“Tender Trick” es una aventura, un romance y un relato autobiográfico con un narrador poco confiable. La primera exposición individual de Jessie Makinson (Londres, 1985) en la Galería OMR invita al espectador a sumergirse en un universo imaginario habitado por personajes mitológicos y mujeres antropomorfas y vampíricas cuya figura desdibuja la línea divisoria entre lo humano y lo animal, el deseo y el miedo, la realidad y la ficción.
El bosque quimérico y surrealista sirve como un telón de fondo mágico para una enriquecedora narrativa inspirada en la mitología clásica y en obras de ciencia ficción como The Blazing World, novela utópica escrita por Margaret Cavendish en el siglo XVII. Sin embargo, a diferencia de la novela de Cavendish, en la exposición de Makinson no hay jerarquías; las referencias a la ficción especulativa y a lo oculto muestran al mundo como historia y a la naturaleza de la realidad como narrativa. Asimismo, los simbolismos y las referencias tanto a la historia del arte como a los personajes alegóricos de las pinturas de Leonora Carrington, de Remedios Varo y de otras exponentes del movimiento surrealista emergen a través de las capas de pintura y revelan los múltiples personajes que habitan en la mente de la artista británica.
A pesar de que uno inevitablemente buscará decodificar o interpretar los símbolos que aparecen en sus grandes lienzos para comprender las historias que está narrando, Makinson nos recuerda que no debemos preocuparnos por encontrar el hilo conductor o el desenlace, sino centrarnos en hallar el conocimiento oculto detrás de cada una de las pinceladas, porque es precisamente en la pintura en donde están las respuestas a nuestras preguntas; una vez que salgan a la superficie, la verdad será revelada.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Makinson sobre “Tender Trick” y sobre su obra. A continuación, te compartimos lo que nos contó.
¿Por qué se titula “Tender Trick” tu primera exposición individual en OMR?
Cuando estaba trabajando en esta exposición, me empezó a interesar el término kalòn kakòn, que significa “mal bello” y que fue utilizado por el poeta griego Hesíodo para describir a Pandora, la primera mujer en la mitología griega y la precursora de Eva. Me interesaba la visión que se tenía en aquel entonces de las mujeres como seductoras poco confiables dado que mi obra aborda temas como la feminidad, la sexualidad y sus fachadas. Tender trick es una frase que escuche decir a un amigo mío y me pareció un título más divertido y comprensible que kalòn kakòn; además, me permite jugar y romper con las ideas y prejuicios de lo apocalíptico femenino.
Tus pinturas me recuerdan a Leonora Carrington y a Remedios Varo, dos de las más grandes pintoras surrealistas del siglo XX. Ambas crearon un mundo imaginario lleno de criaturas antropomorfas y mitológicas. ¿Te inspiraste en alguna de ellas? Si no, ¿cuáles son tus fuentes de inspiración?
Sí, me interesa bastante la obra de ambas artistas, aunque quizás un poco más la de la pintora surrealista argentina Leonor Fini, así como la de la fotógrafa suiza Meret Oppenhiem. Al haber crecido con la penetrante imaginería de los pintores surrealistas, cuyas obras son explícitamente sexistas, fue refrescante descubrir a las surrealistas femeninas más adelante en mi vida. Realmente me siento bastante afortunada de exhibir mi obra en la Ciudad de México en la Galería OMR no solo por la relación que tienen Carrington y Varo con este país, sino porque es considerado uno de los epicentros del movimiento surrealista. Asimismo, me inspiro en la obra de artistas como Dorothea Tanning, Edward Burra, Ronald Kitaj, Nancy Spero y Tal R, por nombrar algunos, y también en pintores renacentistas, miniaturas turcas, estampados shunga y en la estética de Balthus.
