Para Mario Navarro, ser de Tijuana es una parte esencial de su persona y de su trabajo. De niño, inconscientemente, no sabía por qué le disgustaba la arquitectura californiana de su ciudad, situación que no logró comprender plenamente hasta muchos años después.
Al recorrer unos cuantos kilómetros hacia el norte y llegar a San Diego, todo cambiaba y se percataba de la diferencia del orden visual. ¿Por qué se convertía en una cosa deseada ir a San Diego todas las semanas? Aquel choque estético es una de las múltiples situaciones en su vida que le despertaron esa inquietud artística que ahora vive en él.
Navarro, a quien mucha gente ubica como de Guadalajara porque fue donde estudió la carrera de arquitectura e inició su formación artística, me recibe un par de horas en su estudio en Brooklyn, Nueva York, para platicarme de su residencia en Pioneer Works, de su trayectoria como artista, así como de sus intereses y de los planes para los próximos meses.
“La arquitectura en las artes visuales es como una especie de descanso mental de la perspectiva visual que tuve en mi niñez hasta la adolescencia”. Mario relata cómo sus primeros acercamientos formales al mundo del arte se dieron gracias a sus maestros universitarios, que hacían hincapié en referencias a artistas como Robert Smithson, Vito Acconci, Richard Serra y la relación de estos con la arquitectura.
A través de los años, su carrera artística se fue consolidando orgánicamente, sin embargo, hay momentos clave que marcaron su avance. Mario recuerda la clase que tomó con Jorge Méndez Blake donde descubrió el Arte Povera, la corriente minimalista de los setenta y al artista Piero Manzoni.
Su primer contacto formal con el arte se da después de la universidad, trabajando de cerca con José Dávila y años después con Patrick Charpenel, quien le brinda un gran acercamiento a diferentes artistas. Su primera pieza la presenta en una exposición colectiva a la cual lo invita el curador Humberto Moro, explorando en ella su cruce entre el arte y la arquitectura.
A Mario Navarro lo estimula la mezcla entre lo racional de la arquitectura y lo irracional del arte. Una de las cosas que más lo atrae del arte es la espontaneidad que genera, a diferencia de la arquitectura. “Claro que hay creatividad en la arquitectura, pero siempre está regida por leyes, códigos, medidas, necesidades, proyectos… Siento que todas mis obras se gestan de una manera muy natural. Sí las busco, sí reflexiono y trabajo sobre ellas, pero me gusta que el proceso de un artista sea muy espontáneo”.
Últimamente, Navarro ha estado investigando la relación entre la arquitectura y las formas, específicamente, la descomposición de los paradigmas arquitectónicos como balance, simetría, organización de unidades, así como la figura del arquitecto.
Otra fuente que lo inspira es la literatura, a la que considera fundamental: “La arquitectura sin la literatura no sería nada, sería como vacío”. Muchas de las obras que ha producido, sobre todo las instalaciones site-specic, muestran esa influencia. “Me gusta mucho leer a Paul Virilio que es urbanista, escritor y filósofo; es una referencia importante para mí. De hecho, varios de los títulos de mis obras tienen frases sacadas de sus libros. Hay un libro que me gusta mucho que se llama All That Is Solid Melts Into Air de Marshall Berman. Otro libro de los setenta, The Experience of Modernity que habla de cómo vivir la modernidad, cómo se puede adaptar el humano a ella y temas más utópicos”.
Ahora, es un espacio multidisciplinario el que reconoce su carrera y lo invita a hacer una de las residencias artísticas más importantes en Estados Unidos. Pioneer Works alberga una interesantísima oferta de disciplinas que van del arte a la tecnología, la ciencia, la música y el diseño gráfico. Con un consejo de fundadores con gran influencia en diversas áreas culturales, Mario Navarro se nutre de este espacio y de los colaboradores para seguir aprendiendo y forjando su creci- miento, que define como orgánico.
“Esta residencia es súper importante para mí porque es la primera que hago y llegó en un momento perfecto en mi vida. He trabajado mucho estos últimos seis años y siento que ahora es un momento para repensar lo que he hecho, hacia dónde voy y cómo lo quiero hacer”. Pioneer Works le brinda a Navarro un espacio para cuestionar y pensar el camino que va formando su trabajo, tomar riesgos, experimentar con nuevas ideas y darse el lujo de no necesariamente llegar a producirlas. “Estoy pensando en proyectos más grandes, más integrales, que afecten de una manera diferente el espacio”.
Actualmente, su obra se encuentra expuesta en A Landscape of Events en el SCAD Museum of Art en Savannah (EE UU) como parte de la exposición colectiva Monumentos Antimonumentos, organizada por Pablo León de la Barra en el Museo del Chopo en la Ciudad de México, y está colaborando en el diseño de esculturas de gran formato con el despacho de arquitectos neoyorquino Handel Architects.
Finalmente, Mario me cuenta que para el siguiente año, tiene programados varios proyectos, entre ellos un nuevo show que se encuentra preparando con su galería Proyecto Paralelo. Sin embargo, al final de la visita me queda claro que por más que él quiera planear su futuro, lo que más lo motiva es la espontaneidad de lo irracional.
Texto por:
VICTOR CELAYA
Victor Celaya es cofundador de ARTO, una compañía que usa el arte y el diseño como parte fundamental de su acercamiento a la oferta de soluciones, estrategias, productos y servicios de sus clientes. También es cofundador de Celaya Brothers Gallery y la plataforma All City Canvas. Victor tiene una Maestría en Política y Medios Masivos de Comunicación por la Universidad de Liverpool (Reino Unido), estudios de postgrado en el Sotheby’s Institute New York y recientemente fue reconocido con el Latino Entrepreneur Leaders Program de la Universidad de Stanford.
Instagram/twitter @vhcelaya
