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Luis Gerardo Méndez, el actor, productor y empresario que ha ganado nuestros corazones

En una etapa donde, a partir de la instrospección se considera a sí mismo el detective de su propia existencia, el actor, productor y empresario colecciona éxitos en pantalla. El protagonista de Los Enviados y Belascoarán nutre este camino multidisciplinario palomeando destinos alrededor del mundo.

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El éxito de Club de cuervos fue enorme. ¿Qué significó para ti coproducir y actuar en el primer proyecto internacional original de Netflix?

Fuimos muy afortunados porque, debido al éxito de la película Nosotros los nobles, Netflix nos dio libertad absoluta de crear sin seguir una línea editorial específica. Para mí fue un cambio histórico, ya que, particularmente en México, crecimos en una industria con varias limitaciones en cuanto a lo políticamente correcto, que ha ido cambiando, pero en esa ocasión fue una oportunidad para hacer lo que quisiéramos, como quisiéramos, sin importar ser oscuros e irreverentes, y el resultado fue increíble.

¿Qué significado crees que tiene la co- media en nuestra sociedad?

Tiene el mismo efecto que el dra- ma y la ficción en general, que es despejarnos y confrontarnos como sociedad respecto a lo que pasa en nuestra realidad, los miedos y nuestras partes tanto

luminosas como oscuras. Al final, la comedia también permite hablar de temas dolorosos o tabú, pero de una manera ligera y divertida en que la audiencia no ve venir esas “cucharadas de realidad”. Eso es lo que más me gusta de este género.

¿Cómo es salirte de lo cómico para desarrollar ciertos papeles en otros géneros?

Abordo la comedia y el drama con el mismo rigor y exigencia que cada uno requiere. Disfruto mucho hacer los dos, en especial cuando se trata de temas que me sacuden e incomodan, creo que es importante ponerlos en pan- talla y conectar con la audiencia.

Después de debutar en Hollywood con Murder Mystery, has participado en varias producciones americanas. ¿Cómo ha sido este salto al mercado estadounidense?

Fue muy complicado. Tardé casi tres años y probablemente hice 200 audiciones antes de entrar de lleno a la industria hollywoodense. Sin embargo, después de trabajar y prestar atención a ciertas cosas, logré ganar mi lugar y diría que, fuera de la cuestión de presupuestos, el amor al arte y las razones por las que lo hacemos son las mismas. A pesar de ser distintas culturas, el lenguaje común es el trabajo.

¿Consideras que aún existen trabas para el talento latino en Estados Unidos, en cuanto al acento o los estereotipos?

Cada vez menos. Creo que el tema del acento no es una limitante mientras se entienda la pronunciación, para entablar un diálogo. Además, pienso que vuelve más interesantes y únicos a los personajes. En cuanto a la representación latina, se ha recorrido un camino amplio, pero aún faltan personajes de culturas específicas que logren desarticular estereotipos impuestos y repetitivos. Es un trabajo muy complejo que debemos aplaudir porque sí, se están haciendo esfuerzos, pero falta mucho por andar.

¿Cómo nace la idea de crear tu productora, Cine Vaquero?

Me considero un workaholic en deconstrucción, así que, en plena pandemia, cuando creí que iba a tomar un tiempo para descansar, leer y tocar el ukelele, se me ocurrió empezar mi productora junto con mi socio Gerardo Gatica, quien además de ser gran amigo, es uno de los mejores productores mexicanos. Cine Vaquero surge de la necesidad de contar historias importantes y cercanas a nosotros. Actualmente firmamos un acuerdo con Paramount+ y tenemos en puerta nuestro primer proyecto con ellos, Toxicomanía, una película basada en el podcast que hice hace un par de años sobre la legalización de las drogas en 1940 en México y las implicaciones que tuvo en el país.

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Hablando de Toxicomanía, ¿por qué crees que es importante impulsar este tipo de contenidos?

