Dentro de los proyectos que destacaron del Pabellón Español de la Bienal de Venecia 2016, se encuentra la remodelación que hizo el arquitecto navarro Francisco Mangado del Museo de Bellas Artes de Asturias. El proyecto fue convocado a concurso en el 2006, con la intención de aumentar el espacio para exponer la basta colección que el museo posee, al igual que dotar a la institución con nuevos almacenes. Ocho años después, Mangado, junto con la constructora SEDES, culmina dicho proyecto, en el cual, conservando su histórica fachada, inserta un edificio de vidrio cristalino con la finalidad de ofrecer la mayor cantidad de luz natural a las salas. Como resultado, se puede admirar un edificio con doble fachada compuesto por y una casa del siglo 17 conocida como la Casa de Oviedo-Portal, contrastada por una estructura de cinco pisos acristalada.
El nuevo edificio -desde el cual se puede observar el entorno urbano- se presenta como un edificio completamente distinto, cuya intención era producir un juego de reflejos a través de los vidrios, que permitiera una interacción entre los dos estilos creando un espacio de rica intensidad como afirma el arquitecto de origen navarro.
Este bien conseguido contraste arquitectónico, funge como un telón que esconde una de las mejores colecciones de arte español. Integrada por más de 15.000 piezas, dentro se puede deleitar obras que abarcan desde el siglo XIV hasta el XXI, y que incluyen nombres tan destacados como los de El Greco, Zurbarán, Ribera, Murillo, Carreño de Miranda, Goya, Miguel Jacinto y Luis Meléndez, Sorolla, Luis Fernández, Picasso, Dalí, Miró, Tàpies y Barceló. Sin embargo, ese juego de apariencias que engaña al visitante, no es el único atractivo de este proyecto de ampliación. Detrás de las fachadas, el museo esta formado por una interesante estructura interior de luminosas pasarelas acristaladas que enmarcan un patio en el centro en forma de un bloque; convirtiendo al patio en un lugar de encuentro y conexión entre los diferentes edificios del complejo de museos. Por otro lado, el interior, esta conformado por una serie de galerías de doble y triple altura que están unidas por una escalera de madera que permite el acceso a todos los espacios del museo.
Dicho esto, se puede decir que Mangado, consigue recrear el Cubo Blancosiguiendo la ideología del espacio expositivo, aunado a el uso acertado de iluminación natural -obtenido por medio de las cristaleras, el patio y los tragaluces que inciden directamente en las salas más elevadas- que junto con a los techos altos, son elementos imprescindible en la construcción de galerías de arte contemporáneo hoy en día.