Hacia dónde quiero llevar mi vida? –. Allí aparece la sensación de caída libre, la voluntad se siente enferma y el espíritu se pierde.
Desconcertado, Hugo propone una solución: formarán el primer equipo conceptual del que se tenga registro: La Santa Realidad FC (futbol en colectivo) con el que en cada partido enfrentarán sus miedos. Dispusieron que las camisetas del uniforme no tendrían su nombre de pila, ni el apodo o apellido y, en lugar de eso, debía ser estampado su miedo más profundo, de esta manera, para que se venza a la Realidad, habrá que pasar por el cansancio, el olvido y la barbarie.
“VENGA SANTA, LA SANTÍSIMA, REALIDAD DE TODOS NUES- TROS MIEDOS, CON CORAJE Y CON LOCURA, SAQUEN TODA SU ARMADURA…VENGA SANTA, LA SANTÍSIMA, REALIDAD DE TODOS NUESTROS SUEÑOS, A DEJAR TODO EN LA CAN- CHA QUE EL DESTINO NOS ALCANZA…
La superstición del equipo es una catarsis: portar como bandera los miedos de cada jugador, representarlos y entregarse a ellos en cada contienda, darle oportunidad al mundo de enfrentarlos y purificar otra posibilidad en la que el choque deportivo con el otro (equipo), haga que ambos se sientan más ligeros. Rogelio no lo piensa más: quiere ser el portero titular y llamarse “Indecisión”.
Cuadran entonces una reunión en la cancha con 11 jugadores, en los que aparecen los carrileros “Deuda” ( Juan Pablo) y “Olvido” (Mauricio); el defensa “Fracaso” (Max), también “Angustia” (Metzeteri); “Cansancio” (Diego), la contención “Barbarie” (Beto), y el mismo Hugo como “Vicio”. Adrián, como intentaron otros, quiso elegir “Muerte”, un miedo que el equipo sigue analizando para determinar en colectivo si incluirlo o no, aludiendo a que si el rival los vence tendrían que ser congruentes y dejar en ese momento la liga o, al menos, la temporada para después volverse a inscribir (reencarnar) en otra, pues, si la derrota aparece en el primer partido, su misión catártica se desvanecería demasiado pronto. Adrián prefirió estamparse “Azar” sobre la espalda.
El conjunto es obsesivo y minucioso con su filosofía y concepto, y es que sus integrantes van desde escritores, músicos y cineastas, hasta un criminólogo.
Es así como se escribe una crónica en detalle de cada partido publicada en la página de activismo cultural: rip.mx, ya llevan más de 50 crónicas escritas, que transitan entre ficción y verdad; hablan de lo vivido en cada juego y de cómo la Realidad puede mostrar caras distintas a través de la experiencia y el error.
La Santa”, como se le ha apodado cariñosamente en la liga capitalina de la Fragata en Coyoacán, tiene un sistema de juego diseñado por Aldo (Maldad): el licenciado en criminología que, apasionado por el ajedrez, planea estrategias demoledoras como la llamada “defensa siciliana” o Scheveningen, una de las aperturas en el ajedrez más populares de nuestro tiempo. Los defensas son ofensivos y con recorrido de ida y vuelta, la media creativa y compacta. Los delanteros oportunistas e imaginativos.
El equipo aún no ha alcanzado a ser campeón: un segundo y tercer lugar son sus únicos laureles, y es que en las finales ha pasado de todo, por ejemplo, a “Vicio” le torcieron el tobillo porque el delantero del otro equipo estaba absolutamente crudo (con resaca de alcohol), entonces plancharle la pierna se le hizo que podía alejar el malestar de su cuerpo. A “Nacionalismo” le dieron un puñetazo al tiempo que el defensa de “Los Cuernos Vaca” le dijo: “te voy a meter el Himno Nacional por el culo”.
Por otra parte, ha habido reacciones catárticas como la vez que burlaron ágilmente a “Desencanto” para meter un golazo, el delantero del Middlesbourgh se acercó al final del partido para decirle al vencido equipo conceptual: “nos sacudimos el miedo y ganamos esperanza”. Ambas escuadras se dieron un abrazo y terminaron en un bar de Tlalpan intercambiando camisetas, hablando de los miedos que pasman a México. Otra historia es que Alex (“Mediocridad”), confesó que “La Santa”, lo inspiró para dejar su exitoso trabajo en una agencia publicitaria trasnacional y fundar su banda de protopunk llamada Los Ruidos Tristes, que lo ha llevado a girar cada año por Europa del Este, grabar un disco, casarse y vivir de la música.
La Santa Realidad ya prepara su siguiente movimiento, esta vez busca salir de las canchas “institucionales” para hacer una gira por los barrios de la Ciudad de México (y si es posible, en otras comunidades del resto del país), invitar a que cada barrio forme su equipo con el que se enfrentará a la Realidad para tratar de vencerla. El objetivo es hacer espacios de reflexión donde se representen los miedos de México y la manera en que podemos vencerlos. De esto se filmará un documental que estará disponible para descarga en su momento.
Rogelio está por dormirse, el equipo ganó con dos atajadas suyas de ensueño. Mañana tiene una cita importante con su novia, ocho años juntos. Becada para estudiar un postgrado en el extranjero. Él deberá decirle si está dispuesto a acompañarla o no en esa aventura. Cierra los ojos, percibe el olor del jersey sudado que no ha querido quitarse, va cayendo en la inconsciencia y cuando siente el filo de una daga sobre las tripas, despeja una oración que murmura: “Venga Santa, la Santísima, Realidad de todos nuestros miedos, con coraje y con locura, saquen toda su armadura…Venga Santa, la Santísima, Realidad de todos nuestros sueños, a dejar todo en la cancha que el destino nos alcanza…”
Texto por: LUIS ALBERTO GONZÁLEZ ARENAS
Es curioso genéticamente, viajero, bohemio y obsesivo. Trata, cada vez más, de vivir en la Re- pública del Momento Presente. Es fundador de RIP, agencia de periodismo, relaciones públicas y exploración cultural. Ha trabajado como editor y escritor en publicaciones de arte y música; en Real Madrid TV y hasta de promotor cultural en la India. Vive para crear y crea para vivir. Detesta la injusticia, de ende la nobleza y hurga en sí mismo todos los días para evolucionar su sentido común. Es idealista, pero toma varios chochos de realidad todos los días; está orgulloso de ser mexicano, pero decepcionado del conformismo en algunos de sus paisanos ante decisiones clave. Le apasiona la política, la música y el futbol, cree en el amor de condominio (hay pa’ todos). Gusta de correr, cree en las coincidencias, toca la guitarra y lee. La persona que más le desespera en la vida es él mismo. Su palabra favorita es “gracias” y gusta de pensar que a esta vida se viene a vivir, no a sobrevivir.
Ilustración por: VICTOR SOLIS
Sujeto sensible al cambio climático, cartonista profesional desde los 15 años, egresado de la Nacional de Artes Plásticas, padre de Julián, autor de Verde Monero y Centígrados y Paralelos, con participación en decenas de medios impresos y con varios proyectos editoriales, artísticos y humorísticos en incubación.