Estas series de pinturas están inspiradas en The Blazing World. Su autora, Margaret Cavendish, lo redactó en el siglo XVII y es considerado la primera novela de ciencia ficción escrita por una mujer. Es una aventura autobiográfica de romance en la que una joven se convierte en la emperatriz de un reino en el que los animales hablan y trata de conquistar otro mundo en el que los hombres gobiernan. ¿Es esa la razón por la que decidiste retratar en tu pintura un mundo utópico sin jerarquías?
Las pinturas no están específicamente relacionadas con The Blazing World, sino más bien con la imaginería de la Ilustración y con el sentido de aventura de ese periodo. Margaret Cavendish era una mujer privilegiada, pertenecía a la realeza, así que tampoco estoy del todo de acuerdo con su postura, pues me parece un poco incongruente y contradictoria. Sin embargo, estoy fascinada con la idea de que fue la primera novela de ficción especulativa escrita en la historia que incorpora varios géneros como la aventura, la autobiografía, el romance y el feminismo en un mismo relato que ha servido como una obra de investigación científica.
Aquella época estaba repleta de cuentos alegóricos y de narraciones de viajes de ficción como Los dijes indiscretos (1748) de Diderot, que cuenta la historia de un sultán al que le aburre su vida, por lo que le es concedido un anillo mágico. Al apuntar el anillo hacia la vagina de una mujer, sus genitales empiezan a confesar sus secretos y experiencias amorosas. En el caso de The Blazing World (1666), me emocionaba adentrarme a ese universo utópico porque me llamaba la atención que no hubiera hombres en el relato; también por el ambiente de cortesía, un elemento que mis pinturas naturalmente poseen. Al mismo tiempo, me sentía y me sigo sintiendo profundamente atraída hacia el concepto de ruptura de jerarquías, aunque no sé qué tanto funcionan para la mayoría de la gente en el mundo real.
Si es así, ¿por qué es tan importante para ti vivir en un mundo en el que no exista el estatus ni la posición social?
Por supuesto que es importante vivir en un mundo con igualdad de derechos y oportunidades. Debemos reflexionar sobre por qué el capitalismo no está funcionando como esperábamos y sobre qué tenemos que hacer para construir un mejor futuro en el que se distribuya la riqueza equitativamente y en el que la sustentabilidad de este planeta sea nuestra prioridad. Sin este planeta, no hay futuro para ninguno de nosotros; al menos ninguno que conozcamos hasta el momento. Pareciera como si el capitalismo y la supervivencia del planeta fueran dos ideales diametralmente opuestos e incompatibles y quién sabe qué prioridades tenga la inteligencia artificial; sinceramente, dudo que sean las mismas que las nuestras.
¿Qué tanto de tu trabajo es ficción y qué tanto es autobiográfico? ¿Utilizas caras familiares, recuerdos y experiencias personales como referencias para pintar estas escenas imaginarias?
Al mirar retrospectivamente mis pinturas, puedo observar lo que ha sucedido en mi vida y en la de mis amigos, lo que he estado escuchando, leyendo, etc. Sin embargo, las narrativas y los personajes surgen de manera espontánea en el acto de pintar. Utilizo mis experiencias para contar otras historias más que para ilustrar mis pinturas. El rostro de un amigo puede aparecer diez años después de la última vez que lo vi o quizás recuerde algo que sucedió hace muchos años cuando estoy pintando. Evidentemente, existe una conexión sutil; considero que los eventos y las experiencias de mi vida se canalizan a través de la historia que estoy tratando de contar. Recuerdo que cuando era pequeña pasaba mucho tiempo en Donegal, un lugar remoto en Irlanda. Mi familia iba a menudo y nos quedábamos seis semanas. Recuerdo que no había teléfono ni televisión, así que pasaba mucho tiempo soñando despierta o haciendo cosas manuales, actividades que fueron extremadamente formativas en mi vida.
¿Cómo describirías tu proceso creativo? ¿Qué técnicas utilizas?
