Con seguridad has oído que la primera semana en la Casa Blanca, Donald Trump se dedicó a firmar órdenes ejecutivas. Tantas, y tan miedosas que vale la pena entender hasta dónde se extiende el poder del presidente con estas llamadas ‘órdenes’. ¿Lo que sí son? Una declaración oficial de cómo quiere el presidente que las agencias federales empleen sus recursos. ¿Los límites? Con las órdenes no se están creando nuevas leyes ni se está usando dinero del Tesoro, solamente se está instruyendo al gobierno sobre cómo trabajar en el marco de lo que el Congreso y la Constitución ya han establecido. Precisamente por eso, solo se requiere la firma del presidente, y no aprobación del Congreso.
Sin más preámbulos, aquí te dejamos cinco de las órdenes más controversiales de la semana (adivina cuáles son las que tienen a Peña Nieto sin dormir).
1. El muro es una realidad. Trump empezó la semana con una de las promesas que hizo en su primer día como candidato presidencial: la de asegurar la frontera del sur. Para esto, firmó dos órdenes ejecutivas, una para iniciar la construcción y otra para garantizar la contratación de 10 mil agentes de migración y para negar fondos federales a las “ciudades santuario”: aquellas como Houston, Miami o Nueva York, que se niegan a deportar a inmigrantes ilegales. ¿Lo que aún no sabemos? Cómo le hará para pagar el muro, pues México ha dejado bien claro que no lo hará, y cómo resolverá problemas en zonas de difícil acceso (como ríos y montañas) y de propiedad privada.
2. Chao al Acuerdo Transpacífico (TTP). Este acuerdo, impulsado por Obama y formado por 11 países, entre ellos México, Nueva Zelanda y Japón, buscaba formar el mayor bloque económico del mundo. Para México, este acuerdo significaba una oportunidad para depender menos de Estados Unidos al aumentar sus exportaciones a otros países del bloque (que hoy solo representan un 20% del total), y atraer inversión de países asiáticos. Uno de los requisitos era la firma de 6 países que juntos formaran el 85% del Producto Interno Bruto Mundial, así que sin Estados Unidos va a estar como difícil. ¿Un posible reemplazo? China, la otra potencia mundial, que además estaría encantada de asumir el rol.
3. Y que vivan polémicos oleoductos de Keystone XL y Dakota Access. El Keystone XL, que tiene como objetivo transportar petróleo crudo desde Canadá hasta la costa del Golfo de México, fue vetado por Obama después de años de lucha de grupos ambientalistas por lo contaminante que podría resultar el petróleo transportado y por los lugares protegidos que tendría que atravesar. Pero ¿acaso no le importa el medio ambiente al nuevo presidente? Trump tiene claras sus prioridades, y según él, esto le devolverá el trabajo a los americanos, al utilizar únicamente materiales americanos, y le dará mayores facilidades a la industria del petróleo y el carbón.
4. Aquí no se apoya el aborto. El lunes se firmó esta orden ejecutiva para volver a la “Política de la Ciudad de México”, un reglamento de planificación familiar que Estados Unidos promueve en el exterior desde la época de Ronald Reagan. ¿Qué quiere decir esto? Al volver a esta política, Estados Unidos prohíbe expresamente utilizar fondos federales estadounidenses para apoyar a organizaciones mundiales que promuevan el aborto. Para ser justos, no es raro que el republicano haya decidido esto, y más bien es una postura que se alternan los presidentes dependiendo de su postura frente al tema. Pero tranquilos, esta vez no afecta a los mexicanos, aunque su nombre nos haga honor.
5. El NAFTA (o TLC en español) en la cuerda floja. Sabemos bien que Peña Nieto debía reunirse con el nuevo ‘líder del mundo libre’ para hablar de este importante acuerdo de comercio, del cual Canadá ya decidió salirse. Como esa reunión quedó en ‘veremos’, por así decirlo, habrá que esperar a ver cuáles son los nuevos términos que Trump plantea. El ministro Luis Videgaray ya advirtió que si no se trata de un ‘ganar, ganar’, lo cual no sería raro viniendo de este personaje que quiere poner a ‘América primero’, México seguiría los pasos de Canadá. En tal caso, el comercio entre los dos países sería regulado por lo establecido en la Organización Mundial del Comercio, y México tendría que buscar la esencia del libre comercio, con menos aranceles y regulaciones, en otros rincones del mundo.