“Birmania no se parece a nada de lo que hayas visto”
Rudyard Kipling
Antes de describir las maravillas que existen en este gran país, es importante mencionar que éste vive bajo una dictadura militar desde hace décadas. En 1989 el gobierno decidió cambiar el nombre del país; del nombre impuesto por los británicos, Birmania (Burma), pasó a ser Myanmar.
Visitar Myanmar es de alguna manera dar un paso atrás en el tiempo. Después de 50 años de aislamiento, poco a poco va abriendo sus fronteras y compartiendo sus secretos con el resto del mundo. Sin embargo, las décadas de hermetismo son palpables en cada aspecto de la vida en Myanmar: en su arquitectura, en su retraso tecnológico y en un sistema político precario con mínimos derechos. Pero sobre todo, este largo periodo de aislamiento está presente en su gente que, alejada del turismo, de la globalización y otros fenómenos contemporáneos, ha conservado una auténtica generosidad e inocente bondad, difícil de encontrar en otros lugares del mundo.
Es difícil de explicar como una sociedad que ha sufrido tanto, que ha soportado uno de los regímenes más represivos y violentos de nuestros tiempos bajo las condiciones de vida más básicas; conserve las sonrisas, el buen humor y sobre todo la dignidad. Para muchos, el budismo es la respuesta a esto. Para mí, es tan sólo uno más de los misterios inexplicables que caracterizan a Myanmar.
Antes de visitar este país debes prepararte para un choque emocional, cultural y social. Te sentirás maravillado por sus majestuosos templos y pagodas, contemplarás con asombro sus paisajes y riquezas naturales y ante todo, simpatizarás con la lucha de su gente.
YANGÓN
La capital de Myanmar es una visita obligada a la que lamentablemente muchos le dedican pocos o insuficientes días. Caminar por sus calles es un verdadero deleite multicultural: a pocas cuadras del barrio chino te encontrarás con un maravilloso palacio hindú; observarás una presencia importante de musulmanes conviviendo a pocas cuadras de la comunidad cristiana y ¡hasta te encontrarás una sinagoga! En esta ciudad coexisten todas las etnias que habitan las distintas regiones de Myanmar, por lo que dedicarle tiempo para caminar sus callejones y visitar sus mercados es esencial para comprender el contexto de este país.
En Yangón se conserva casi intacto un legado arquitectónico colonial con un toque melancólico: las grandes casonas y edificios ingleses, hoy se encuentran en ruinas totalmente absorbidos por la selva y la naturaleza.
Es probable que en tu recorrido te topes con numerosos tea houses. Este comercio juega un papel muy importante en la vida diaria de los birmanos: aquí no sólo se reúnen para tomar el té o una taza de café, son lugares donde se cierran tratos, se pasan los chismes y se reúnen los amigos.
En el centro de la ciudad se encuentra lo que quizá sea el monumento más impresionante de Myanmar: Shwedagon Paya. Esta pagoda tiene una cúpula de 98 metros de altura cubierta con láminas de oro: la luz –natural y artificial- que refleja este monumento lo hace notable desde cualquier punto de la ciudad.
- Visita la Shwedagon Paya dos veces, una en el amanecer y otra en el atardecer.
- El barrio chino es una excelente opción para cenar, con buen ambiente local.
- Disfruta de la auténtica comida burmesa en Aung Thukha.
BAGÁN
La antigua capital es hoy una maravilla arquitectónica única en el mundo y uno de los paisajes más impresionantes que jamás hayas visto.
Imagina una extensa llanura árida, a orillas del río Ayeyarwady, con tres mil templos budistas de todos los tamaños esparcidos en ella. Bagán sigue siendo venerado como un sitio religioso para muchos budistas, y a pesar de que muchos de sus templos han sido renovados, está lejos de perder su encanto.
Hay distintas maneras de recorrer Bagán: caminando, en bicicleta, a caballo o en auto. En algunas temporadas (octubre a mayo), es posible apreciar la magnitud y dimensión desde un globo aerostático, un viaje que aunque caro, es sumamente recomendable.
Las vistas son únicas tanto en el amanecer como en el atardecer, cuando la llanura se llena de magia y el cielo se pinta de colores. Te recomiendo buscar un templo elevado, subirlo y observar el atardecer desde ahí. (Shwesandaw Paya y Pyathada Paya)
A pesar de tratarse del principal destino turístico de Myanmar, aún es posible explorar Bagán sin sentirte acosado por turistas ni tener que hacer grandes filas, una de las ventajas que más apreciamos los viajeros.
- Te aconsejo rentar una bicicleta y perderte entre las mil estupas que alberga este complejo espiritual, siguiendo tu propio ritmo y tus instintos.
- Si te gusta la comida hindú, no puedes perderte el Aroma 2.
