“La fotografía significa toda mi vida”, expresa José del Río, “Me encanta poder transmitir algo y que digas: ¡guau!”. Su pasión por capturar un momento irrepetible para contagiar una emoción se refleja en su trabajo que imprime y monta en grandes formatos. Desde retratos de animales salvajes, paisajes surreales y fotografía comercial, hasta retratos, del Río tiene una variedad de trabajos que demuestran los frutos de años de exploración.
El arte siempre estuvo presente en la vida de José. Desde chico, compartía con pintores y personas relacionadas con ese mundo –como Sofía Bassi y Dolores Olmedo– a quienes admiraba y le enseñaron a tener un juicio crítico, manteniéndose atento a aquellos cuadros que creaban sus mentores. Estas relaciones también le abrieron el mundo museístico, permitiéndole conocer la obra de muchos artistas clásicos de renombre. “El ojo se va acostumbrando a tener la for- ma tanto de encuadrar como de entender para después aplicarlo a la fotografía”, explica del Río.
“Siempre fui muy visual”, explicó el mexicano, “para mí el primer paso fue el cine, que está hecho a base de fotografías”. Del Río incursionó en el cine desde que tenía 14 años, como mensajero; cuenta que le tocó ver muchas películas porque en el Banco Nacional Cinematográfico había cinco pisos con una productora en cada uno y lo invitaban a las proyecciones. Además, conoció a muchos directores y artistas importantes de la época como el Indio Fernández, Mauricio Garcés y muchos más. “El cine me apasionó un poco más que la pintura, porque tenía movimiento y me llamó muchísimo la atención”.
Después, el camino lo fue llevando hacia la fotografía: “Yo tenía una casa productora y viajaba mucho a Estados Unidos, entonces, por azares del destino, me convertí en papá soltero y tuve que dejar de viajar. Me acomodé a lo que podía hacer y monté en mi casa un estudio”. Es así como crea un negocio de portadas de discos y de carteles de documentales con uno de sus maestros de cine.
Al poco tiempo, se enfocó más en la fotografía artística y comercial que en el cine. En el recorrido aprendió lo cambiante que es el medio: “Tienes que saber que es una búsqueda constante y que tienes que estar aprendiendo todo el tiempo. No importa que ya sepas hacer algo, siempre va a aparecer una nueva forma de hacerlo”.
A pesar de considerar que hay muchas personas que todavía están enamoradas de las técnicas antiguas, resalta la gran diferencia técnica que ofrece la fotografía digital frente a la análoga. De todas formas, del Río piensa que el ojo artístico es lo más importante y es el componente que logrará una obra de arte sin importar la cámara que uses. Además, considera necesarios dos ingredientes más para lograr una buena fotografía: pa- ciencia y un poco de conocimiento. También cree que la suerte ha jugado a su favor, permitiéndole tener frente a su lente elementos irrepetible que componen sus fotografías.
José del Río cree que hace algunos años la fotografía era muy bien pagada, pero que ahora las cosas han cambiado. Con la era digital ya no es un trabajo bien remunerado, pues todos tienen las mismas herramientas en sus manos. También mencionó que la globalización e Internet han ayudado a los fotógrafos a dar a conocer su trabajo, en un clic encuentras a miles de competidores. “Yo creo que el reto realmente está en destacar y ser un poco diferente”, expresa José. “A mí a veces me gusta googlear foto- grafías que se parezcan a las mías y muchas veces me da satisfacción no encontrarlas. Eso es un reto y es algo que se tiene que mantener durante toda la carrera de fotógrafo”.
José siempre trata de lograr una fotografía que le guste primero a él antes que al cliente, cuando se trata de un trabajo comercial. Lo importante es mantener su esencia y no quedarse en su espacio de comodidad. “Hay que buscar nuevos retos, no conformarte”, declara José del Río, “creo que es un proceso de tomar y enseñar, que la gente opine. No es tan importante que vaya un amigo tuyo a ver tu obra porque siempre te va a decir que está muy buena. Más bien debes oír a la gente no te conoce, que no tiene ningún interés, es un punto de vista sincero de un espectador común y corriente”.
Abrirse a las críticas constructivas y escuchar ha permitido que José vaya un poco más allá, logrando captar la esencia de la persona en un retrato o poniéndole una causa a su trabajo. “La verdad es que las fotografías que más me gustan son las que quiero hacer y que no he hecho”, declaró el artista. Su estudio ubicado en Lago Iseo, en la Ciudad de México, tiene múltiples salones para hacer diferentes tipos de trabajo: de moda, gastronómico, con escenario o para coches, entre muchos otros.
En todas las paredes expone sus trabajos impresos a gran escala. Entre sus fotos, hay muchos animales y paisajes exóticos porque del Río dedica gran par- te de su trabajo a las especies en extinción y al medio ambiente. “Yo considero que la gente cuida y ama lo que conoce”, confiesa, “entonces, si nosotros tenemos la oportunidad de mostrar a animales que no encuentras normalmente, es una buena forma de ayudar para que las personas estén conscientes primero de que existen y segundo, de que necesitan ayuda”, dice con seguridad el fotógrafo, “ellos necesitan conciencia de la gente para no hacer cosas que dañen el medio ambiente y su ecosistema”.
Mientras José nos cuenta sobre su trayectoria en su gran estudio y sus planes a futuro en la Fábrica La Aurora en San Miguel de Allende, lo vigila una de sus fotografías que más le da orgullo enseñar: un águila real que, con una mirada penetran- te, se enfoca en su objetivo que está a unos segundos de salir a cazar; una mirada despierta, similar a la que tiene José del Río antes de atrapar una historia en una fotografía.
IG. @josedelriophoto
P. www.josedelriophoto.com
P. josedelrio.com
Texto por: Camila de la Fuente
Fotos: Cortesía de José del Río.