Nombrado patrimonio cultural de la humanidad en 1987, el Palacio de Blenheim fue construido durante los primeros años del siglo XVIII como un reconocimiento al primer Duque de Marlborough, John Churchill, quien como jefe militar al comando de las fuerzas armadas venció al ejercito Francés en la Batalla de Blenheim el 13 de agosto de 1704. Para conmemorar la ocasión y demostrar el agradecimiento de la nación, la Reina Anna le regala al Duque las tierras abandonadas de Woodstock junto con £240,000 para la construcción del palacio, lugar que un siglo después vería nacer al Primer Ministro Sir Winston Churchill.
El Palacio abre sus puertas al publico el primero de abril de 1950, mostrando los suntuosos interiores que hoy en día alojan las sublimes obras de arte del artista contemporáneo Lawrence Weiner quien nació en la ciudad de Nueva York y es considerado pionero y padre del arte conceptual. Sus esculturas figurativas hechas a base de palabras reinventan la manera de percibir un objeto de arte declarando que el lenguaje puede ser usado como un material artístico y que una pieza de arte puede existir sin necesariamente ser físico.
Para quien no conoce su trabajo, la obra de Weiner consiste en enunciados y frases que dejan la interpretación a la imaginación individual del receptor, creando así una imagen subjetiva a base de las necesidades y deseos de cada quien. Cuando la misma pieza es trasladada y exhibida en otros recintos, cambia el contexto y fusionándose con la nueva cultura se crean nuevas imágenes mentales en contexto con sus alrededores.
Aquí en Blenheim, las esculturas contemporáneas y conceptuales de Lawrence se fusionan con la historia del lugar de una manera nunca antes vista, algo totalmente fuera de la caja blanca a la que estamos acostumbrados, una combinación de lo nuevo con lo viejo a la que el mismo llama “realidad simultanea” que invita a los espectadores a cuestionarse la manera en que respondemos a este mundo lleno de objetos.
La mayoría de las obras en exhibición son fruto de la interacción del artista con el palacio, otras cuantas pertenecen al gran acervo de obra producida previamente. Una exposición que definitivamente cambia para siempre la manera de exhibir y percibir el arte contemporáneo, a tan solo una hora de Londres, el palacio de Blenheim sigue haciendo historia.