Además de que el tema de la legalización y las drogas es la cruz de nuestro país, esta es una historia que muy poca gen- te conoce y me parece de las más fascinantes que tenemos como mexicanos. El Dr. Leopoldo Salazar Viniegra tuvo una visión progresista y adelantada a su época y creo que nos hace falta contar relatos de los mexicanos chingones que hemos tenido. Hollywood lo hace muy bien porque todo el tiempo retratan grandes pensadores norteamericanos. Sin embargo, en México tenemos un montón y nos toca a nosotros ponerlos en la gran pantalla.

The Resort, una de tus series recientes, alude al tiempo y su importancia en nuestras vidas. ¿De qué manera ha evolucionado Luis Gerardo con el paso de los años?

Siento que sigo teniendo 22 años y ya tengo 40. Por otra parte, a pesar de constantemente pensar en lo que sigue, estoy mucho más tranquilo, he aprendido a disfrutar el hoy y el ahora. Estoy contento y agradecido por todas las experiencias, la gente que he conocido y el camino que he recorrido. Espero continuar haciendo lo que hago en los próximos 20 años.

¿Cómo fue representar a uno de los personajes más emblemáticos de la literatura mexicana, Belascoarán Shayne?

Sabía de las novelas de Paco Ignacio Taibo cuando me ofrecieron el personaje, pero no las había leído. Fue muy divertido interpretar a nuestro Sherlock Holmes, un detective cuyo ta- lento es saber moverse por la ciudad y sus diferentes tribus urbanas. Además, sucede a finales de los 70, una época que, como actor, me parece fascinan- te interpretar. Nunca me había sentido más cool que en los zapatos de Belascoarán con mi patilla y pantalones acampanados. Sin duda es de mis proyectos consentidos porque al filmar en tantos lugares y zonas icónicas, me volví a enamorar de la Ciudad de México.

“LA VIDA ME HA DEMOSTRADO QUE LO QUE MIS PERSONA- JES APRENDEN EN LA FICCIÓN, TIENE MUCHO QUE VER CON MI REALIDAD”.

¿Hay algo en especial que hayas re- descubierto en este encuentro con la Ciudad de México?

¡Claro! Desde cosas pequeñas como redescubrir el Rey del Pavo, un restaurante en el centro al que quizá nunca entra- rías, pero son los mejores tacos que has comido en tu vida. Al estar tiempo fuera de México, es muy interesante regresar y ver cómo algunas cosas que an- tes no soportaba, como el sonido del camotero o el clásico “se compran colchones”, ahora me traen un sentimiento de nostalgia. Creo que el caos de la ciudad es algo muy raro, pero hermoso a la vez y he logrado conectar mucho con él.

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Tanto en The Resort, como encarnando a Belascoarán, haces de investigador. ¿Cómo te sentiste interpretando este tipo de personaje?

La verdad me asustó un poco porque venía de hacer Narcos en un rol de policía que se vuelve detective; luego, en Los enviados, fui un sacerdote que se vuelve detective y de pronto me llegó otro detective de la literatura mexicana. Recuerdo que hablé con John, mi coach, y le dije: “¿Qué me está tratando de decir el universo?” [Risas]. Él me dijo algo muy lindo sobre cómo, al llegar a cierta edad, uno se convierte en detective de su propia existencia. Empezamos a cuestionarnos el porqué estamos aquí y hacía dónde queremos ir. Ese es el gran misterio de la vida y el único a cargo de esa misión eres tú.

En esta etapa, ¿qué has descubierto?

Me encanta mi trabajo, pero quiero disfrutar más de mi familia, de la gente que amo y de mi tiempo.

¿Qué importancia tiene para ti viajar?

Dos cosas: primero es una des- intoxicación. Suelo estar tres o cuatro meses totalmente comprometido con un personaje, por lo que me funciona como un break para reconectar conmigo mismo. Por otro lado, sirve para nutrirme de nuevas experiencias, culturas, formas de ver la vida y nuevos ritmos y sabores. Viajar es una parte importantísima de cualquier artista.

¿Qué es lo que más disfrutas al vacacionar solo?

Disfruto escuchar y tener conversaciones pendientes conmigo mismo y hacer acuerdos que vayan con lo que quiero.

Entrevista por: Isabel Flores
Fotógrafo: Ricardo Ramos