“La palabra ‘no’ marcó mi vida porque hizo que la palabra ‘sí’ apareciera. Lo natural era que yo ‘no’ hiciera cosas, por tanto, ¡las hacía!”, afrma Maickel Melamed, quien el día de su nacimiento sufrió una asfxia por el cordón umbilical, generándole un retraso motor por el que los médicos pensaron que no iba a sobrevivir. Pero su condición no lo limitó a hacer lo que siempre soñó: es un atleta de alto rendimiento, economista, escritor, psicoterapeuta, coach y conferencista reconocido a nivel internacional.
El venezolano se llama a sí mismo un coleccionista de historias, a pesar de que la de él es la que más ha sorprendido al mundo. Desde chico, Maickel no fue tratado como un niño especial, vivió en un entorno amoroso y exigente, una mezcla que, según él, creó una bomba atómica de sueños y acción. “Yo soy un producto de un montón de gente, de muchas interacciones, pero muy intencionada a no quedarnos pegados en la adversidad. Mi familia me inyectó la alegría como un medio de vida”.
¿Cómo era el pequeño Maickel? ¿Siempre soñó con motivar a los demás con su historia?, se le preguntó al primer momento de la entrevista. “Sigo siendo el pequeño Maickel porque mido menos de 1.60 m”, contestó inmediatamente con humor, “pero también soy pequeño porque descubrí que es mucho más sabroso; porque cuando eres pequeño hay cosas más grandes que tú y cuando hay cosas más grandes que tú, tienes la capacidad de expandirte. Pero el niño Maickel, que sin duda también vive en mí, lo que quería era ser feliz”.
Maickel ha desafiado los obstáculos que le ha puesto la vida: “comencé todo esto porque me sentí inútil y me prohibí a mí mismo volverme a sentir así”. Le dijeron que no iba a poder moverse y actualmente ha terminado los cinco maratones más importantes del mundo: Nueva York, Berlín, Chicago, Tokio y Boston. En el último tardó 20 horas en llegar a la meta y, según él, el reto no fue saber que iba a llegar de último, sino que iba a llegar de último con mucha diferencia.
Ha practicado buceo, parapente, paracaidismo y también subió a la cumbre del Pico Bolívar, el accidente geográfico más alto de Venezuela, “en la montaña yo no me podía mover, entonces me cargaron y me llevaron a la cumbre, y permitir eso, fue quizá mi mayor reto”, confesó el deportista.
A Melamed también le dijeron que no iba a poder hablar: hoy en día es un escritor y conferencista profesional que ha ido a contar su historia alrededor del mundo. “Cuando ves una audiencia que te hace el mismo gesto que te hace un niño –que es abrir los ojos de sorpresa– ya ahí la hiciste porque lo sorprendí consigo mismo, no conmigo, ¡lo sorprendí de sus posibilidades!”. Para Maickel lo mejor que puede pasar es que esa sorpresa se traduzca en acción, ya que logró generar empatía y un vínculo con el otro. “La conexión humana para mí siempre ha sido automática”, reflexiona, “no sé si es porque como yo he necesitado tanto del ser humano, me dispuse a abrirme”.
A pesar de que ha superado las adversidades, su mayor desafío es poder aceptar la condición que tiene y desde ahí construir. Aceptarse a sí mismo en todos los casos ha sido el reto más importante para él. “Yo siempre digo que paz para mí, es poner de acuerdo a una mente que va a cien mil millones de revoluciones por segundo con un cuerpo que va a cero punto cero, cero, cero, cero kilómetros por día”.
Parte esencial de las creencias de Maickel es llevar en alto sus valores, ser coherente con lo que cree y hace. “Las reglas que rigen mi vida son ser verdad, creer en la gente y amarla. Y que no haya muchas reglas, eso es muy importante. Intentar, dentro de todo, buscar siempre estar con la posibilidad de moverse”.
Se ha convertido en un símbolo de esperanza para Venezuela en estos momentos de crisis social, política y de valores. Melamed sueña con un país que no solo sea libre, sino que también tiene que ser inclusivo, próspero, justo y abundante para todos, “porque si no, siento que se queda corto”. Para él, es una responsabilidad importante haber encarnado esa simbología para su país. “A veces me encanta, a veces me duele. Porque la esperanza en muchos casos te invita a esperar y no a actuar. Nosotros siempre somos de acción”.
Aparte de la acción, la pasión juega un papel importante en la vida de Melamed. “No hago nada que no sea apasionante”, afirma el conferencista, “pero, ¡cuidado! ¡aguas! Porque la pasión es un medio y no es un fin. Hay que entender cuál es su sentido”. El venezolano compara la pasión con un limón, que si no haces nada con él, se pudre. “Algo muy importante de la pasión es sembrarla para que salga una más grande. Contagiar pasión es el sentido de la pasión misma”.
No por nada, Maickel fue nombrado embajador de las buenas voluntades en la Organización de las Naciones Unidas, a pesar de que para él no tiene significado, ya que no puede hacer nada productivo con ese puesto. “Es importante no quedarte pegado en el nombramiento del embajador de la buena voluntad, sino que tienes que darte cuenta que simplemente la buena voluntad es tuya”. Insiste en que el título es un medio y no un fin, que los cambios sociales son a largo plazo, “no son para que tú los veas, son para que tus hijos y nietos los vivan”.
En los próximos cinco años, el atleta y conferencista estará dedicado a construir un legado. “Este no es solamente una imagen en tu corazón o en tu mente y decir ‘no me olvidaré de Maickel’, sino se trata de pensar qué puedes hacer con eso, ¿para qué te sirve?” explica el atleta. Para él, la vida no se trata de luchar por lo que uno cree para llevárselo al momento de morir, sino para dejar algo en la vida de los demás. “Más allá de una foto, de un recuerdo, de una inspiración, quiero hacer algo que quede y que además, también lo puedan hacer otras personas que no sean yo, porque yo no soy muy importante”, continúa Maickel, “al final eso es lo que yo hago con los seres humanos: armarles su historia, ayudarlos y acompa- ñarlos a construirla. Nadie viene a este mundo a construir peque- ñas historias”.
¿Comida favorita?
Chocolate.
¿Lugar favorito a donde viajar?
Caracas.
¿Maratón o montaña?
Montaña.
¿Playa o nieve?
¡Playa!
¿Avión, barco o coche?
Helicóptero.
¿Libro favorito?
El principito.
¿Próximos viajes a explorar?
El corazón de la gente.
¿Música favorita para un viaje?
Bob Marley.
¿Qué llevas siempre en la maleta?
Una cobija.
Consejo para viajar.
Viajar muy ligero. Siempre equipaje de mano.