Para hacer mis pinturas, primero hago dibujos al azar sobre el lienzo con un pigmento seco mezclado con acrílico dispersante. Estos dibujos forman una superficie densa, una especie de patrón que posteriormente desecho con un lavado de imprimación diluida, lo cual empuja el color hacia atrás, como a un segundo plano, para que no sea tan invasivo al momento de pintar, aunque el color vuelve a sobresalir después. Se trata de una estrategia compositiva que permite que el dibujo se incruste en la superficie del lienzo. Al no ampliar un dibujo planificado, la composición se ajusta perfectamente a las proporciones del lienzo.
Después me aparto del lienzo y busco en él un lugar para empezar a pintar, espero a que la pintura me hable. El patrón del dibujo sugerirá un animal pequeño o quizás una mujer; a partir de ahí, la pintura crece y se expande hacia el exterior con cada figura, forma y color. La narrativa cambiará e irá tomando forma en el proceso. Posteriormente, encontraré la narrativa y las referencias históricas del arte en el acto de hacer la pintura; las figuras y los personajes entrarán y serán borrados hasta que yo esté de acuerdo con el resultado final. Hallo historias, personajes y encuentros espeluznantes; también amigos, memorias, travesuras y malentendidos.
No me preocupo por el simbolismo o las consecuencias de las imágenes. Confío plenamente en un conocimiento oculto, en que las pinturas y la superficie contienen las respuestas. El repintado proporciona un patrón caótico que actúa como una estructura para todas las cosas que hay en el universo de mis pinturas. Todo está hecho de la misma sustancia, no hay jerarquía. Inicialmente, el espectador se podrá ver atraído por los rostros, puesto que son las formas más fáciles de identificar, pero solo son pequeños distractores, pues serán olvidados una vez que la mirada recorra la superficie, el color y las figuras.
Luego, de vuelta otra vez, la pintura de fondo puede parecer un compost podrido que se filtra a través de la superficie de pasteles y sombras profundas. El caos de la pintura de fondo y la quietud de las figuras crean una energía frenética que te atrae y arrastra alrededor de la pintura.
Para esta exposición hiciste una instalación específica, una casa de madera adornada y pintada con las mismas escenas alegóricas. En ella, el espectador puede adentrase a ese universo imaginario que creaste. ¿En qué te inspiraste para hacer esta pieza y qué representa?
La casa para mí hace referencia a muchas cosas: a una casa de campo, una nave espacial, una tumba, un lugar de transformación. Fue concebida en parte como una extensión de mi trabajo con la cerámica y estaba emocionada de hacer algo que se pudiera recorrer y a donde se pudiera entrar para jugar con el espacio y la construcción del mundo. Al mismo tiempo, hace referencia al artista Aubrey Beardsley, así como al movimiento británico arts and crafts. Por otra parte, me interesa particularmente una antigua palabra en alemán, räumen, que significa despejar el bosque para darle espacio a la civilización.
Siempre he creído en la naturaleza recíproca del espacio, en la idea de que si abandonas un edificio en el campo, en pocos años se habrá caído y la naturaleza se apropiará de él. Me interesa conservar la función de las cosas vivas y la naturaleza recíproca del cuidado y el mantenimiento.
¿Las pinturas que presentas en esta exposición están conectadas entre sí o tienen un hilo conductor, de modo que en conjunto narren una historia? Si es así, ¿de qué trata esa historia?
No hay una historia que relacione las pinturas entre sí; me interesa que cada pintura presuponga su propia guía, porque cada una dice algo distinto. Espero poder desarrollar más esta idea en el futuro; sin embargo, la forma en la que están hechas las hace parecer como si pertenecieran a la misma historia, como si formaran parte de un mismo mundo. ¿Será que solo son pequeñas fracciones de un mismo prisma?
Dices que realmente no le prestas mucha atención al simbolismo ni a las consecuencias de las imágenes y que, más bien, confías en el conocimiento oculto que hay en la pintura y que la superficie contiene las respuestas a nuestras preguntas. ¿Crees que el arte tiene la capacidad de revelar la verdad?
