A lo largo de su vida, Fidel Castro, quien era conocido por su carisma y su interés por la política y la cultura, conoció a figuras importantes con quienes mantuvo cercanas relaciones hasta sus últimos días. Estas personas fueron aliados fundamentales durante su gobierno que duró más de 50 años.
Dentro de sus amistades más importantes destacan las que mantuvo con líderes de América Latina que llegaron al poder en la década de 1970. Salvador Allende, después de asumir la presidencia de Chile, restableció las relaciones diplomáticas con Cuba, a pesar de que lo tenía prohibido por una resolución de la Organización de los Estados Americanos. Castro, por su parte, fue un aliado indispensable del chileno durante los meses previos al golpe de Estado que terminó con su vida.
Daniel Ortega, quien lideró la revolución sandinista en Nicaragua estudió las técnicas de la Revolución Cubana y contó con el apoyo de Castro para derrocar a Anastasio Somoza en 1979. Desde entonces ambos mantuvieron una estrecha relación, cuando Fidel se enfermó, en 2006, Ortega fue de los mandatarios más cercanos al cubano.
Hugo Chávez fue el mejor amigo y aliado de Castro. Su relación inició en 1994, cuando Chávez viajó a Cuba después de fracasar en un intento de golpe de Estado. Desde entonces, Castro fue su mentor. Ambos líderes socialistas firmaron en el 2000 un intercambio de petróleo venezolano a precios preferenciales a cambio de servicios de médicos, dentistas, entrenadores deportivos y maestros cubanos. Cuando Chávez murió en 2013, Castro declaró en el diario oficial de Cuba, Granma, que el expresidente de Venezuela era el mejor amigo que él y el pueblo cubano habían tenido.
Cuando Chávez murió, Castro declaró que el expresidente de Venezuela era el mejor amigo que él y el pueblo cubano habían tenido.
Fidel también fue cercano al expresidente sudafricano Nelson Mandela, quien durante los 27 años que estuvo preso leyó sobre la Revolución cubana y sus ideales. Mandela y Castro se conocieron en 1991, cuando el sudafricano viajó a Cuba a agradecer a Castro su apoyo para debilitar al régimen del apartheid y para legalizar su partido, el Congreso Nacional Africano. Desde entonces y hasta la muerte del sudafricano, mantuvieron una cercana relación.
Otra de las amistades más valiosas para el expresidente cubano fue la de Gabriel García Márquez, quien fue cuestionado por acercarse al dictador. Su relación inició en los 60, cuando el escritor trabajó para el diario oficialista Prensa Latina y escribió reportajes bajo la supervisión de Castro. Desde entonces, su relación llegó a ser tan cercana que García Márquez fue emisario y mediador entre el cubano y líderes mundiales como el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton. García Márquez confiaba en el expresidente cubano para comentar y aconsejar sobre sus últimas novelas.
Fidel Castro también fue amigo de Lázaro Cárdenas, José Mujica, Luiz Inácio Lula da Silva y Ernest Hemingway, entre otros. El revolucionario recibió en su residencia a figuras de distintos ámbitos desde cineastas de la talla de Steven Spielberg o Sean Penn, hasta líderes religiosos como el papa Juan Pablo II o deportistas como Diego Maradona.
Mientras que muchos celebran la muerte del dictador, otros tantos recordarán al gran líder que logró colocar a la diminuta isla de Cuba en el centro de la discusión de la agenda global durante casi 50 años. Para bien o para mal, Castro pasará a la historia como uno de los latinoamericanos más influyentes del siglo XX.