La libertad y felicidad como punto de partida para la creación de su arte hacen de sus obras unas repletas de color que reflejan sus pasos por el mundo. El artista oriundo de Orzinuovi, Italia, habla de su arte como un sinónimo de su visión de vida: un espacio que invita a la imaginación y la reflexión sobre lo positivo. Manifiesta en cada uno de sus lienzos distintas emociones e historias personales inspiradas por un espíritu viajero que logran resonar de forma singular con espectadores a nivel global. ¡Luca Bray!
¿Qué piensas cuando tienes frente a ti un lienzo en blanco?
Cuando lo veo, inmediatamente me dan ganas de ensuciarlo. Ese blanco me ahoga. A pesar de que generalmente brinda una sensación de libertad, yo tengo que ponerle color.
¿Qué ritual realizas antes de empezar una obra?
Tomarme mi café expreso [Ríe]. Yo pinto en el piso, así que coloco el lienzo y obtengo una visión aérea y trabajo de esa forma. Es chistoso porque, al pintar así, una vez que la obra está terminada y la recargo en el muro, lo sigo viendo como cuando vas en el avión y ves por la ventana que ya estás aterrizando.

A raíz del diagnóstico de tu enfermedad se escribe un nuevo capítulo en tu vida. ¿Cómo transformas la esclerosis en oportunidad?
Tengo esclerosis desde hace 25 años y en cada individuo que la padece es diferente. A mí me tocó la pierna izquierda ahora, entonces en distintas cosas, como caminar y mi manera de relacionarme, fue muy fuerte. Sin embargo, eliminé el pensamiento de “no puedo hacerlo” y lo hice, no hubo nada que me parara. Caminé más que nunca, quizá mal, quizá chueco y con bastones en el camino, pero el seguir adelante es algo básico en mi vida. Creo que, si mi cabeza estuviera en un lugar negativo y fuera yo pesimista, automáticamente el cuerpo lo resiente, así que la mente es la mejor medicina.
En 2023, estamos rodeados de grandes en la medicina y creo que, con los avances científicos, llegará el día en que esta enfermedad va a desaparecer. No sé cuándo, a lo mejor estaré muerto, pero espero que para los demás sea así. A mí me tocó la medicina que hay hasta ahora, entonces no puedo pensar en 20 años porque es mucho tiempo. Por lo tanto, como estoy yo hoy, la estoy viviendo bien, súper bien.


¿Qué importancia tiene la imaginación en tu proceso creativo?
Como creador, yo pinto una historia personal y automáticamente tú haces de mi historia la tuya. El artista te da un cuadro y sabe que tal vez el espectador no va a poder entender su historia, pero precisamente ese no es el objetivo. Es imposible que tú entres en mi historia. La idea es que cada uno pueda crear la suya a partir de lo que percibe y para ello es necesaria y muy importante la imaginación.
¿Cuál es el lugar más inesperado donde has encontrado inspiración?
Tenía una exposición en Manila, en Filipinas y, generalmente, cuando hago exhibiciones muy lejos de Italia, busco la manera de que el viaje y la exposición se vuelva un paquete completo como si fuera un paquete turístico. Entonces rento un estudio y busco la forma de pintar. Pero, al llegar a Manila, dije: “Esta vez me equivoqué”. Me recordó mucho a la cara fea de la Ciudad de México donde habita el caos. Sin embargo, no podía dejar la exposición en esa ciudad así que dejé todo y me fui a Camboya. Ahí, renté otro estudio por Siem Riep y fue maravilloso. Encontré la inspiración que necesitaba, me dediqué a trabajar en las obras y regresé con mis cuadros enrollados dos meses después a Manila para hacer la exposición.



Tu estilo de vida se caracteriza por ser mayormente nómada. ¿Qué impacto tiene esto en tu creatividad diaria?
Viví en México más de diez años y llegando en el 2000 fue que me detectaron la enfermedad. El doctor me dijo: “Lucas, lo siento mucho, ya vas a dejar México, no puedes ir y venir entre México e Italia y ser nómada. Tampoco puedes ir a un lugar donde hace calor porque físicamente te hace daño”. Entonces, mientras veía al doctor, lo pensé y dije: “Voy a hacer todo lo opuesto”. Regresé a México y me compré una casa en Cancún. Y así empezó mi vida de nómada, ya que tenía que regresar a Italia cada tres meses por mi medicina, pero lo logré y por más de 15 años, estuve viviendo entre esos dos países.
Y ¿cuál es tu historia con México? ¿Qué te hace regresar?
Porque México me comió, me atrapó y me enamoré de este país a un nivel fuertísimo, yo me siento mexicano. Desde que llegué a vivir aquí, todo salió perfecto. Incluso cuando regresé a Italia, abrí un restaurante mexicano cerca de Milán, que todavía existe después de 30 años. La despedida de México nunca existió.


