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Las dulzuras de París

A diferencia de otros viajes, en esta ocasión fui a París con la idea de llegar inmediatamente a buscar un Mil Hojas; mi pastel preferido. Esta delicia me gusta tanto por mi amor a la repostería francesa, así como también por la asociación de recuerdos de mi infancia en Monterrey cuando mi mamá lo preparaba para ocasiones especiales –o a petición expresa de mi padre – y para consentirnos a todos. Sin embargo, debo decir que es imposible viajar a París y probar solamente una de sus delicias gastronómicas.
En La Ciudad de la Luz, la cultura y el amor por la panadería y la repostería son reconocidas mundialmente. Es una imagen común, casi iconográfica, la de un parisino que lleva en una bolsa de papel su crujiente baguette recién horneada. Pensemos también en la clásica escena de los turistas sentados en la terraza callejera de algún café acompañados de madeleines mientras platican y ven pasar a los demás. Así nació la idea de recorrer algunas de las pastelerías más importantes de la ciudad, descubrir sus delicias y compartir con ustedes el dulce mundo de París.

Fauchon
Es la vitrina que no puedes dejar de ver en cualquier visita a París. Los diseños de sus aparadores son de lo más moderno y los colores magenta y negro son emblemáticos para la marca. Gracias a su creatividad tanto en lo dulce como en lo salado es la más atractiva de la ciudad. Es una de mis paradas obligadas; gracias a su tienda gourmet puedes comprar para llevar o disfrutar de tus antojos. Venden patés, quesos, caviar, panes, ensaladas, postres individuales y pasteles, chocolatería y confitería, macarrones y petit fours dulces y salados, así como vinos, otras variedades de licores y hasta su propio champagne.
Su producto emblemático son los éclaires. Estos pastelitos son una exquisitez y un festín para la vista con sus diversos colores y presentaciones; Fauchon ha creado maravillosos éclaires que han, incluso, marcado tendencias.
Grandes chefs destacados de la pastelería de nuestros tiempos han pasado por La Maison Fauchon como los famosos Pierre Hermé, Christophe Michalak y Cristophe Adam.

L’Eclair de Génie
Cristophe Adam es el genio que se encarga de crear las maravillas que enamoran a la vista y al gusto. En su boutique L’Eclair de Génie vende trufas y éclaires únicamente. Es un buen amigo de hace varios años y cuando lo visité, me platicó que cada día elaboran entre 600 y 1,000 éclaires en cada boutique; una cantidad impresionante.
Recientemente abrió dos nuevos espacios en París. Se trata de unos conceptos muy originales que enamoran la vista con sus bellas vitrinas de éclaires y que rematan al fondo con unas excepcionales cavas de trufas; un concepto divino y original. La primera está ubicada en Le Marais, uno de los barrios de moda y más chic de París. Y la otra en la Rue de Passy; una calle famosa por sus locales comerciales.
Coincidió mi visita con la inauguración de la tienda en Le Marais a la que tuve el placer de asistir y todos quedamos impresionados con las maravillas del lugar. No sabíamos para dónde voltear de tantas atracciones para la vista y el paladar. Así, entre deliciosos éclaires, trufas y mucho champagne celebramos el evento.
Adam, es conocido como Mr. Éclair a partir del maravilloso trabajo que realizó en Fauchon cuando laboró por más o menos 15 años como chef ejecutivo y gracias a la innovación tanto en sabor como en presentación para nuevas creaciones. Fue ahí donde revolucionó el concepto del clásico éclair para transformarlo en un lienzo de expresión artística y social.

Pierre Hermé
Conozco sólo dos de los 14 locales que tienen en París: la tienda de Vaugirard y la que se ubica en Rue Bonaparte; que es la primera y mi predilecta. No me pude quedar sin pedir varios de los pastelitos en la boutique para compartir con mis amigas y poder saborear tantas delicias reunidas en un mismo lugar.

La trayectoria de esta casa de repostería – y la de su dueño, Pierre Hermé – ha ido hacia arriba, y además de crecer en locales, su renombre también se ha incrementado en los últimos años. Es curioso saber que la historia de este pastelero francés se haya catapultado en Japón y no en Francia, como sería lo más natural. Me parece que la vida le tenía preparado un camino que ha sabido cursar con gran éxito.

Ladurée
Vale la pena visitar la pequeña y original casa que está en 16 Rue Royale y comer ahí mismo; su arquitectura te transporta al siglo antepasado, pues data de 1862. Grandes personalidades han pasado por ahí y en este viaje valió la pena esperar casi una hora en el frío parisino del mes de enero para poder tomar un té acompañado de sus clásicos macarrones. Mi favorito es el caramel a la fleur de sel (caramelo y flor de sal), y además una delicia de choux conocida como religiosa.
Ladurée es una de las casas de repostería más famosas gracias a la invención del macarrón doble. Vende más de 15 mil piezas diariamente, pero su fama no viene de la gran cantidad que vende sino de la calidad con la que son elaborados.
Fue ahí donde, ambientada en una lejana época me quedé a disfrutar detenidamente mis pastelitos, recordando y saboreando lentamente cada bocado. Fue una experiencia muy dulce.

Cerrando con broche de oro…
Me gustaría finalmente comentarles un poco de mi amigo Cristophe Michalak, chef pastelero del hotel Plaza Atheneé. Aunque no cuenta con una pastelería como tal, vale la pena visitarlo por la hermosura del hotel y sus terrazas. Es un lugar muy chic y elegante donde se puede tomar un petit dejeuner y disfrutar de unos huevos benedictinos acabando con un delicioso y crujiente croissant. Pero, definitivamente guardé esta visita para lo mejor, pasar una tarde saboreando lo dulce que realiza este chef a la hora del té; sus cookies, galletas de chocolate chips estilo americano pero con un toque muy especial, sus famosas religiosas y una versión muy práctica y original del mil hojas que, en lo personal, me cautivó.

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Texto por: Maricú Ortiz Llaguno