- El barco de Bagán a Mandalay o viceversa es la mejor opción de transporte y una travesía muy agradable.
MANDALAY Y TREKKING EN HSIPAW
La ciudad de Mandalay es la capital cultural, con numerosos mercados y monasterios a orillas del río Ayeyarwaddy. Aunque puede ser un poco hostil a primera vista, con paciencia encontrarás su encanto en sus maravillosas pagodas o caminando sobre el puente U Bein, el puente de teka más grande del mundo.
Es además un excelente punto de partida para realizar diferentes excursiones por la zona centro-norte del país. Al norte se encuentra el pueblo de Hsipaw, uno de los preferidos por las facilidades que brinda para realizar trekkings hacia las aldeas Shan y Palaung.
SHAN Y PALAUNG
A pesar de no ser precisamente una escaladora nata, es una de las experiencias que recuerdo con mayor alegría. Después de caminar durante horas por hermosos y extensos campos de cultivo de arroz, finalmente llegas a una aldea ubicada en lo alto de las montañas, en donde el tiempo no transcurre. La sensación de estar tan lejos de casa, acompañado de un cielo estrellado y una hospitalidad única mientras escuchas los cantos de niños en el monasterio, hacen que valga la pena cualquier dolor muscular.
- Disfruta del atardecer sobre el puente U BEYN como los locales acostumbran hacerlo.
- En Mr. Charles Guesthouse (Hsipaw) es posible arreglar excursiones de un día a otro según tus necesidades.
- Si puedes, pasa la noche en alguna aldea. Te permitirá conocer las costumbres y el estilo de la gente que habita en las montañas.
INLE LAKE UN MUNDO FLOTANTE
La mayoría de los viajeros en Myanmar llegan a este lago en algún punto, pues nadie quiere perderse del espectáculo que ofrece: mercados, pagodas y jardines flotantes así como una práctica de remo muy particular.
En las orillas del lago se encuentran pequeñas aldeas de la etnia Intha “Hombres del Lago”. Viven en casas de bambú construidas encima de pilotes y se dedican a sus plantaciones flotantes de cultivos de vegetales y a la pesca.
Han aprendido a impulsar sus barcas con el pie, dejando las dos manos libres para poder ir pescando. Al verlos se podría decir que caminan sobre el agua.
- No puedes dejar de visitar el mercado flotante, de los más auténticos de Asia.
- El pueblo de Nyaungshwe, al norte del lago, ofrece una docena de guesthouses, restaurantes y guías para realizar trekkings por los alrededores.
- Disfruta del amanecer con un paseo en barco por el lago (lleva una buena chamarra para el frío).
ALGUNAS CURIOSIDADES DE MYANMAR
La música en este país tiene bastante estilo, ritmo y armonía, y es parte muy importante de la vida de los burmeses (quizás tenga algo que ver con que sean una sociedad tan feliz). Cada vez que subes a un camión escucharás a todos los pasajeros cantar al ritmo del video musical que se proyecta, acompañados de una sonrisa. La música tiene un ritmo tan contagioso que al tercer viaje en camión te encontrarás coreando estas canciones.
Las mujeres (y algunos hombres) se cubren la cara con una pasta elaborada a base de sándalo, para proteger la piel del sol. Algunas simplemente se la aplican como si fuera una mascarilla, pero otras elevan esta costumbre al arte y se dibujan en el rostro figuras como mariposas o corazones.
Independientemente de la etnia a la que pertenezcan, es impresionante la esperanza y admiración que le gente en Myanmar tiene por Aung San Suu Kyi o The Lady, como se refieren a ella. Esta mujer representa la posibilidad de cambio, la esperanza y la luz. No recorrerás muchos comercios ni hogares sin encontrar una foto de ella.
Los viajes dentro de Myanmar son más que simples traslados de ciudad a ciudad; el transporte se convierte en toda una aventura en sí misma. Prepárate para pasar largas horas arriba de un tren, un autobús, o una pick up. No confíes mucho en su noción del tiempo. Si te dicen que el trayecto tardará seis horas, prepárate para que sean nueve.
En este país no se aceptan tarjetas de crédito, los cajeros automáticos son prácticamente inexistentes y la única moneda extranjera intercambiable es el dólar estadounidense. Los mercados son los mejores sitios para cambiar dólares. Eso sí, deben de ser del 2006 o más recientes y en excelentes condiciones. Entre más grande la numeración te darán mejor tipo de cambio.
Todo aquél que visita Myanmar queda maravillado de su encanto y enamorado de su gente, pero sobre todo se siente de alguna manera comprometido con la lucha de este pueblo por su libertad y por el reconocimiento de sus derechos humanos.
Texto por: Adriana Ramirez