¿Cómo influyen los viajes en la vida y la mentalidad de un artista?
Creo que viajar es básico para la mente, me encanta. Si estoy todo el tiempo en el estudio, o incluso en un mismo lugar, llega un momento donde ya no sé qué pintar.
Tus viajes han sido una fuente de inspiración para tu arte. ¿Cuál ha sido el lugar más impactante que has visitado y cómo se refleja en tu trabajo?
Sin duda, pienso en Shanghái. Aquel fue un viaje un poquito más largo que un viaje normal. Me quedé un año completo y entonces absorbí la cultura china con sus cosas negativas y positivas. Además, tuve la posibilidad de utilizar materiales chinos, sus pinceles y pinturas lo cual cambió mucho mi proceso artístico.
¿Hay alguna experiencia de vida que haya influido particularmente en tu trabajo?
Soy una persona celosa. Por lo tanto, llegué a tener problemas en mis relaciones sentimentales y pensé: “Tengo que escoger y encontrar algo que me ayude a nivel pictórico para trabajar con este sentimiento. Así, di con una roca del mar, donde las olas fuertes se le iban encima. Entonces reflexioné y mentalmente me dije: “Cada vez que tenga celos tan fuertes, tengo que pensar en este momento donde los celos, que son las olas, llegan contra las rocas, se rompen, se mueren”, y llega a ser como un acto liberador de los celos. Más adelante, todos estos procesos entraron en mi pintura, utilicé la ola como un símbolo de ese sentimiento.

¿Cuál ha sido la reacción más memorable que has recibido por alguna de tus obras?
Fue en una exposición que tuve hace muchos años en Latinoamérica y estaba uno de mis cuadros con tonos rojizos, que no son colores que usualmente predominan en mis obras, pero este representaba el fuego. Se acercó una mujer y me dijo: “Es impresionante este cuadro, explícamelo”, a lo que le contesté que simplemente quería reflejar el fuego. En ese instante, la mujer comenzó a llorar y mi reacción fue pedirle perdón por haberle causado tristeza con mi obra y me dijo que no estaba triste, sino que al verlo, sintió una liberación profunda porque recién se había quemado su casa y había sentido ese calor por medio de mi obra.
¿Qué lugar te gustaría visitar porque crees que inspirará tu creatividad?
Quiero ir a Islandia. Es un lugar que tuve la oportunidad de visitar y no la tomé. Aunque va a ser muy difícil físicamente, lo puedo lograr y me lo quiero poner como reto. Siento que ahí el color azul del hielo con el del cielo, se mezclan y hacen algo único. Creo que debo apurarme, necesito ir antes de que ya no haya hielo porque si seguimos adelante como vamos ahora con el planeta, me toparé con una Islandia seca.


¿Qué criterios tomas en cuenta al elegir un nuevo destino para visitar?
El primero es que sea un lugar que no conozco porque mi espíritu es diferente cuando voy a un lugar nuevo. No soy alguien que prepara todas las cosas antes de un viaje. Me gusta la sorpresa, encontrarme con las dificultades y no dificultades del viaje en el destino.
¿Cuál es el significado de incluir frases en tus obras?
El miedo. Escribo lo que me viene a la mente y automáticamente rompo el blanco del lienzo y eso me ayuda. Es la primera parte de la obra porque después empiezo con los colores que van encima de las palabras. La magia de todo esto es que a veces sobresalen las palabras que puse al principio y eso forma parte de la historia. Creo una historia escrita y automáticamente mi mente funciona con el color, se mezclan y al final conviven ambas.
¿Qué te gustaría lograr como artista en los próximos años?
Soy una persona ambiciosa y soñadora, pero no pienso en el futuro. Pienso en el aquí y ahora. Sin embargo, me gustaría que todo lo que hice y sigo haciendo en México, deje alguna huella en el tiempo.

Entrevista por: Isabel Flores