Sí, la mayoría de los artistas que conozco tratan de decir la verdad de una manera que sea lo más fiel posible a ellos mismos. Hay un fantástico ensayo de la autora especulativa Ursula K. Le Guin que habla sobre la capacidad que tiene la ciencia ficción de contar historias jamás narradas. Cuando los personajes se encuentran con personas de diferentes mundos que pueden ser aliens, tener géneros diferentes o no tener alguno, pertenecer a estructuras sociales buenas y malas, uno es capaz de reflexionar sobre los problemas que hay dentro de nuestras propias sociedades como el racismo, el abuso de poder, el sexismo o nuestro entendimiento del género humano. “La ciencia ficción concebida como es debido, como toda ficción seria, por graciosa que sea, es una forma de tratar de describir lo que realmente está sucediendo en la sociedad, lo que las personas hacen y sienten, cómo se relacionan con los demás y con todo lo que los rodea en este vasto saco, en esta panza del universo, esta matriz de cosas que son y tumba de cosas que fueron, esta interminable historia”, dice Ursula K. Le Guin en La teoría de la ficción de la bolsa de mano.
Eres un pintora que trabaja con la ficción y con la narrativa visual. ¿Nunca has pensado que la vida es solo un sueño, un producto de nuestra imaginación?
Creo que es demasiado fácil decir eso, hay demasiadas cosas interesantes de qué hablar y oportunidades para contar historias y eliminar precisamente esos clichés de “solo es un sueño” o “es producto de tu imaginación”. ¿Qué es la imaginación? Me disgusta mucho cuando utilizan la frase “solo es tu subconsciente hablando”. ¿Qué significa eso? Creo que es un tipo de pensamiento muy perezoso, pero lamentablemente está muy generalizado en nuestra sociedad. Me resulta más emocionante hablar de esas cosas sin decidir de una manera o de otra; es interesante pensar en los sueños como experiencias válidas por sí mismas. Realmente pasamos la mitad de nuestra vidas durmiendo, experimentando cosas y yendo a lugares en los que nunca hemos estado, así que simplemente no me lo creo cuando te dicen que tu subconsciente está haciendo su trabajo.
Si la naturaleza de la realidad es narrativa y estamos hechos de historias; es decir, si nuestra identidad es una historia que nos contamos a nosotros mismos y a los demás, entonces, ¿cuál es la diferencia entre la realidad y la ficción?
Hay un libro muy interesante del antropólogo E. E. Evans Pritchard que se titula Witchcraft, Oracles and Magic Among the Azande. En él, discute las creencias y las prácticas de la comunidad de Azande, donde se utiliza la brujería para explicar los eventos desafortunados. Por ejemplo, cuando un rayo cae sobre un hombre en una choza de almacenamiento, se podría decir que sucedió porque el ajenjo carcomió la viga y ya no se podía sostener erguida, lo cual puede ser cierto, pero ¿por qué rayos cayó sobre ese hombre en específico? Y debe de haber un motivo. Ahí es cuando los Azande recurrirían a la brujería para explicar lo que pasó. De esta manera, me interesa la idea de la naturaleza del mundo como historia y las posibilidades detrás de los eventos aparentemente aleatorios. De hecho, diría que alguien que juega durante horas videojuegos como Dungeons and Dragons o World of Warcraft posiblemente vive en una realidad muy diferente a la mía, pero no por eso menos válida o real. Me resultaría difícil hacer una distinción entre la realidad y la ficción, puesto que considero que la ficción es una realidad.
La exposición “Tender Trick” de Jessie Makinson estará abierta al público del 20 de junio al 17 de agosto en la Galería OMR.
D. Córdoba 100, Roma Norte, CDMX
T. 5207 1080
Entrevista realizada por Sheila Cohen
Fotos: cortesía de la galería OMR